Los muertos si salen

Tal como lo interpreto existen muchas muertes que van desde la muerte física hasta otras formas de expiración. De la primera no voy a exponer ninguna reflexión por respeto a los difuntos y a sus familiares, quienes aún pueden llorar la pena del adiós eterno de sus afectos. De otras muertes debo señalar, por ejemplo, la artística, esta se refiere la desaparición de aquellas disciplinas o estilos que ninguna persona recuerda; nadie por ejemplo intentará imitar las pinturas rupestres o el arte megalítico, dado que estas quedaron solo para los antropólogos o los espeleólogos. De igual manera, debo señalar la muerte científica, la referida a aquellas cátedras que en algún momento tuvieron cierta credibilidad y hasta algunos seguidores en ciertos doctos; pasado el tiempo estas perdieron todo tipo de fe. En este aparte voy a referirme, por ejemplo, a la "fiebre puerperal", una fiebre infecciosa que en la antigüedad atacaba a las mujeres después de dar a luz y que lamentablemente ocasionó muchas muertes consecuencia de este padecimiento. En un principio se creyó que tal enfermedad era una bacteria asociada con la condición de mujer y que se ponía en evidencia una vez que la parturienta daba a luz. Pasado el tiempo se descubrió que este mal era consecuencia de la contaminación originada por las manos de los médicos de la época, quienes al no lavárselas infectaban con diversos microrganismos a la infortunada parturienta. Por fortuna, esto se resolvió con una simple ablución con agua y jabón de las manos del obstetra. Dichosamente, todo esto murió y quedó en el pasado.

Otra muerte que voy a reseñar es la muerte política. Esta la nombró en tiempo pasado, del cual no deseo acordarme, un célebre augur al pronosticar la muerte política del presidente Caldera. Tal premonición le ocasionó al infeliz agorero unos meses de prisión por mandato presidencial; eran tiempos de la democracia representativa. Tal episodio trasladado desde mi desgastada memoria lo vinculo con lo que en el presente veo, escucho y leo por la tele, la radio y la prensa, en este período de "transición", tal como ciertos opositores definen los quince años de la Revolución Bolivariana. En estos días aparecieron en la "mass media" internacional los nombres de Belisario Betancourt, Osvaldo Hurtado, Alfredo Cristiani, Felipe Calderón, Jorge Quiroga, Alejandro Toledo, Mireya Moscoso, Luis Alberto Lacalle, entre otros. De seguro que los lectores podrán pensar que los masculinos conforman una parte de la oncena de un equipo de fútbol, o los peloteros de una caimanera en una polvorienta sabana de un pueblo alejado. Y la dama, podría ser la madrina de un equipo de bolas criollas de los empleados de una fábrica de cerveza, entre tantos de los menesteres a desempeñar por unos insignificantes desconocidos. Así mismo, se sorprenderán que estos bochornosos ignorados sean expresidentes cuyo nombre se los llevó el viento del olvido dado que pasaron por la vida sin dejar ninguna huella positiva. Se convirtieron es una especie de fantasmas, una estantiguas transparente quienes ahora pretenden venir a Venezuela como muertos resucitados a defender lo indefendible, como es socorrer al terrorista Leopoldo López y al conspirador Toño Ledezma en los juicios por delitos cometidos contra el Estado y perfectamente tipificado por nuestras leyes.

No cabe duda, estos muertos resucitados aprovechan la coyuntura para que sus nombres aparezcan de nuevo. Es la oportunidad que le da el Departamento de Estado para que abandonen la paz del ignominioso silencio, dado que la mayoría de estos expresidentes salieron de sus magistraturas sin pena ni gloria y de seguro, con más penas que glorias.

A la anterior lista de muertos resucitados debo señalar otros finados políticos más pendencieros. Estos salen a la palestra para agredir a los gobiernos progresistas, según los lineamientos recibidos desde la Casa Blanca. En este grupo cabe destacar a Álvaro Uribe, Sebastián Piñera, Felipe González, José María Aznar y Andrés Pastrana, individuos que resurgieron de la oscurana y placidez política y son recordados en su patria por su perversa administración. Estos interfectos de la política, una vez que abandonaron su gestión presidencial dejaron sus países endeudados, desolados y ahogados en una deleznable miseria; con empresas privatizadas; con la educación y la salud privatizadas; con sueldos disminuidos; con personas de la tercera edad desamparadas; con miles de desahucios; con ricos más ricos a costa del trabajo de los pendejos; así mismo, con pobres más pobres; con obreros con prestaciones sociales disminuidas; con millones de desempleados; con banqueros más ricos a pesar quebrar sus bancos y con alianzas con empresas transnacionales para empobrecer a sus connacionales. Estos cachorros del imperio recorren el mundo pregonando las bondades del neoliberalismo a pesar del caos al cual este modelo político-económico ha conducido al mundo. Estos cadáveres políticos internacionales son promotores de las desgracias, ahora disfrazados de defensores de los derechos humanos que ellos violaron a diestra y siniestra cuando fueron presidentes.

Deduzco, que si las momias políticas anteriores operando bajo las órdenes de Mr. Obama, la esperanza de los pueblos arios, se prestan al juego de la aparente defensa de Leopoldo y Ledezma, deberá ser por algún motivo. No creo que a estos difuntos políticos les importe la violación de los derechos humanos de los detenidos de lo cual acusan gobierno de bolivariano de Venezuela. Nunca he visto a estos exánimes políticos algún pronunciamiento por las muertes de millones de seres humanos consecuencia de la los bombardeos de la OTAN que continuamente ocurren en Afganistán, Siria, Libia, Ucrania, Yemen e Irak; mucho menos por los asesinatos de miles de mexicanos derivado de la venta de armas de EEUU a los narcos del país azteca; no se compadecen de los afroamericanos de EEUU víctimas de policías blancos y tampoco, nunca los vislumbré en la prensa emitiendo una somera opinión por los crímenes en Colombia secuela de los "falsos positivos". Estos muertos políticos son unos tramoyistas, los único que les importa son los "business", es decir los negocios y este filón se llama PDVSA, la riqueza petrolera almacenada en nuestras entrañas y ellos (nuestros inanimados políticos), en el caso negado de alcanzar el poder, se lo cederán a sus patrocinadores del norte.

Las muertes políticas no se decretan, estas ocurren de la mala acción de ciertos individuos que una vez que ocupan el poder se olvidan de las promesas electoreras que supuestamente beneficiarían a millones y millones de sus empobrecidos electores. Esto no era más que una oferta electoral. La mayoría de los expresidentes de los EEUU, una vez producida su cesantía de inmediato se convierten en muertos políticos, ya hicieron el trabajo para lo cual fue designado por las grandes corporaciones. Trascurrieron cuatro años para que el presidente contratado por los oligarcas, arrellenado cómodamente en el sofá del salón Oval de la Casa Blanca, cumpliera con lo convenido y lo pautado con los capitalistas. Para eso le entregaron millones de dólares en beneficio de su campaña electoral.

Parece ser que los muertos políticos extranjeros intentan resucitar a sus iguales que están presos en Ramo Verde por delitos de conspiración y crímenes de lesa humanidad. Lamentablemente ese milagro no sucederá. Nuestros finados podrán emerger hacia las zonas fantasmales, hacia las vías etéreas del inframundo, pero de seguro Leopoldo y Toñito, nuestros muertos políticos, no saldrán de Ramo Verde por mucho tiempo. Son como las pinturas rupestres, nadie intentará imitarlas, al igual que la fiebre puerperal, similar a los iguanodontes…no volverán.



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Enoc Sánchez


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