Pedagogía política

Recordando la traición a Pdvsa en 2002 - 2003

¿Quiénes estaban detrás de la campaña de desprestigio de Petróleos de Venezuela S.A. PDVSA? ¿Qué se perseguía con esa campaña sin cuartel? ¿Quiénes serían, en primera y última instancia, los mayores beneficiarios de la caída estrepitosa de los activos de esta mega empresa? Las mil millonarias sumas de dinero invertidos en las intensas y prolongadas campañas publicitarias a través de los medios de comunicación social de Venezuela y otros países occidentales, hacían despertaban las sospechas sobre personajes muy importantes en el campo de las finanzas y los negocios. Por supuesto que no eran Juan Fernández, ni Horacio Medina, ni alguno de los que figuraron como estandartes de "Gente del Petróleo", sindicato creado por los gerentes de la industria para luchar por sus "reivindicaciones", ya que era obvio inferir que ellos eran meros portaestandartes y "carne de cañón" en estas jornadas donde los generales seguían los movimientos de la tropa con catalejos, diseñando las estrategias y dando las órdenes que eran ser cumplidas al pie de la letra. ¿Fueron calculados con frialdad y precisión los daños que se ocasionarían a PDVSA y, por supuesto, a la economía de la Nación? Sí, el ataque avieso pero certero a PDVSA había sido milimétricamente calculado.

En declaraciones de Luis Giusti a El Universal el 24 de noviembre de 2002, una semana antes del inicio del paro-sabotaje, explicaba éste paso a paso, fase por fase, el cronograma de acciones a ser emprendidas por los conjurados. Ya antes, durante el mes de marzo, estos mismos lineamientos habían sido trazados (verwww.soberanía.info), sólo que cumplidos en su primera instancia por la acción intempestiva de los militares golpistas.

El sabotaje, realizado por todos los frentes y retaguardias, fue inmisericorde, tanto in situ como a control remoto vía satélite por microondas. Con cizallas fueron cortados los cables de los sistemas de protección catódica que impiden la corrosión salina de las instalaciones petroleras del Lago de Maracaibo; con martillos y mandarrias dañadas las cónsolas de los instrumentos de control y mando de numerosas instalaciones que, por su sofisticada tecnología, son por demás onerosas. Claro que de lograr sus objetivos, harían pingües negocios con los outsourcings que proliferaban desde la "profundización de la nacionalización" iniciada en 1983, en la reparación de los daños ocasionados.

A juzgar por las declaraciones de Giusti, habíase planificado al detalle los daños que se ocasionarían a los sistemas operativos y de control de los equipos de producción, de transportación del crudo, del gas, de las refinerías, de las plantas de bombeo, de llenado y vaciado del crudo y sus derivados, de la distribución, del embarque y desembarque, y por tanto de la comercialización, incluyendo el despacho de órdenes, facturación, cobranzas y pago a los proveedores y trabajadores no afectos al paro-sabotaje.

¿A cuánto ascendieron los daños ocasionados a PDVSA y a la nación? Un inventario a los costos que implicó el sabotaje por el economista Mashar Al-Shereidah, determinó que, debido a: compra de gasolina a precios internacionales, que vendida en el país significa erogaciones cuantiosas por concepto de subsidios para cubrir los precios nacionales; compra de petróleo a otros países a precios internacionales para suplir los compromisos contraídos con antelación con nuestros clientes tradicionales; colocación de tan sólo una vigésima, una décima, una quinta, una cuarta y una tercera parte durante las semanas sucesivas del paro-sabotaje, de la cuota parte de crudo correspondiente a Venezuela en el convenio de la OPEP; los daños a los equipos, plantas, estaciones e instalaciones de computación, de refinación, de bombeo, de refinación, de almacenamiento, llenado y vaciado de crudo y derivados, al ecosistema por los derrames de petróleo; por la contratación de buques-tanques, gandolas, personal de contingencia que incluye obreros, técnicos, profesionales y gerentes; pago de horas extras, tanto en tierra como en los barcos cargueros y de remolque. Muchos, muchos más, fueron los daños ocasionados.

Durante la primera semana de los sucesos referidos, se estimaron las pérdidas en 35 millones de dólares cada día. Para la fecha de inicio del paro-sabotaje, se estaban exportando 2.700.000 barriles de crudo a un precio promedio de 25 dólares el barril, por lo que esa primera semana, con cero exportación, se perdieron ingresos por 472.500.000 dólares por ese concepto (ése era el monto del presupuesto anual del Estado Zulia, el más populoso del país con tres millones de habitantes): además se dejó de producir nafta, fuel-oil. gasolina, aceites y numerosos derivados que se procesan en las refinerías, en las plantas petroquímicas, en el criogénico y por concepto de gas industrial y las pérdidas se hicieron extensivas a las numerosas empresas que proveían de bienes y servicios a PDVSA, así como aquéllas a las que ésta sirve para sus operaciones industriales y mercantiles.

Esos costos fueron calculados por Al-Shereidah en aproximadamente 20.000 millones de dólares. Más de 17.800 trabajadores perdieron sus puestos de trabajo, lo cual se estimó en aproximadamente 47% de la nómina de Pdvsa en 2002. El costo de oportunidad por la pérdida de los años acumulados de experiencia por los trabajadores que salieron de la industria es incalculable.

Sin embargo, quienes más sufrieron, sólo que estoica y gallardamente, fueron las familias menesterosas de la patria. Ante la escasez de gas, cocinaban con leña cuando no pudieron acceder a las bombonas en los puestos de suministro o cuando no llegaba a través de los gasoductos domésticos. Y qué decir de los trabajadores del volante, quienes soportaron jornadas de 24, 48 y hasta 72 horas en las interminables colas para surtirse de gasolina en las estaciones de servicio, lo que priginó un mercado negro propio de estas situaciones.

Al ser la industria petrolera el principal motor de la economía del país, toda la actividad económica se resintió, y con ella todos los programas sociales. Mermó notablemente la recaudación por concepto de IVA (16,5%) al bajar el consumo como consecuencia de la caída del ingreso; igual sucedió con el impuesto al Débito Bancario (1%). Todo este pandemónium trajó consigo una caída abrupta del PIB, un incremento de la inflación; elevación de las tasas de interés a magnitudes superadas en los años anteriores; la tasa de cambio, producto de las expectativas, de la especulación y de los factores de riesgo, se devaluó el signo monetario, amén de otros daños que sufrió la economía y el bienestar de los venezolanos.

Esa crisis, sin embargo, nos dejó valiosas experiencias. A las voces agoreras de hombres como Ortega y los Fernández, Carlos y Juan, voceros de los Bush, Cisneros, Giusti, Carmona, Granier, CAP, Mazeika, Kankoff, Paglione, Paredes, se alzaron invictas las corajudas, cívicas y patrióticas manifestaciones de mujeres y hombres trabajadores de la Venezuela humilde e irredenta,

Esa traición a la patria quedó, lamentablemente, sin castigo aunque se adelantaron gestiones, investigaciones y procedimientos para acusar por responsabilidad civil y penal a los protagonistas de los actos de sabotaje que tantas pérdidas ocasionaron y siguen ocasionando al país, antes y ahora. Antes con sus negociados absurdos que los llenaron de millones a ellos y a empresarios de más allá de nuestras fronteras, ahora, por la pérdida de experticia y tecnología.

Sobre ellos ha debido caer todo el peso de las leyes venezolanas, actuando como acusador el pueblo soberano de Venezuela.

Ante las cobardes y traicioneras expresiones de los Carlos Ortega, que ante el evidente fracaso de sus gritos de guerra proferidos en interminables cadenas día a día en horas estelares de la televisión pretendió sacudirse de responsabilidades, se irguió victorioso un pueblo que supo responder hidalgamente ante el llamado de la patria.

Ortega, ese delincuente prófugo, tiene años eludiendo la justicia venezolana. Y con él un centenar de delincuentes criminales políticos que disfrutan a maños llenas de los millones sustraídos a los venezolanos.

 



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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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