Malinches Go Home

En su obra “El Laberinto de la Soledad”, el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, en el capítulo titulado “Los hijos de la Malinche”, fija postura ante la deslealtad y la traición: “El símbolo de la entrega es doña Malinche, la amante de Cortés. Es verdad que ella se da voluntariamente al Conquistador, pero éste, apenas deja de serle útil, la olvida.

Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias, fascinadas, violadas o seducidas por los españoles”. Por ello, de su nombre se derivaría la palabra “malinchista”, para referirse a alguien que prefiere las cosas extranjeras, ante lo propio, su patria. Así, en una de sus cartas el invasor español, Hernán Cortés, reconoció el papel de la Malinche, Doña Marina, en la derrota y colonización de sus hermanos y hermanas de raza por el imperio español: “Después de Dios, le debemos la conquista de la Nueva España a Doña Marina”. De allí, la dureza en su juicio, el Nobel de Literatura: “Del mismo modo que el niño no perdona a su madre que lo abandone para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona su traición a la Malinche”, aunque solo, hayan pasado cinco siglos desde esa traición y solo haya cambiado la naturaleza del imperio español por el de EEUU, más bárbaro y poderoso.

La Malinche, Doña Marina, hoy María Corina, toma forma en una diversidad de rostros y organizaciones políticas, ong’s, universidades, organizaciones empresariales, medios de comunicación e incluso, hasta organizaciones religiosas. En debate de la nueva Ley Habilitante solicitada por el Presidente Maduro, pudimos ver sus rostros y escuchar sus discursos serviles al imperio, con la notable excepción del joven diputado Ricardo Sánchez. Años atrás, en tiempos del emperador George W. Bush, el signo más notable del malinchismo lo representó la visita que le hiciera al criminal emperador la entonces directora de la ong Súmate. Esa entrevista ocurrió el 31 de mayo de 2005, y allí la vimos, mostrando sus blancas piernas al entonces emperador y posterior criminal de guerra, George W. Bush, quien manifestó entonces: “estaba muy interesado en conocer la perspectiva de la sociedad civil en cuanto a los valores democráticos y la difusión en Venezuela”.

El Comandante Hugo Chávez, no pudo ser más asertivo en su caracterización de la oposición “venezolana”: “la reunión a solas durante más de 50 minutos, pone en evidencia las profundas vinculaciones de la derecha venezolana con el gobierno estadounidense”. Mientras, la Malinche, repitió el discurso actual de lo antidemocrático que son los gobiernos bolivarianos, ayer Chávez, hoy Maduro: "En el último mes hemos visto una tendencia muy preocupante del gobierno de violar los principios de la democracia, como el estado de derecho, derechos humanos básicos, y hasta la posibilidad de tener elecciones libres", dijo Machado a los periodistas tras reunirse con el presidente estadounidense”. Al repudiar a la Malinche, Octavio Paz, la emblemática traidora, la madre del primer mestizo notorio, el mexicano y bien pudiéramos añadir, el venezolano o venezolana, rompe sus ligas con el pasado y reniega de su origen, y añade Paz, esa actitud lo encierra en un laberinto de soledad de donde le será imposible escapar.

Pero, la Malinche, continúa en su afán de traicionar su patria, su terruño que la vio nacer. Su cuerpo y alma están entregados por completo al yanqui agresor. Apenas proclama su Decreto Ejecutivo contra Venezuela y, por ende, contra los venezolanos y venezolanas, particularizado a siete eminentes patriotas, previendo en ello, la confiscación de bienes y propiedades, pudiendo ser bloqueadas, como recientemente denunciara la Canciller Rodríguez, sobre el bloqueo de algunas cuentas bancarias de nuestras misiones diplomáticas, sin especificar cuáles. La Malinche, se anota en otra de traicionar “su” país, así, el pasado jueves 12 de los corrientes, entregaba comunicación dirigida a la directiva del Banco Central de Venezuela solicitándoles aclaratorias sobre el oro de la República: “¿Está todo el oro de las reservas venezolanas en las bóvedas del BCV en Venezuela, tal como lo afirmó el expresidente Hugo Chávez el 17 de agosto de 2011, cuando ordenó la repatriación de nuestro oro?”, pregunta en su misiva la Malinche; asimismo, le solicita a la directiva del BCV que “certifique mediante un ente independiente y con confianza internacional, las reservas internacionales en lingotes de oro mantenidos en el BCV y el monto exacto que se tiene en el exterior” (El Universal, 12-03-2015).

La pregunta que debemos hacernos los venezolanos y venezolanas es: ¿por qué el interés de la Malinche por el oro de todos y todas las venezolanas? Cuando el Presidente Chávez hizo su repatriación, fue duramente criticado por esa oposición apátrida; ahora, por qué sienten interés en nuestro oro?. Recordemos la invasión y posterior destrucción del pueblo libio, la invasión militar fue precedida de medidas tipo Orden Ejecutiva de Obama, mediante la cual se procedió a bloquear las Reservas Internacionales del pueblo libio. Cerca de 200 mil millones de dólares, fueron robados al pueblo libio por las potencias imperialistas de Europa y los EEUU. Con esa inmensa fortuna, como botín, pagaron la invasión militar y todavía les quedaron miles de millones de dólares como ganancias. La entonces jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton, aseguró que el régimen de Obama buscará la autorización del Congreso imperial para canalizar los fondos congelados “hacia la población libia” y financiar las actividades del Consejo Transitorio con sede en Bengasi y pagar los mercenarios contratados por la compañía de seguridad israelí Global CST. Para ese año, de la invasión militar del pueblo libio, sus funcionarios declaraban que ese pequeño pero digno país, contaba con unas reservas de oro por valor de más de US$6.000 millones a precios de mercado, ubicándose entonces, entre los primeros 25 países con más reservas en el mundo según el tenebroso FMI. Nada casuístico entonces, que la primera medida de los nuevos gobernantes en Libia, fuera la de crear un Banco Central: “En un comunicado emitido la semana pasada, los rebeldes informaron sobre los resultados de una reunión celebrada el 19 de marzo. Entre otras cosas, estos supuestos revolucionarios harapientos anunciaron la designación del Banco Central de Bengasi como autoridad monetaria competente en las políticas monetarias en Libia y el nombramiento de un gobernador del Banco Central de Libia, con una sede temporal en Bengasi” (Alex Newman, The New american).

La Malinche, con su comunicación al BCV, intenta hacer el trabajo al imperialismo de ubicar nuestras reservas monetarias y en oro, “plotearlas” como dijera un golpista de aquellos años de abril de 2011, refiriéndose a los Círculos Bolivarianos y líderes bolivarianos sobre los cuales, los golpistas realizaban una brutal cacería para dar con ellos y ellas. En la canción popular mexicana quedó expresado también el repudio al malinchismo, en el corrido “La Maldición de Malinche”, cuya letra transcribimos a continuación:

“Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados,
eran los hombres barbados de la profecía esperada.
Se oyó la voz del monarca de que el dios había llegado
y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias como demonios del mal,
iban con fuego en las manos y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre se llenaron de vergüenza.
Porque los dioses ni comen ni gozan con lo robado
y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos la grandeza del pasado
y en ese error nos quedamos trescientos años esclavos.
Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio
y damos nuestras riquezas por sus espejos con brillo.
Hoy, en pleno siglo veinte nos siguen llegando rubios
y les abrimos la casa y les llamamos amigos.
Pero si llega cansado un indio de andar la sierra
lo humillamos y lo vemos como extraño por su tierra.
Tu, hipócrita que te muestras humilde ante el extranjero
pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche, enfermedad del presente
Cuándo dejarás mi tierra. Cuándo harás libre a mi gente.”



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Henry Escalante


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