Venezuela sería un infierno si la contra tumbara a Maduro; el plan de la oposición es aparentemente no tener un plan

Es comprobable que no hay respuesta definitiva que ayude a uno a conocer a plenitud lo que ocurrirá el próximo minuto, uno quiere ir lejos en la vía de indagar acerca de la realidad pero el siempre escurridizo imponderable que está agazapado, irrumpe y te descoloca si tú no estás bien plantado sobre tus pies y además tienes la cabeza sobre los hombros.

Ahí está Maduro, en Miraflores, porque nosotros lo pusimos ahí mediante un limpio ejercicio democrático, Maduro no asaltó el poder, Maduro es un demócrata cabal y de acuerdo a las reglas constitucionales él va a gobernar hasta el 2019 cuando el pueblo decidirá reelegirlo o no, a menos que surja un acto revocatorio a mitad de su mandato, lo cual no es imponderable ya que esa posibilidad está escrita; no obstante, la contra soslaya elementales principios democráticos y no sólo eso sino que temerariamente vocifera que Maduro es un dictador, ¿y, en qué se ampara la oposición para decir tamaña bolsería, es que ni siquiera priva un poco de sindéresis?

Ojalá esa gentecita coja mínimo y deje la teoría del caos a un lado para incorporarse al juego democrático, que está pautado claramente en nuestra Constitución Bolivariana, pero no lo parece, y sencillamente porque esa gente opositora al gobierno revolucionario está enferma de irrealidades y una muestra de ello es que opta por el imponderable atajo antes que por el contrario, el hilo democrático.

¡Colmo, y proclaman ser restauradores de la democracia! ¿Cuál democracia, la democracia morbosa, cuál, explíquenmela bien despacio-Nolia Dixit- ?

Venezuela está ante una guerra planificada por el gobierno norteamericano ávido de petróleo y aquí hay una oposición apátrida repartida básicamente en tres frente de guerra: la Conferencia Episcopal que nos dispara la cabeza, Fedecamaras que nos dispara al bolsillo, y la MUD propiamente que dispara a nuestro estómago.

Mientras la MUD ordena a sus hordas que prendan la guarimba impide que el pueblo se traslade al trabajo o al abasto a comprar la comida, aparte de que ésta ha sido acaparada previamente, doble play.

Fedecámaras no deja de tratar de burlar la ley de precios justos y arremete hurgando en nuestros bolsillos, la avaricia rompe el saco.

Y, la inefable cofradía Conferencia Episcopal Escuálida Venezolana -CEEV- tal enferma de dogma incurable, afana envenenando psicológicamente al pueblo trabajador, ¡farsantes charlatanes!

Por supuesto ni que decir de la prensa sedicente pero fijemos observancia en esos tres frentes de guerra y dispongamos cada tropa popular en función de donde mejor pueda desempeñarse.

Decir que la ultraderecha no tiene plan de gobierno es erróneo, su plan es precisamente no tener plan; pero, tratemos de ir un poquitico más lejos, más a fondo, hablemos de plan y de programa, ¡eh, no es contradictorio!

Hurgando un poco sin siquiera exprimir la imaginación uno se percata de que existe francamente un plan pero allá en Estados Unidos del Norte, y ese plan se llama apoderarse de nuestro petróleo; la oposición venezolana no tiene que exhibir plan alguno porque ella es sólo un ítem del programa que se inscribe en el plan norteamericano. Y estos sinvergüenzas que no tienen noción de porvenir, son tan deleznables que se venden al peor postor por un puñado de dólares aunque lavados, provenientes de una letrina gringa.

Es verdad que hay una ingente escasez de productos indispensables, lo cual es consecuencia de la guerra montada por el enemigo imperial, pero eso tenemos que derrotarlo entre todos, de nosotros no asumir consciencia de la causa podríamos precipitarnos a un infierno porque si dejamos que nos arrebaten nuestro petróleo, entonces no vamos a necesitar café ni aceite ni un carajo porque en el infierno lo que hay es candela y en la candela no hay vida.

Hay que estar moscas porque nada es definitivo, ni las preguntas ni las respuestas que podamos formularnos ahora y siempre, y con mayor razón en revolución, son definitivas; pero toda regla tiene excepción y en este caso es, nuestra inquebrantable determinación de ser libres y soberanos.

¡Vaya que gentucita [con u]!

¿Cómo esa oposición esmangalillá podría gobernar a Venezuela?

¡Venezuela se respeta!

No vamos a permitir que el enemigo convierta a Venezuela en un infierno y para ello tenemos que darles una patada en el trasero.



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Guillermo Guzmán


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