Pasado, presente y futuro

Escuálidos, opositores y fascistas

Yo considero que no todos los que adversan al gobierno revolucionario pueden ser denominados de la misma manera. Por consiguiente, para empezar a llamar a cada quien por su nombre, los he divido en tres facciones, en función a las más populares denominaciones que se les han acuñado: escuálidos, opositores y fascistas.

Este primer subgrupo puede ser reconocido fácilmente, ya que son un tanto incoherentes en el discurso, poco diestros en el debate y por ende siempre terminan gritando.
Carecen de conciencia de clase, sufren de memoria corta, y muchos de ellos apoyan los actos terroristas que se están generando en algunos lugares del país, aunque no lo hacen in situ, sino a través de las redes sociales, convirtiéndose en cómplices de esta barbarie. Son fácilmente manipulados por la canalla mediática, y por ello de vez en cuando sufren de conductas psicopáticas.

En cuanto a la segunda facción, distan considerablemente de los anteriores. Poseen más herramientas discursivas, están abiertos al debate y se acercan un poco más a la realidad política, económica y social del país. Reconocen los logros de la revolución, así como también las fallas.
Respetan el orden constitucional, prefieren la concertación, y actualmente apoyan los diálogos de paz impulsados por el presidente Maduro. Rechazan categóricamente las acciones violentas. En algunos casos, este tipo de adversario termina pasándose al bando de las fuerzas revolucionarias.

Por último, y sin ningún disimulo literario, el peor de todos: los fascistas. A estos con mucha razón el profesor Navarrete los ha llamado “…la vanguardia extremista del capitalismo”. No creen en el debate de ideas, desconocen el orden constitucional e inhumanamente vulneran el derecho a la vida de cualquier ciudadano. Su práctica es netamente terrorista. Y actúan como mercenarios defensores del sistema capitalista.
En fin, toda forma de gobierno tiene adversarios, pero en nuestro caso, nada que ver con escuálidos ni fascistas.

Queremos sentarnos en la mesa de diálogos con una oposición seria, que obre verdaderamente en ayudar al proceso revolucionario a construir colectivamente el “buen vivir” de todos los venezolanos, pero que a su vez, aguarde pacientemente a que le toque su turno de ganar unas elecciones presidenciales, ¡si es que las ganan!, porque por los momentos y el venidero futuro: “¡La revolución bolivariana se queda!”.

hectorabache@gmail.com



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Héctor Abache

Escritor. Trabajador socio-comunitario.

 hectorabache@gmail.com

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