A la Conferencia episcopal, sin preámbulos

Nosotros, los pueblos liberados gracias a la Revolución Bolivariana desatada por Hugo Chávez, no los queremos.

No los queremos, porque desde la colonia defendieron la doctrina de la divinidad de los reyes malhechores, envenenando las mentes desprevenidas de gentes inocentes, para así someterlas al yugo y garrote eternos de los conquistadores.

No los queremos, porque, desde la llegada de Colón, usufructuaron nuestras riquezas a costa del sufrimiento y la vejación de indígenas, negros y blancos pobres y ensalzaron la ridícula, rezagada y atroz corporación de la hidalguía.

No los queremos, porque trajeron consigo la detestable inquisición y desoyeron los clamores del prócer De Las Casas.

No los queremos, porque hoyaron lo más sublime de las enseñanzas cristianas y socavaron los liderazgos emancipadores surgidos de las entrañas de la patria.

No los queremos, porque siembre estuvieron al lado de las oligarquías depredadoras y hambreadoras del pueblo, en aras de sus groseros privilegios.

No los queremos, porque enfrentaron con vileza al Comándate Eterno Hugo Chávez, porque levantaron las manos de los traidores de la patria que propiciaron un cataclismo de muerte y destrucción de la república, perturbando la tranquilidad social benefactora construida por nuestro líder inmortal.

No los queremos, porque no han cambiado y siguen de espaldas al cristianismo genuino, unos como actores agresivos y endemoniados y otros con un silencio cómplice que los hace peores, pretendiendo perpetuarse en sus mal habidas dispensas.

 

navaajnch@hotmail.com



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