La valencianidad o la jaula de las abejas asesinas

Los símbolos visuales de la Guarimba siguen en el mismo lugar en San Diego por ejemplo se mantiene como un objeto de culto “Guarimberistico” la Gandola quemada en plena vía publica, se echan la culpa unos y otros y se le quiere dar un sentido administrativo a un hecho político que afecta la paz social de un municipio y que es visto como un “trofeo de guerra” no sé qué dirá el gobernador de Carabobo, lo cierto es que ahí se mantiene.

En la zona del Trigal los 4 bandidos o quizás 8 siguen en su actividad perversa de arrancar la paz y la tranquilidad a los habitantes de la zona, agreden, amenazan, destruyen e incitan aunque no son escuchados por una comunidad que al principio fue “hechizada” por los sortilegios de la violencia de la derecha y que hoy entiende que el que gana una elección no puede dejarse imponer las reglas del juego en una democracia.

Leo algunas cuartillas de uno que otro que nos acompañaron en estas veredas de la audacia y de la vida hasta hace algunos ayeres gritaban en medio de las plazas vivas a la Revolución Cubana o se emborrachaban en medio del recuerdo cuando se viajaba a Paraguaná a recordar a Ali Primera y además lloraban interpretando sus canciones y comentaban de sus viajes a Cuba y a la antigua URSS y no me refiero a Carlos Silva G o a Luis V. Conde aquellos de cuentos lacrimógenos.

Hace 4 años denunciaba y comentaba por los medios a mi alcance la “gestión” que realmente fue la Indigestión municipal de Edgardo Parra no deseo que se repita una temporada más en el infierno de defender algo que a todas luces hace agua. No sé cuál es la intención de no tocar ni con el pétalo de una rosa a los hijos de la valencianidad.

Nuestros gobiernos el de Valencia y el de Carabobo al parecer desean mantener felices a los que pertenecen a esa pieza de la capital del estado “los niños” que luego marcharan en sus autos de último modelo a ver las corridas de toros en la Monumental de Valencia, si es que además con las cosas que tenemos que ver es que nuestros gobiernos y hablo de Ameliach, Acosta, Parra toman unas posiciones en donde se subsidia un espectáculo sádico y sangriento como lo es la tauromaquia y no se abren a la ciudadanía salas de teatro, escuelas de arte, nuevos espacios culturales, galerías, etc.

Carabobo al parecer tiene que morir de mengua para volver a salir como Ave Fenix de sus cenizas, leo cartas de consortes de la valencianidad criticando la posición del Alcalde de la Ciudad Michell Cocchiola mismo por el que no vote, pero que en fin es el alcalde de la tercera ciudad del país imperturbable y vi al Nerón de San Diego o sea Scarano sentirse omnipotente e invencible mientras hordas de perversos trataban de llevar al país a un golpe de estado.

Pero el gran enemigo del Estado Carabobo sigue siendo la incapacidad no solo para hilvanar medidas que hagan ver que el estado tiene pulso y está vivo, mientras tanto la Gandola de San Diego sigue ahí quemada, llenándose de óxido y basura. Lástima que no está vivo Juan Loyola para que tomara como lienzo el cuerpo de ese vehículo quemado por las huestes espirituales y físicas del Nerón de San Diego y con este acto pusiera de relieve la patria y la indolencia de quien desde el gobierno no cumple con lo que la ley le exige.

Mientras tanto seguimos esperando que se lleven, que aparten de nuestra vista ese monumento al crimen y a la vileza del ser humano. Amanecerá y veremos y ojala que con son este armatoste el gobernador no nos mande a leer aquel breve cuento de Augusto Monterroso “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”.

Gobernador mande a quitar ese monumento a la desidia y a la indolencia y que se está convirtiendo en un lugar de regocijo de los delincuentes y de los enemigos de la patria que hacen vida política en San Diego…


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Yuri Valecillo


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