Golpe fascista, látigo para profundizar una revolución socialista

La guerra se libra en la mente del enemigo, esta frase de Mao Zedong parece repicar en nuestros oídos en estos tiempos de golpes fascistas contra América latina. Y su ejecutor, el Estado imperial norteamericano, tiene sobrada experiencia en golpear la mente de la clase trabajadora en todo el mundo. Unas veces con sutilezas comunicacionales  y otras con todo el poder de la violencia de la que es capaz. La guerra no ha cambiado mucho desde comienzo del tiempo, su ataque a la mente del enemigo, ahora se diferencia por el uso de herramientas más sofisticada, más nocivas y más masivas para cumplir las metas de siempre dividir, anular y aterrorizar al enemigo; a fin de imponer la obediencia frente al nuevo o viejo poder.

En el campo de la lucha de clase ese objetivo se logra quebrando la mente de la clase trabajadora. En particular, quebrando la mente de la llamada pequeña burguesía profesional: exacerbando sus contradicciones y ambiciones. Luchando por anular y aterrorizar a los sectores progresistas (civiles y militares) de la clase trabajadora (de su pequeña burguesía) a fin de colocar a su sectores más inconsciente y reaccionario al servicio de la burguesía y el imperialismo. De esta manera se garantizan un ejército de intelectuales que justifican la dominación imperial y accionan a favor de esos intereses. Por otra parte, el lumpen proletario, el que se manifiesta a través de la delincuencia constituye otro factor muy apetecido por el imperialismo para minar y quebrar a través de la violencia y la droga la mente de la clase trabajadora. Sus soldados en esta guerra de clase son los denominados pranes, narcotraficante, secuestradores, delincuencia organizada y delincuencia común. Pero, por si fuera poco el imperialismo norteamericano se apoya en los mercenarios (paraco, maras y sicarios extranjeros); así como, en los medios de comunicación nacional e internacional y en las redes sociales para organizar y catalizar las acciones de estos dos sectores reaccionarios contra la propia clase trabajadora. En esta fase la lucha entre el imperialismo norteamericano y la clase trabajadora latinoamericana se libra en el seno de esta última; para minar, ablandar y quebrar su mente. De allí su empeño por encerrarnos en nuestras casas, desmovilizarnos (reducir la capacidad de transito), dividirnos y aterrorizarnos. Su objetivo es que los sectores progresistas de la clase trabajadora dejen de pelear, que se auto anulen convenciéndose de que es inútil o no vale la pena pelear: que abandonen y renieguen de sus líderes y vanguardia revolucionaria.

La guerra sicológica es sistemática, continua y subconsciente; para ello, utiliza todos los medios posibles. La televisión nacional e internacional, la radio, el periódico y ahora internet (con sus redes sociales) son instrumentos poderosos para invisibilizar, crear realidades que no existen y mentir  a fin de alienar la mente de la pequeña burguesía introyectándole odio, desprecio, racismo, frustración e inhumanidad contra su propia clase social y contra su identidad nacional. Ya no son venezolanos son agentes invasores extranjeros que han perdido buena parte de su condición humana: son capaces de hacer cosas horrendas de las que al salir del trance se pueden arrepentir.

Pero, ¿qué busca esa campaña de odio y desestabilización en Venezuela? Por un lado buscan debilitar la gobernabilidad de los líderes que dirigen el Estado Venezolano en el manejo de los intereses de la clase trabajadora, el campesinado, la burguesía nacional, los terratenientes y el imperialismo norteamericano, llevándolos en peor de los casos a negociar su proyecto político socialista, la soberanía y nuestra identidad nacional. Por otra parte, buscan deslegitimar a las personas que ejercen el gobierno, de allí también sus campañas contra la nacionalidad del Presidente Maduro, los resultados de las elecciones Presidenciales o sus denuncias desinteresadas e inocentes contra una corrupción gubernamental que ellos propician. Y por último, buscan anular la ejecución del plan de la patria (plan socialista 2013- 2019) que dispone impulsar la construcción de una economía, una sociedad y una política socialista; con una integración regional  socialista para américa latina que nos lleva a conformar un bloque económico destinado a oponerse a la política anexionista del imperio norteamericano. He aquí, en este último punto la razón de ser de la agresión del imperio norteamericano contra Venezuela y muy pronto veremos contra toda Latinoamérica. Pero, he aquí la razón para profundizar una economía socialista que impida que por la vía del estómago (por la vía de la escases y la especulación) minen la mente de la clase trabajadora y nos condene mansamente a ser parte de la estrategia imperial de crear para el continente Americano un país continente llamado estados unidos de américa con ciudadanos de primera, segunda, tercera, cuarta y quinta categoría. El socialismo y la integración complementaria de nuestras economías socialistas e identidades latinoamericana son las únicas herramientas para quebrar la mente del imperialismo norteamericano. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.



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Néstor Aponte


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