“La supuesta invasión de avispas negras de Cuba”

El S.O.S mayamero

El tema de la “supuesta invasión cubana en Venezuela” vuelve retoñar en los últimos días. ¿Significará el final de la derrota golpista opositora con apoyo de Estados Unidos y los narco-paramilitares? Al parecer es la preparación psicológica que hace siempre la oposición cuando se sabe derrotada: echar la culpa a otro de los errores cometidos.

La invasión cubana es el recurso fácil de esgrimir para justificar la derrota. Hay que recordar las campañas de las “cámaras espías en los bombillos ahorradores”, las trasmisiones de Globovisión que decían que estaban llegando miles de militares cubanos por el aeropuerto de Maracay, cuando sí era un ejército, pero de batas blancas cargados amor y de una alternativa de salud solidaria y gratuita para mejorar la calidad de vida de los pobres y los humildes de Venezuela.

Esa obra de amor, que odian tantos en la oposición, no todos, porque la asocian a Cuba. La Misión Barrio Adentro, hasta hoy ha salvado cientos miles de vidas, devuelto la visión a otros miles en Venezuela y el mundo. Otro modelo de atención, donde prevalecen el cariño y el amor desinteresado, alejados del lucro y la falsa moral de la medicina rentada.

Hay que ver lo que significa que una “clave” sea la diferencia entre la vida y la muerte en las primeras horas de la emergencia en las clínicas privadas. Que una operación administrativa pueda detener la atención de la emergencia. ¿Cuántas vidas ha costado este procedimiento?

“Las avispas negras de Cuba”, desde hace rato dicen, vociferan, que están infiltrados en la Guardia Nacional, en la guardia presidencial. Supuestamente todos los oficiales y soldados de raza afro descendientes son cubanos. Una postura racista, mentirosa que pretende manchar la relación hermosa entre dos naciones hermanadas por la historia.

Sin dudas, la locura colectiva de la oposición que escucha con felonía a la gusanera mayamera, derrotada y arcaica, que los culmina a salir de Chávez y ahora de Maduro “porque es el comunismo”, “el coco”, “los come niños”, los que le van a quitar la patria potestad de sus hijos y los van a enviar a Cuba para ser convertidos al comunismo. ¡Eso lo que da hoy es risa!

Cuando escuchamos y vemos a apátridas como Uberto Mario decir desde Miami con un tabaco Habano en la mano, con aquel descaro, que tropas especiales de Cuba estaban siendo trasladadas a Venezuela para reprimir al pueblo, lo menos que causa es asco e indignación.

Cuando observamos los aliados de la oposición venezolana en Miami, sus voceros, son los más recalcitrantes y conservadores. Entre ellos, comentan con desprecio sobre los venezolanos, ellos, los cubanos de Miami los ven como recién llegados, como una competencia para obtener beneficios de los gringos.

El colmo es la quema de banderas cubanas cada vez que ocurren eventos opositores en Venezuela. La hoy diputada María Corina Machado, agente del imperio, comenzó esta práctica en la Plaza Altamira y en estos días con dolor vemos como en Carabobo vuelve a ocurrir. Un acto vil que desdice mucho de la clase política opositora que lo permite.

Cualquier observador sin mucho esfuerzo, se habrá dado cuenta que cada vez que hay problemas en Venezuela aparece un cubano de Miami, dando informaciones secretas y hasta lecciones de inteligencia, contrainteligencia y recontrainteligencia.

Antecesores de estos nuevos cubanos “expertos” fueron Orlando García Vásquez, el sempiterno jefe de seguridad de Carlos Andrés Pérez; su brazo ejecutor, Orlando Bosh y Luis Clemente Faustino Posada Carriles, conocido con los alias de Basilio, Comisario Basilio y Bambi, entre otros.

De la calidad de estos personajes es la relación del exilio venezolano que protegen en EE.UU a los militares venezolanos que pusieron bombas en sedes diplomáticas en Caracas. Organizaciones terroristas, paramilitares como Alfa 66 y otras podrían estar hoy apoyando a los grupos de paramilitares infiltrados en el estado Táchira y otros lugares y de esa manera decir que son cubanos provenientes de la Isla. ¡Ojo pelao!

En el listado de amigos de la oposición venezolana, una “eminencia” del aparato de propaganda norteamericano en Latinoamérica, Carlos Alberto Montaner, prófugo de la justicia cubana por terrorismo. Montaner fue arrestado en La Habana en 1960 con artefactos explosivos mientras se desarrollaba en esta ciudad una intensa campaña de terror promovida por la CIA, a la cual se sumó poco después.

También se apunta al entramado contrarrevolucionario, Armando Valladares, terrorista cubanoamericano incorregible que conspiró tanto en Santa Cruz como en Tegucigalpa. Y no pueden faltar los gemelos Otto Reich y Roger Noriega, “ex” funcionarios del Departamento de Estado, ineludibles prima donnas de tales conciertos propagandísticos. Sin faltar a ese concierto sus “estrellas” del Capitolio de Washington: la furibunda congresista Ileana Ros-Lehtinen – presidente del Fondo de apoyo al terrorista Louis Posada Carriles - y los hermanos Díaz-Balart.

Los autores intelectuales de la muerte del fiscal Danilo Anderson, son esta mafia que controla manos asesinas de ex funcionarios de los cuerpos policiales de la IV República, relacionados con personajes siniestros como Salvador Romaní, Posada Carriles, Orlando Bosh y Pepe Vásquez policías mercenarios contratados por los adecos en la década del 60. Los mismos que produjeron la voladura del avión cubano en plena vuelo en 1976.
Para cerrar, los aliados de la burguesía y la oposición venezolana hay que recordar la finca Daktari donde Robert Alonso y su hermanita María Conchita Alonso alojaron a cientos de paramilitares colombianos contratados para asaltar el palacio de Miraflores y asesinar a Hugo Chávez. También el contante ataque mediático de organizaciones contrarrevolucionarias anticastristas que todavía sobreviven en Venezuela como Solidaridad de Trabajadores Cubanos (STC) que estimulan la deserción de los médicos y el personal cubano que trabaja en las misiones sociales. Orientan a los desertores y los vinculan a funcionarios de la embajada de EE.UU en Caracas y lo ayudan a llegar a Colombia para viajar después a Miami.

Todos estos personajes están detrás de la campaña de desestabilización que comenzó antes de Chávez ganar las elecciones en 1998. El pueblo venezolano está claro de quién son sus enemigos y no cree en ejércitos de “avispas negras”, el pueblo venezolano cree en el ejército de batas blancas que con su misión de amor se han ganado el cariño y el corazón de la mayoría de los venezolanos.

agapitoman1926@yahoo.com


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