El Espejo

La oposición y Pitágoras

1 Con los números no se puede jugar. A uno le enseñaron desde pequeño que la matemática es una ciencia exacta. Los números son rotundos. Categóricos. Por ejemplo, dos y dos son cuatro y la suma, al igual que la resta, es inapelable. Desde mis tiempos de estudiante he sido poco adicto a manejarme en ese mundo de la exactitud, y quizá, por eso mismo, guardo hacia él mucho respeto. Pero la vida te da sorpresas. Con motivo de las elecciones municipales del domingo 8, la oposición pretende faltarle el respeto a la matemática. Su ex candidato presidencial -que acumula un récord matemático de derrotas-, la misma noche en que se conocieron los primeros resultados favorables al chavismo, advirtió que no caería en la trampa de manejar cifras. En otras palabras: optó por no dar explicación a lo sucedido. Así de simple.

2 Entiendo que en matemática no hay dos verdades, salvo cuando se trata de complejos ejercicios que solo practican mentes privilegiadas. Pero en algo sencillo como sumar y restar votos no se requiere preparación especial. Sin embargo, hay una treta: manipular cifras que conviene ocultar. Entonces se hace lo que hizo un medio de circulación nacional, que ante la ventaja que el chavismo le sacó a su partido favorito, la MUD, decidió ignorar la ventaja en alcaldías y voto nacional y tituló con una supuesta ventaja en capitales de estados, lo cual tampoco cuadra porque la proporción en ese aspecto fue de 14 capitales donde ganó el chavismo por 10 de la oposición.

3 Pero la oposición mediático-partidista no cesa en su empeño por arremeter contra la verdad matemática. Al día siguiente de falsear el resultado electoral en capitales de estados, el diario especializado en difundir falsas versiones, tituló la primera plana con que la mayoría de los electores había votado contra el chavismo, cuando los numeritos indicaban lo contrario: que el chavismo le sacó a la MUD más de 10 puntos de ventaja. La mención no es invento. Un colega me la hizo llegar con el texto siguiente: “Más de 6 millones 332 mil 711 no apoyaron a la MUD”, lo cual es verdad y confirma que a capricho se le puede dar vuelta a la tortilla.

4 Si Venezuela contara con una oposición seria, que se comportara responsablemente, esta no tendría que apelar a recursos chimbos. No tendría por qué apelar a triquiñuelas que fácilmente se detectan. Pero es la oposición que tenemos. Que estamos condenados a padecer. La misma que descalifica al CNE y pretende que la gente vote por ella. La que conspira, o utiliza un lenguaje escatológico contra las instituciones, y al mismo tiempo reclama credibilidad. La que siempre denuncia fraude sin sustento alguno y considera que echar a la gente a la calle para saciar arrecheras -causando muertes y heridos, como ocurrió el 15 y 16 de abril-, constituye una demostración de civismo.

5 Pero si vamos a ver, a esa oposición no le fue mal el 8-D. Le ha podido ir peor. Claro, perdió en toda la línea. Fue derrotada en la lucha por las alcaldías y concejalías, sufrió un fuerte revés respecto al voto nacional, porque mientras en abril estuvo a 1,5% del chavismo, ahora la ventaja de este subió a más 10 puntos. En concreto, es una oposición que desperdicia oportunidades. Que no asume la política con sensatez. Que cuando juega con posibilidades de éxito, termina botando la bola. Lo sucedido -y no vengan ahora con el cuento de que no se hicieron ilusiones de triunfar-, el show que montaron con que serían mayoría para sacar a Maduro de Miraflores, alentado por el coro de analistas que no pegan una, pero auspician falsas expectativas, debería servir de experiencia, ya que Venezuela necesita una oposición de verdad. ¿Para alcanzar este logro es necesario un cambio de liderazgo? Depende de la reacción ante el resultado del 8-D. Que, por ahora, no facilita la forja de ilusiones.


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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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