Mutación de una derrota

No pretendo una tediosa cronología del proceso electoral que concluye, sino esbozar una lectura política de los cambios que experimentó la candidatura de Capriles en medio de la perversión, la improvisación y la búsqueda desesperada de atajos antidemocráticos que lo han conducido hasta el vericueto histórico de desconocer la aplastante derrota que recibirá mañana.

            Recordemos que cuando se anunció la muerte del Comandante Chávez, la oposición se frotó las manos y proclamó públicamente su alegría. Algunos celebraron con descaro y alevosía  degustando su codiciada bebida espumante. Esa alegría les duró muy poco. Las inmensas y emotivas movilizaciones del pueblo para despedir a su Comandante sorprendieron a los eternos enemigos de la patria y demostraron que,  en medio del dolor, en los sectores populares predomina la firme determinación de defender la Revolución Bolivariana y el legado del Comandante Chávez.

            Inmediatamente, el país se envolvió en una campaña electoral con características muy particulares. Una campaña corta, pero intensa en medio de un clima emocional dominado por la figura de Chávez. La MUD le impuso a Capriles la responsabilidad de asumir la candidatura con una tarjeta única. Al anunciar su aceptación, ante los medios de comunicación, Capriles advirtió que lo mandaron al matadero y comenzó su campaña electoral buscando atajos antidemocráticos para desestabilizar el país y crear un caos social que le facilitara la añorada intervención de organismos multilaterales.                  

Es así como, ante la constitución del Comando de Campaña Hugo Chávez antepusieron el Comando Simón Bolívar con la aviesa intención de crear una confrontación ficticia entre Chávez y Bolívar. Fracasaron. Su comando de Campaña nunca se vinculó al pueblo. Seguidamente comenzó una campaña para desprestigiar al CNE poniendo en duda la transparencia del proceso electoral y justificar una renuncia sorpresiva (planificada para la primera semana de campaña) con el propósito de deslegitimar la elección de Nicolás Maduro y provocar una crisis institucional. Fracasaron nuevamente, porque el plan de renuncia fue denunciado y algunos dirigentes de la oposición (vinculados orgánicamente al CNE) reivindicaron el sistema electoral venezolano afirmando que es confiable e invulnerable.

Finalizando la primera semana de campaña la candidatura de Capriles luce muy débil, sin ningún referente simbólico, ni entusiasmo colectivo. Deciden adelantar el acto de cierre en Caracas para motivar a sus adeptos y hablar de un segundo aire que nunca existió, solo hubo una redimensión del plan de desestabilización que pasaba por acentuar las denuncias contra el CNE, comprometer la intervención de la Embajada de EEUU para los efectos financieros, acentuar la escasez artificial con la ayuda de las empresas que mantienen el monopolio de la distribución de alimentos (Polar básicamente) y preparar las condiciones para desconocer los resultados en medio de alteración del orden público. Guarimbas post-electorales desde el domingo en la noche cuando el CNE anuncie los resultados.

Allí aparece la intervención de J.J Rendón, ESDATA y la Junta Patriótica que remite una carta a Vicente Díaz planteando cobijarse bajo los artículos 333 y 350 de la Constitución Bolivariana para sustentar una convocatoria a la desobediencia civil y al desconocimiento del Gobierno Nacional. Se descubre la presencia de mercenarios Salvadoreños, se detienen paramilitares y se incauta material bélico en Barquisimeto, centro de acciones para el plan desestabilizador. El plan está al descubierto.

Ante su reiterado fracaso, pretenden desconocer la voluntad popular para deslegitimar el proceso ante la comunidad internacional y armar una guarimba nacional con el ánimo de crear una crisis institucional que le causaría mucho daño al país.

Capriles se reconoce derrotado y la MUD entiende que esta victoria de Nicolás Maduro presagia una nueva etapa del chavismo que conducirá a la profundización de la Revolución Bolivariana hasta el punto de no retorno. Hacerla verdaderamente irreversible.  

La campaña de Maduro llena de alegría, con el Plan de Patria como propuesta y   su impresionante cierre en Caracas, despejó cualquier duda. La victoria está a la vista. Será inobjetable. Contundente. También dejó al descubierto el plan desestabilizador de Capriles y la MUD. Mañana comienza un nuevo momento histórico para Venezuela. Es la hora de los hornos, dijo Martí. Es la hora de los pueblos! Es la hora del futuro!...Sin vacilar, venceremos! Dijo Chávez Mañana la Patria se defiende con votos. Todos a votar y a defender la voluntad popular

dariomorandy@gmail.com



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Darío Morandy


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