"Un gobierno sin humor, no es democrático"

Así lo expresa Rayma en su dibujo de hoy. Creo que la señora lo está pensando, después de leer las declaraciones de Rafael Ramírez: “Bocaranda y Rayma deberán responder”. Ella conoce que Ramírez es de los que no se andan con amenazas y que además tiene los pelos del gato en las manos.

Ante esa declaración sale con una de huir hacia adelante y quiere ahora recurrir a la libertad de expresión, que es más inmensa cuando se trata del humor.

Con el humor como escudo Rayma ha ofendido y agredido a media humanidad chavista que debemos reír, sonreír o quedarnos mudos, porque ese humor le debe permitir a ellos los humoristas decir cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier contexto. Si usted no tiene o no comprende su humor usted no es culto y si el gobierno, esa calumnia en dibujitos y colorines feos, no la interpreta como humor, el gobierno no es democrático. Ella sí lo es, ríe de primerita haciendo burla y mofa de cosas incluso dolorosas y sagradas. Momentos de tragedia Rayma los ha tomado como motivo para inculpar al gobierno, para decidir vía creyón en mano quién es culpable. Vía espantosos dibujos expresó de Chávez todo lo que su torcida cabeza le dio la gana. Hace feísimos dibujos de patrañas que forja su cerebro y quiere decirnos que lo feo es lo que denuncia, no sus dibujos; nosotros debemos aceptarlo, no podemos aclarar que la patraña, base del feo dibujo, es al fin de cuentas patraña; si lo hacemos ella argumentará que es libre, que tiene informantes confiables, que dice la verdad. Sabemos que la cubre la mala fe, pero ¿cómo lo probamos? Se protege en la libertad, su libertad, su democracia. Nuestra libertada no puede confrontar las burlas de ella, no tenemos, verbo, ni creyones ni sitio.

Por algún tiempo escribí, en El Universal, mis comentarios a los diferentes escritores, siempre fueron publicados, los que iban dirigidos a Rayma, a veces los publicaban, otras veces no. Creo que ella primero leía y censuraba, ¿qué otra explicación puedo dar? En estos días Rayma andaba denunciando en tribunales presuntas amenazas a su persona. No debe ser, no se amenaza a una caricaturista, lo mejor es hacerle su caricatura, para que se vea al creyón y denunciarla con la palabra, pero este es asunto complejo. Cuando criticamos opiniones criticamos palabras con palabras, ideas con ideas, hechos con hechos. Criticar una caricatura no es hablar del dibujo, porque esa es parte de la semántica del mensaje. Tampoco es criticar el casi siempre largo texto sin el cual nada se entendería, podemos sí, argumentar que eso no es caricatura sino otro estilo de expresión, pero usted sabe que es caricatura: está en esa sección y la acompaña un dibujo.

Cuando he criticado las caricaturas de Rayma, he criticado la mentira que forja. He criticado la mala fe que le brota cual yerbajo en lo que dibuja. He criticado la falta de precisión en las pretendidas verdades del texto. He criticado la falta de respeto al discriminar y rebajar a otros. He criticado su ligereza en la denuncia. He criticado su incansable repetición de dibujos que reflejan ideas perversas fijas. He criticado su ceguera al no identificar el dolor de otros. He criticado su tremendismo. He criticado su sectarismo. He criticado su maldad. He criticado su falta de humanidad.

Todas esas críticas, seguro que ella las interpreta como expresiones de su oficio, es como lo de la fe del carbonero: ella practica su oficio, y ¿cuál oficio es ese?, el que ella practica. Así que esa persona no tiene por dónde agarrarse. Para Rayma no hay juicio, ni condena, ni pena externa. No vale el intento, debemos combatirla a fuerza de denunciarla una y otra vez, con colores verdaderos y verbo, por sus mentiras y sus escatológicos dibujos. Que cada cosa que exprese, se señale en el tiempo histórico y se le critique, para que las generaciones por venir puedan saber qué era lo qué decía. Las caricaturas no se comprenden fuera de la Historia, hagamos patente esa realidad y no dejemos que se pierda el fondo del asunto y sólo quede su perversa fantasía: nosotros sabemos que la procesión Rayma la lleva por dentro con su irracionalidad en letras y en dibujos, hagámosla patente; hagamos honor a la libertad y al humor.

Para Bocaranda, la cosa es distinta. Rayma se escuda en sus colorines, este señor en su profesión mal aprendida y peor practicada. Este puede agarrarse porque tiene lengua grande y larga. Puede ser periodista pero no calumniador de oficio, parecería que son dos cosas distintas, y que una no es salvoconducto para la otra. Habría que diferenciar; Rafael Ramírez verá.

Venceremos

Maduro Presidente

marujaromeroyepez@gmail.com



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Maruja Romero Yépez


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