“El 23 de enero se derrocó la era de oro de Venezuela, No somos MUDos ni Chavistas, Somos nacionalistas” pancarta de tres desubicados en el cónclave de la MUD

El 23 de enero pasado la oposición se encerró en una cancha de basquetbol ubicada en el este de la capital venezolana a conmemorar y celebrar la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. La plana mayor de la directiva opositora se hizo presente y congregó a unas decenas de personas que colmaron el espacio con sus banderas y pancartas. Cada sector opositor ocupó el espacio reservado para sus seguidores en la mejor representación de la famosa expresión criolla: “Juntos pero no revueltos”. Sin embargo hubo un solo orador y un solo discurso, para dar la sensación de unidad y cohesión; un solo discurso que ni ellos mismos escucharon; por la sencilla razón de que normalmente ellos no escuchan.

Los muchachos de la pancarta, tristemente reflejaron su ignorancia sobre la legalidad, legitimidad y majestad de la Presidencia de la Republica. La verdad es que el 23 de enero se derrocó a una dictadura, a un sistema ilegal que había usurpado el gobierno nacional por 10 años; todo gobierno que no surja de elecciones nacionales es ilegal e ilegitimo y debe ser combatido por todos los venezolanos, así esta expresado en nuestra constitución como un deber y un derecho. Entonces el 23 de enero es una gesta legitima para derrocar a un gobierno que, independientemente de sus planes nacionales o locales, era ilegitimo; un gobierno, además, totalmente intolerante y represor a la disidencia política, un gobierno donde la policía estaba fuera de control, lo que dejaba a la población a merced de la discrecionalidad de cualquier funcionario. Aunque esta situación quedó como un juego infantil al compararlo con la política de estado que surgió con los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Luis Herrera Camping y Jaime Luisinchi, quienes por más de 40 años sometieron a la población a la mayor de las torturas físicas y morales.

El 23 de enero de 1958, un grupo de valientes se enfrentó a la dictadura; el héroe mayor, sin lugar a dudas, Fabricio Ojeda. El 24 de enero de 1958 la habilidad de Rómulo Betancourt, unido a Rafael caldera y Jovito Villalba, quienes el día 20 de enero habían acordado el fatídico pacto de nueva York, le daría un vuelco total a la revolución y con apoyo de los Estados Unidos lograría robarse el triunfo y expulsar a los héroes de la gesta. Si estos muchachos de la pancarta fueran nacionalistas serian chavistas, pero no están en capacidad de entender que significa nacionalismo ni que significa patria. Los dirigentes que los sacaron del conclave a golpes si lo saben pero le tienen pánico a la palabra, por eso reaccionaron de esa manera.

El conclave desarrollado por la MUD en esa cancha de Basket fue un homenaje sin homenajeados, un reconocimiento sin reconocidos; un discurso donde los grandes ausentes fueron los héroes de aquel 23 de enero de 1958; pero es que a ellos no les conviene que se aparezca en el podio nada más y nada menos que Fabricio Ojeda, ese que se sacrificó para quedar por fuera de la junta de gobierno que se montó sobre las ruinas de la dictadura. Ese Fabricio que no fue convocado a formar parte de la junta porque los puestos ya habían sido tomados por tres militares y dos empresarios de la Fedecamaras del momento (contralmirante Wolfgang Larrazabal como presidente ,los coroneles Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo, y los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti).

Como podría ser invocado el nombre de Fabricio Ojeda si este, después de haber sido electo diputado al Congreso Nacional, renunció para irse a la guerrilla y fue ahorcado por quienes lo apresaron durante el gobierno adeco de Raúl Leoni. Como podría aparecer en ese recinto cerrado el camarada Alberto Lovera, si este fue lanzado al mar con cadenas y el mismo mar lo devolvía acusando a sus captores, algunos de ellos presentes en ese hediondo recinto. Como podría aparecerse en ese recinto putrefacto los mismísimo Noel Rodríguez o Fernando Quintero, dos de los más de 6.000 víctimas directas de las políticas de estado aplicadas durante los gobiernos que se enquistaron en el poder cual tumor maligno, al caer el dictador.

En el recinto cerrado donde los opositores y sus más radicales seguidores se reunieron cual conclave del extinto Ku Klux Klan norteamericano, se aparecieron tres escuálidos y fúnebres muchachos, vestidos de negro con una pancarta donde alababan al derrocado dictador Pérez Jiménez: “El 23 de enero se derrocó la era de oro de Venezuela, No somos MUDos ni Chavistas, Somos nacionalistas”. Palos, patadas, mordiscos, golpes, empujones fue la respuesta de los sorprendidos opositores al sentir profanado su santo conclave. “Esos fueron enviados por los chavistas”, Grito un fuera de si Aveledo mientras señalaba con el dedo a Pedro Carbajalino, reportero de VTV; en segundos los empujones y golpes cambiaron de dirección y el equipo de VTV tuvo que emprender una difícil huida de la turba enajenada de “fervientes adoradores de la paz y la tolerancia”. Hasta una mujer preñada, con un barrigón que indica proximidad de parto, aparece dándoles palos a los tres tristes tigres negros que ya intentaban salir ilesos de la turba demócrata.

Al salir a la calle los muchachos no escaparían de la paliza que les esperaba y los reporteros de VTV tampoco escaparían, Carbajalino seria golpeado varias veces y el camarógrafo Carlos Chacón saldría con severas contusiones en la cabeza; la salvajada seria dirigida y ejecutada por los guardaespaldas de Ledesma y Enrique Capriles, junto a policías de Polisucre y algunos seguidores de la MUD.

Este espectáculo no es nuevo, eso son ellos, eso es lo que siempre han sido; así terminaban siempre los conclaves adecos, a golpes y tiros entre ellos mismos y llevaba lo suyo el incauto que se encontrara cerca o los reporteros que no fueran de su posición política. Ese espectáculo no es nuevo esa es la policía y el sistema policial que siempre han tenido; una policía represora, intolerante que no solo era salvaje en las redadas o protestas legítimas, sino que la mayoría de los procesos terminaban con desaparecidos, torturados y muertos. Esa imagen que dieron ayer no puede pasar como algo casual y algo inusual, No!, eso son ellos y eso sería lo que le espera a la disidencia y a la posición si lograran para infortunio de la patria llegar al poder otra vez.

En resumen lo que paso en el conclave opositor ayer, es la representación clara de lo que son y de lo que le espera a la sociedad venezolana si lograran tomar el poder; por todo eso es que la unidad de los patriotas debe ser férrea y cerrada para que llegue el momento en que los venezolanos todos pudieran disfrutar de fiestas patrias como la que se escenificó también ayer en el 23 de enero, donde cientos de miles marcharon, disfrutaron, enviaron muestras de verdadero amor patrio y reconocimiento a los mártires del 23 de enero de 1958 y a los que se inmolaron antes, durante la dictadura de Pérez Jiménez, y a los que se inmolaron después en la falsa democracia del pacto de punto fijo.

VIVA LA LIBERTAD - MUERTE ETERNA AL PACTO DE PUNTO FIJO

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Oscar Jiménez


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