La burguesía y su puesta en escena

El representante de los intereses de la burguesía y los empresarios en Venezuela, es decir, el candidato presidencial de la oligarquía, pudiera definirse a estas alturas de la campaña, como un producto diseñado por los hacedores del marketing político. Una puesta en escena, una impostura que ha intentado engañar a la población venezolana, con la finalidad de restaurar los privilegios de los grupos de poder económico que añoran hacerse, nuevamente, con el poder político.

A lo largo de su campaña, el candidato de la ultraderecha se ha esforzado por parecerse al pueblo y mostrarse ante el país como una propuesta de “centro-izquierda”. Claro está, la elocuencia de los hechos deja en evidencia la hipocresía de las intenciones oposicionistas. La derecha a nivel mundial parece atravesar un gran problema, y no es otro que tratar de hegemonizar un sistema capitalista que no solamente genera insatisfacciones y miseria explotando al proletariado, sino que también propugna y promueve los anti-valores humanos que hacen de la vida de las personas, una nueva forma de vivir la esclavitud, un vasallaje sutil e inconsciente que hace de los seres humanos simples consumidores; un sistema que en su metabolismo enferma al planeta haciendo peligrar la existencia.

¿Cómo convencer a los electores de votar por una opción que en el fondo asegura la miseria y la degradación de las conquistas populares? La burguesía además de buscar mimetizarse con el cauce del proceso revolucionario, ha intentado obtener un saldo positivo manipulando el descontento en las bases populares, integrando a su discurso las expectativas e insatisfacciones de los venezolanos. Afortunadamente para el pueblo, la derecha no cuenta con líderes reales, que tengan la capacidad de condensar y satisfacer los anhelos de un país que atraviesa, indudablemente, un proceso de maduración política y democrática que la oposición no ha sido capaz de entender, y es por ello que cree en la eficacia de viejos métodos para engañar a los electores.

Hoy día, faltando pocas jornadas del período de campaña electoral por la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, el país puede apreciar, (dado los acontecimientos y la presentación de las propuestas reales de cada bando) la trampa que significa la oposición venezolana, que pretende repetir una triste historia ya ocurrida en países como España, donde Rajoy prometió progreso, pero al acceder al poder comenzaron las medidas fondomonetaristas que han sumido a los españoles en las vicisitudes del cruel sistema neoliberal.

El Socialismo Bolivariano es un proyecto histórico, con adversidades sí, pero que en esencia es la única vía para conquistar la independencia definitiva y el buen vivir de los venezolanos; por ello, más allá de las imposturas y las puestas en escena de una candidatura vacía, carente de argumentos y cargada de un pasado de opresión, la alternativa revolucionaria debe imponerse en las urnas de manera avasallante.

padronh77@hotmail.com


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