Hay una verdad fundamental que tiene que ser mostrada al pueblo
venezolano, más allá del análisis simplista y leguleyo de la falsa
sanción que se le aplicó al diputado Juan Carlos Caldera en su partido
Primero Justicia (PJ), a raíz del video donde aparece en una clandestina
e irregular recepción de dinero.
Es un hecho secundario, irrelevante e inclusive hasta anecdótico que la
medida sancionatoria dictada por Henrique Capriles Radonski no tenga
base en los estatutos de su partido, que la misma sólo pueda ser
ordenada por el tribunal disciplinario de PJ y que por lo tanto todo sea
una tramoya, montaje o ficción.
Ocurre que cuando una asociación de jóvenes fascistas tiene amplios
antecedentes de conducta delictiva (asalto a embajadas, usurpación de
funciones, detención de personas sin orden judicial ni flagrancia,
rebelión, instigación al odio, instigación a delinquir, obstrucción a la
libertad de tránsito, apropiación indebida de fondos de PDVSA,
peculado, malversación, golpe de Estado, etc) es de esperarse que el
crimen esté instalado en su actuación habitual, o sea una raya más para
un tigre.
Constituye un viejo error de juristas inexpertos, el empeño de subsumir o
encasillar los problemas políticos o sociales en fórmulas jurídicas o
interpretaciones limitadas al Derecho. Tal operación resulta torpe e
insuficiente al no abarcar la entera dimensión y los múltiples aspectos
del problema propiamente dicho.
Es más leguleyería y necedad todavía, distraernos en el tema subalterno
de que la "separación" de Caldera en su puesto de parlamentario es otro
saludo a la bandera, pues solo mediante la renuncia es que un
parlamentario se despoja de la inmunidad y el pueblo venezolano así lo
entiende por elemental sentido común, es decir, el muchacho se fue de
paseo pero sigue siendo diputado.
Lo que debe ser esencia del verdadero e inteligente análisis, tanto
jurídico y sobre todo POLÍTICO es la descripción de este grupo político
(PJ) como un brazo de la burguesía que nació de la corrupción (fondos de
PDVSA), que vive de la extorsión (martillando a los empresarios), que
se apoya en una publicidad engañosa (progresismo) fabricada en
laboratorios yanquis, que su compromiso y juramento de obediencia es con
el gran capital (sector empresarial), que al mismo tiempo son peones
del Imperialismo Estadounidense, que tienen nexos con la oligarquía
colombiana (Uribe y sus paracos); y que en definitiva el conjunto de
relaciones que caracterizan a Primero Justicia son una contundente
evidencia de que su plan de gobierno para Venezuela es al servicio de
los ricos (burguesía), de la entrega del petróleo barato (regalado) a
EEUU, de la privatización de los servicios públicos, y la rápida
eliminación de las misiones, pensiones, planes, proyectos y leyes que
protegen a los sectores más necesitados de nuestro pueblo (niños, niñas,
adolescentes, mujeres, adultos mayores, amas de casa, estudiantes)
porque bajo un hipotético gobierno del fascismo, el racismo, el sionismo
y el capitalismo salvaje que representa Primero Justicia, Venezuela
será convertida nuevamente en una empresa para generar ganancias a
beneficio de las clases privilegiadas y las potencias extranjeras,
mientras la clase trabajadora y la propia clase media serán hundidas en
el desamparo, el abandono, la marginación y la pobreza extrema.
Más allá de la narración leguleya, al pueblo hay que darle a conocer la realidad fundamental de los acontecimientos.
El autor es: Constitucionalista. Profesor EEPA-UCV.
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