La solución habitacional ranchos más ranchos

El “candidato del futuro”, Henrique Capriles Radonski, en su afán de meterle el diente a la Gran Misión Vivienda Venezuela, uno de los programas más ambiciosos del Gobierno revolucionario que lidera su contendor, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, ofrece soluciones habitacionales que no son más que la repetición de esa miseria a la que nos tenía sometido la dictadura cuartorepublicana, tiempos aquellos cuando nos imponían cinco años de mandato de Acción Democrática y cinco de Copei.

El aspirante de la derecha, ante lo difícil que le resulta el candidato de la Patria con un proyecto revolucionario en marcha y la contundencia de una misión como Vivienda Venezuela, quiso hacer “una gracia” tratando de restarle méritos a este plan social y cayó en la vergonzosa práctica de darle a la gente cuatro latas de zinc, unas pacas de cemento y un dinero que en la mayoría de los casos no les alcanza ni para un sancocho de huesos blancos. A veces ni siquiera les da, sino que les promete. Y bien se sabe como ha sido Capriles Radonski prometiendo e incumpliendo en el estado Miranda, donde es gobernador. He allí un ejemplo irrebatible. El que tenga ojos que vea.

La actitud de Capriles Radonski es inconcebible, se vende como el candidato del futuro y pretende aplicar una política que fue la causa de la rancherización y de las dadivas en Venezuela durante la IV República, cuestión que, por supuesto, se acentuaba en la época de elecciones cuando los postulados necesitaban el voto de esas familias humildes que, dolorosamente, luego en el poder despreciaban como si no fueran seres humanos.

En ese pasado puntofijista, debemos recordar, que en las campañas electorales, los candidatos jugaban con las necesidades de la gente; en lugar de mostrar obras concretas y de presentar programas como las misiones bolivarianas, andaban en los barrios prometiendo mentiras y comprando la conciencia de las personas con bolsas de comida, uno que otro electrodoméstico, algún aporte económico, en fin…

Capriles ni siquiera parece tener claro lo absurdo y lo torpe de su solución habitacional y sale con la cara bien lavada por la televisión mostrando casi a manera de hazaña, tremendo cuchitril como vivienda digna.

Como es un candidato cuya clase social se conoce de sobra y es lo que lo hace precisamente el abanderado del sector burgués, ¿qué valoración puede tener de la gente humilde? Obviamente que ninguna, para él los pobres no valen nada; por eso es capaz de vanagloriarse por la televisión con una familia en un tugurio de bloques sin frisar, con el piso rústico, techo de zinc, sin baños, sin cocina, sin puertas y ventanas seguras. Y sabrá Dios si hasta sin servicios públicos.

Cree que como son personas necesitadas no se dan cuenta de que la utilizan, de que esa miseria habitacional que les ofrecen al fin de cuentas no es más que una humillación. La gente recibe las prebendas, pero en el fondo está consciente de que son tratadas tal cual si fuesen personas de segunda.

Los venezolanos no merecen un presidente con ese criterio, por el contrario, necesitan un gobernante que entregue viviendas de concreto, frisadas, pintadas, con salas de baño, cocina, con puertas de metal, techos resistentes, servicios públicos, muchas veces amuebladas, consciente de que la gente es lo primero y la familia lo fundamental en el país.

Por eso la función primordial de la revolución que lidera Chávez, el candidato de la Patria, se sustenta en dignificar a la población desde un punto de vista integral. Esa es la diferencia de las dos alternativas que se nos presenta para el próximo 7 de Octubre. Y ustedes, mis amigos lectores, al igual que todos los venezolanos, tienen la responsabilidad de elegir la mejor opción.

albemor@hotmail.com

@AlberMoran



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Alberto Morán


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