Venezuela, año electoral

Chávez ya tiene rival, pero no tiene sucesor

Tras 13 años al frente del Gobierno, Hugo Chávez tiene por primera vez un rival, alguien a quien el conjunto de la variopinta oposición ha dado su respaldo para que le dispute el poder el próximo 7 de Octubre. Sin embargo, el presidente no tiene un delfín claro, algo que provoca inquietud tras confirmarse el agravamiento de su enfermedad.


El líder bolivariano se negó a delegar sus funciones en el vicepresidente Elías Jaua cuando tuvo que ser intervenido nuevamente, anunciando que gobernaría el país… desde La Habana.


Una misión más que difícil con unas elecciones a siete meses vista, máxime teniendo ahora a un rival como Henrique Capriles, que es apoyado por toda la oposición unificada, dispuesto a recorrer Venezuela de palmo a palmo para arrancarle votos al chavismo sea como sea.


Además de las elecciones presidenciales de ese día, el 16 de Diciembre próximo se celebrarán elecciones regionales para elegir a los gobernadores y el 14 de Abril de 2013 tendrán lugar los comicios municipales para elegir a las alcaldías de alcaldes y concejos.


Después del fracaso de su golpe de Estado de 2002 y del ‘boomerang’ que le supuso el haber boicoteado las elecciones de 2005, la oposición ha terminado finalmente en los últimos años por aprender de sus errores, aceptando el juego democrático y uniendo sus fuerzas. El resultado ha sido la conformación de la alianza Mesa por la Unidad Democrática (MUD) -compuesta por 23 organizaciones que abarcan desde la derecha hasta el centro y la socialdemocracia- que el pasado 12 de Febrero realizó sus primeras elecciones primarias.


Algo más de tres millones de personas, 3.040.449 (el 17,01% del electorado), participaron en esos comicios, dándole el triunfo a Henrique Capriles Radonski, gobernador del estado de Miranda (centro del país) y líder del partido ‘centrohumanista’ Primero Justicia, que obtuvo 1,900.528 votos, el 64,22% del total.


A pesar de contar con el respaldo de partidos tradicionales como Acción Democrática y Copei, el candidato Pablo Pérez, abogado también y gobernador del rico estado de Zulia, del partido socialdemócrata Un Nuevo Tiempo, solo obtuvo 896.000 votos 30,28%), muchos menos de los que se preveían. El tercer pre candidato en número de votos fue María Corina Machado, ingeniera, líder de Súmate y diputada de la Asamblea Nacional por el estado de Miranda, con 110.420 votos (3,73%).


Desde el multitudinario acto de la noche electoral en adelante, Capriles dejó de lado su habitual discurso beligerante para presentarse como un ‘progresista’ admirador de Mandela y Lula. El joven abogado (39 años), bien instruido por un equipo de asesores de imagen, asumió rápidamente su rol de candidato oficial de la oposición para presidenciales. “Gobernaré para todos los venezolanos”, dijo eufórico en su primer mitin y lo repitió en cuanta entrevista concedió a los medios de comunicación desde entonces, Intentando hacer olvidar al pueblo llano su condición de oligarca y miembro, por parte paterna y materna, de dos poderosas familias, dueñas respectivamente de grandes medios de comunicación –la Cadena Capriles- y- de una cadena de cines –Cinex- e inmobiliarias, el líder opositor tuvo especial cuidado en dirigirse en primer lugar al “pueblo venezolano” y a “los trabajadores”.


A ellos les aseguró que, lejos de tirar por tierra las reformas sociales impulsadas por Chávez durante todos estos años, las mantendrá y ampliará, de llegar al poder.


Años atrás la oposición despreciaba las reformas sociales, las calificaba de “dádivas populistas”, pero para los millones de venezolanos beneficiados por esas “dádivas populistas” en educación, sanidad, vivienda, puestos de trabajo y participación social y política, son algo muy valioso que están dispuestos a defender hoy con uñas y dientes. Son actualmente partes sustanciales del Estado bolivariano. Es por eso que Capriles, como el resto de la oposición, cambiaron radicalmente su táctica y ahora se ven obligados, a regañadientes, a prometer que no van a innovar en ese terreno. Es más, prometen ampliar esas reformas, “para que no lleguen a unos pocos”, dicen, “sino al conjunto del pueblo venezolano”.


El Capriles candidato a presidente “de todos los venezolanos” pareciera ser una persona distinta a aquel que siendo alcalde del municipio de Baruta, durante el golpe de Estado de 2002, alentó el violento ataque a la embajada de Cuba en Caracas, hecho por el cual permaneció cuatro meses en la cárcel. El joven abogado era peligroso entonces pero lo es mucho más ahora, el lobo se ha disfrazado de cordero. Su engañoso y demagógico discurso ‘moderado’ y ‘dialogante’ actual poco tiene que ver con las agresivas posiciones que mantuvo durante la última década.


Capriles manejó durante la campaña electoral para las primarias una calculada ambigüedad en sus promesas, con vaguedades sobre su real programa económico y político. Al tiempo que se mostró ‘sensible’ ante las necesidades cotidianas de los ciudadanos, intentando con sus promesas arrancarle electores al chavismo, Capriles le siguió hablando a los suyos. Y a los suyos les prometió “devolver el valor de la propiedad privada”, en clara referencia a las confiscaciones estatales de más de 3,6 millones de hectáreas de tierras improductivas, buena parte de las cuales se encuentran ya en manos de cooperativas, como parte del plan de lograr por fin una soberanía alimentaria.


Al igual que Arabia Saudí y la mayor parte de los países petroleros, Venezuela modeló su sistema productivo alrededor exclusivamente de sus grifos de oro negro, despreocupándose de la actividad agropecuaria y de cualquier otro tipo de industria.


Desde que Venezuela descubrió sus riquísimas reservas petroleras y empezó a disfrutar de su boom petrolero, a partir de 1920, se abandonó la producción y exportación de sus productos agrícolas –especialmente café y cacao- provocando un éxodo rural, con importantes cambios sociales y un crecimiento de la marginalidad.


Venezuela empezó a importar productos básicos cada vez más –cerca del 70% de lo que consume- cambiando todo su sistema productivo, un problema endémico que el Gobierno intenta corregir en los últimos años. Paradójicamente, Venezuela importa el 30% de sus alimentos de EEUU. Esos proyectos han permitido aumentar al menos un 1% la producción agrícola en 2011, pero se estima que al menos debería crecer entre un 4% o 6% anual.


Aunque la oposición intenta achacarle este problema a Chávez, es en sí un problema estructural que ha heredado, algo que se empezó a debatir en los años ’30 del siglo pasado.


El 14 de Julio de 1936,el político, escritor e intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri escribió un famoso artículo, “Sembrar el petróleo” (http://www.analitica.com/bitblioteca/uslar/sembrar_el_petroleo.asp), en el diario ‘Ahora’, en el que ya advertía del peligro de engolosinarse utilizando los voluminosos ingresos del petróleo para importar cada vez más, y proponía que estos se usaran fundamentalmente para ir desarrollando una economía diversificada, que no descuidara ni la ganadería, ni la agricultura ni la industria. El problema sigue irresuelto, como en la mayoría de países rentistas, y el debate sigue vigente hoy día.


A pesar de las iniciativas del Gobierno para dotarse de un Nuevo Modelo Productivo NMP) a través de iniciativas como la Misión Zamora o la Misión Che Guevara –lucha contra el latifundio y capacitación técnica para impulsar el cambio-, en algunas de las fuerzas que apoyan críticamente al proceso bolivariano –como las aglutinadas en el Centro Internacional Miranda (CIM), algunas de ellas integradas en el propio partido gobernante, el Psuv, se escuchan voces que reclaman mucho más.


Desde la izquierda se critican las limitaciones del modelo productivo actual, sosteniendo que no aún no se han tocado los cimientos del modelo heredado y que del “socialismo del siglo XXI” no existen más que proyectos y discursos. Víctor Álvarez R., ex ministro de Industrias Básicas y Minerías y representante de esa tendencia crítica, hace en la introducción de su libro “Venezuela: ¿Hacia dónde va el modelo productivo” (descargable en http://es.scribd.com/doc/35057361/Venezuela-%C2%BFHaciadonde-va-el-modelo-productivo-Victor-Alvarez), esta aseveración, con la que resume en definitiva la tesis de su obra: “En el siglo XXI ya no es lo mismo socialismo que revolución”. Y lo explica así: “Un gobierno socialista es aquel que prioriza lo social y garantiza el pleno disfrute de los derechos sociales básicos, con el fin de lograr el desarrollo humano integral de todas las personas, pero un gobierno revolucionario es aquel que transfiere el poder económico al pueblo, traspasa la propiedad de los medios de producción a los trabajadores directos y a la comunidad, favoreciendo su organización y capacitación para dirigir y controlar, de forma directa, la producción de los bienes y servicios que requieren para la satisfacción de sus necesidades básicas y esenciales”.


Capriles, conociendo perfectamente las preocupaciones de la burguesía y la oligarquía venezolanas en que un nuevo mandato de Chávez de alas a este para atreverse a tocar realmente pilares del sistema productivo tal como asegura que hará, les promete que revisará “una a una” todas las confiscaciones de tierras y de empresas estratégicas, al igual que los actuales convenios petroleros (la gasolina está subsidiada y no ha sufrido incrementos en los últimos 13 años), y les asegura que apoyará “el espíritu empresarial”, en un guiño a tantos empresarios que se quejan del “excesivo” terreno legal y económico ganado por los trabajadores en esta última década.


La oposición se queja constantemente de que el gasto público aumente año tras años (41,7% más en Enero de 2012 que un año atrás), que no se aumente drásticamente la producción de petróleo, o que se deriven tantos recursos de Pdvsa -la petrolera estatal- para “otros fines”. Así lo explicaba el diario opositor ‘El Nacional’ del 13 de Febrero, en el artículo “Cinco desafíos económicos para el ganador” (Capriles): “El Ejecutivo Nacional le impuso a Petróleo de Venezuela financiar áreas que le eran ajenas como misiones sociales y actividades productivas de agroindustria y la distribución de alimentos”, decía el artículo.


El flamante líder de la coalición opositora no se olvida tampoco de tirar algunas flores a las Fuerzas Armadas. En la noche electoral las elogió por llevar a cabo de forma tan profesional el llamado Plan República, para garantizar la seguridad durante las elecciones primarias de la MUD en todo el país, trasladar las urnas y organizar eficazmente la votación en los colegios electorales el pasado 12 de Febrero.


Desde el golpe de Estado de 2002 ha sido una obsesión para la derecha el poder introducir una cuña dentro de las Fuerzas Armadas, aunque hasta ahora Chávez ha logrado neutralizar a las voces disidentes que surgieron en seno en el pasado.


La oposición venezolana ha madurado políticamente indudablemente en los últimos años y tras las elecciones primarias de Febrero pasado, que superaron sus propias previsiones de afluencia de votantes, parece convencida por primera vez de que Chávez no es invencible y que puede ser derrotado en las urnas, sin necesidad de seguir conspirando con EEUU y con algún sector de oficiales retirados o en activo de las Fuerzas Armadas para intentar derrocarlo, como en 2002. Ya parecen haber descartado esa vía, saben que el ejemplo de Honduras no es aplicable en Venezuela.


Desde semanas antes de que Chávez anunciara que debía ser intervenido quirúrgicamente nuevamente, la oposición, a través de varios de sus dirigentes y de los numerosos medios de comunicación afines de los que dispone, ya había lanzado una oleada de rumores. “Chávez sufre metástasis” al hígado, decía alguno, o “Chávez no llegará a las presidenciales”.


La enfermedad de Chávez se transformó en un arma política y la oposición la utiliza para intentar convencer a una parte del electorado bolivariano de que esa alternativa ya no existe y que ante su desaparición los únicos que pueden evitar el caos son ellos, la MUD (Mesa de Unidad Democrática). La plataforma opositora se frota las manos con cada noticia del agravamiento de la salud de Chávez.


Hace recordar a un grafiti que pintaba por los muros de Buenos Aires a inicios de los años ’50 la oposición más recalcitrante a Juan Domingo Perón y su esposa Evita. “Viva el cáncer”, decía, en alusión a la enfermedad que ella padecía y que la llevó a la tumba en 1952.


El Gobierno y el gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tienen así por delante un doble desafío.


Por un lado, tienen que demostrar que también aprendieron la lección, que tienen capacidad para aprender de sus errores y de rectificar a tiempo, y, por otro lado, tienen que demostrar también que la revolución bolivariana no desaparece con Chávez.


El bloque gubernamental no puede minusvalorar a su adversario y seguir su rumbo como si no hubiese habido unas elecciones primarias de la oposición donde votaron más de tres millones de personas. Venezuela no tiene tres millones de oligarcas, ni se puede tildar simplistamente de “fascistas” a semejante número de votantes.


Esas tres millones de personas que votaron en las primarias de la oposición en Febrero pasado son algunas cientos de miles más incluso que las que participaron en las primarias que realizó el PSUV para elegir en 2010 sus candidatos a la Asamblea Nacional, a pesar de la gran maquinaria puesta en marcha por el chavismo en ese momento.


Reacción gubernamental ante la unidad de la oposición
No saber hacer una lectura de este fenómeno inédito en Venezuela, podría llevar al bloque gobernante a llevarse una ingrata sorpresa en Octubre.


Pero el chavismo no ha tenido precisamente la mejor reacción. Un día después de las primarias, Chávez aprovechó un acto de graduación de médicos y médicas para llamar a Radonski varias veces “cochino” y “majunche” (mediocre), asegurando que en Octubre lo iba a “pulverizar”( http://www.youtube.com/watch?v=_jqA7cEbf0&feature=related).


Otros portavoces gubernamentales se sumaron a esas descalificaciones. El presidente de la Asamblea Nacional, el militar retirado Diosdado Cabello -a quien Capriles arrebató la gobernación de Miranda- dijo de este que era el líder de la “antipatria”, mientras que más de un cuadro del PSUV lo llamaba “fascista” una y otra vez.


Los ataques contra el líder único de la oposición proliferaron en todos los medios gubernamentales. En el web de la oficialista Venezolana de Televisión se publicó un artículo titulado “El enemigo es el sionismo: un barranco como solapada promesa”, firmado por Adal Hernández, en el que se vinculaba el origen judío de Capriles –su abuela materna fue víctima del Holocausto- con su supuesta conexión con el sionismo internacional. Hernández concluía que “El sionismo que hoy representa Capriles Radonski nada tiene que ver con una oferta nacional e independiente. En octubre hay dos propuestas claras para Venezuela, la de la Revolución Bolivariana (…) y la del sionismo internacional, que amenaza con la destrucción del planeta que habitamos” http://www.rnv.gob.ve/noticias/index.php?act=ST&f=15&t=176836). El mismo artículo vinculaba a Radonski con “una secta” de fundamentalistas católicos, Tradición, Familia y Propiedad.


El Centro Simon Wiesenthal y la comunidad judía pidió a Chávez que condenara el artículo. Pocos días después fue removido de su sitio -http://www.rnv.gob.ve/noticias/index.php?act=ST&f=15&t=176836)-, aunque Hernández siguió defendiendo sus acusaciones en su blog, (http://bloguerosrevolucion.ning.com/profiles/blogs/adal-hern-ndez-denuncio-al-sionismo-noal-pueblo-jud-o-ni-sus), al tiempo que rechazaba las acusaciones de antisemita que recibió.


Otra cara muy visible del oficialismo, el periodista Mario Silva, tiró a su vez en su popular programa diario ‘La Hojilla’ piedras contra el propio tejado del Gobierno al acusar a la oposición de fraude, porque, según él, era “matemáticamente imposible” que hubieran votado tres millones de personas en las primarias de la oposición.


Silva mostró su propia lógica matemática para sostener que los colegios electorales hubieran tenido que estar abiertos 19 horas en vez de las nueve que estuvieron, para conseguir que votaran tres millones de personas.


Capriles encontró en esas declaraciones de Silva una oportunidad servida en bandeja. de plata. “O sea, ¿que usted está diciendo que el Consejo Nacional Electoral cometió fraude?”, le respondió.


La propia presidenta del CNE, la socióloga Tibisay Lucenas –profesora especializada en Procesos Electorales en la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad Central de Venezuela- tuvo que recordar a Silva que fue ese órgano del Estado bolivariano el que, a pedido de la oposición, organizó los comicios, proporcionó las sofisticadas máquinas de voto, montó los 3.707 colegios electorales, con 7.691 mesas y desplegó miles de funcionarios para supervisar y auditar todas las fases del proceso electoral. El Gobierno, por su parte, desplegó a miles de efectivos militares para controlar la seguridad de los colegios electorales, ocuparse de organizar internamente las colas y del traslado de las urnas.


Mientras la MUD, la plataforma opositora, invitó como ‘acompañantes’ del escrutinio a cerca de sesenta representantes internacionales de partidos políticos –entre ellos a diputados y senadores del Partido Popular español-, del Parlamento Europeo, de la Internacional Socialista, el Centro Carter o de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), el CNE invitó a un grupo de 43 periodistas, académicos y miembros de comités electorales de países como Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Brasil, Colombia, Surinam, EEUU, India y España.


Todos ellos tuvieron posibilidad de comprobar desde días antes de los comicios la eficacia de las máquinas y software utilizados para el voto –de los más avanzados en el mundo- y durante la jornada electoral pudieron asimismo visitar numerosos colegios electorales en distintas regiones de Venezuela, hablando libremente con los electores, miembros de las mesas electorales –voluntarios reclutados por los partidos de oposición- y supervisores del CNE, presenciando el momento del escrutinio y la transmisión a la sede central, en muchas de ellas.


La oposición y la Constitución bolivariana
Durante el acto del 11 de Febrero pasado en un céntrico hotel de Caracas en el que la Mesa de Unidad Democrática presentó ante los 103 acompañantes internacionales conjuntamente su programa unitario y explicó la evolución que las fuerzas de la oposición tuvieron hasta llegar a ese punto, Teresa Albanes, presidenta de la Comisión Electoral de Primarias de la MUD, a la vez que cumplía con la formalidad de agradecer al CNE su” apoyo técnico”, lanzaba esta coletilla: “Esa no fue una concesión graciosa del Consejo Nacional Electoral, sino que simplemente se atuvo al cumplimiento estricto de lo fijado por la Constitución”.


Y es que la Constitución de 1999 establece en el Capítulo V, artículo 293, que el CNE puede poner sus medios a disposición de partidos políticos, sindicatos o gremios profesionales, si ellos así lo solicitan para celebrar sus elecciones internas.


Lo que se cuidó mucho de no mencionar la dirigente de la oposición, es que ese artículo corresponde a la misma Constitución bolivariana de la que Capriles dijo en el momento de su aprobación que constituía una mera herramienta para crear una “dictadura institucional”.


El 2 de Febrero de 1999 Hugo Chávez tomó posesión como presidente, jurando, como exigía el protocolo, sobre la Constitución de 1961, pero lo hizo con esta aclaración: “Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo, que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro”.


Menos de tres meses después, el 25 de Abril, los venezolanos fueron convocados por primera vez en la historia para participar en un referéndum, en el que debían decidir si aprobaban o no la propuesta del presidente de convocar una Asamblea Constituyente con el propósito de refundar el Estado, dotándolo de una nueva Constitución. Fue el primer referéndum ganado por Chávez.


Se constituyó la Asamblea, tras la elección popular de sus miembros; esta aprobó en seis meses una nueva Constitución, que a su vez fue sometida a un nuevo referéndum, contando con el apoyo del 71,8% de los votos, el de más de 3,3 millones de personas.. La oposición llamó al “No”, obteniendo casi 1,3 millones de votos.


Ante el apoyo que tiene en la población la Constitución bolivariana, una de las más garantistas del mundo, Capriles dice ahora que “la Constitución es muy completa” y que “no hace falta modificar la Constitución”. Una Constitución que ha hecho posible,entre otras cosas, que la MUD pudiera realizar sus primarias en todo el país, algo que la propia plataforma opositora ha reconocido que hubiera sido imposible sin los medios facilitados por el CNE –que sufragó el 75% de los gastos- y sin el apoyo de las Fuerzas Armadas.


Logros a reivindicar
El bloque gobernante no necesita descalificar agresivamente a la oposición constantemente. Chávez se jacta públicamente de que le gusta la confrontación, pero esta se le vuelve en contra, como un ‘boomerang’. Es más, esa táctica le puede alejar de sectores de trabajadores y sectores de la clase media desilusionados, disconformes con distintos aspectos de la gestión del Gobierno, el clientelismo, la corrupción, la actitud hostil ante cualquier tipo de crítica, que pueden ser ganados por la oposición si esta actúa con habilidad durante los poco más de siete meses que faltan hasta las presidenciales.


El arma principal con la que cuenta el Gobierno para no reducir su caudal electoral, consiste sin duda en primer lugar en recordar lo realizado en estos 13 últimos años. Y en ese balance tiene para apuntarse a su favor, por ejemplo, el haber reducido casi a la mitad el índice de pobreza, de 44% en 1999 a 23% en 2010; o que sea, junto con Uruguay, el país de toda América Latina y El Caribe donde más se ha logrado reducir la brecha entre ricos y pobres y donde se consiguiera una mejor política distributiva, según el último informe de la CEPAL sobre el tema, “Panorama Social de América Latina 2011 (http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/1/45171/CAPITULO_I_no_editado.pdf).


La crisis económica mundial no cambió esta tendencia. En Venezuela, junto a Uruguay nuevamente, y también México en este caso, la tendencia fue precisamente a la inversa desde 2008. “La desigualdad bajó a un ritmo superior al 2% anual en Venezuela, Uruguay y México”, dice el informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina, organismo de la ONU).


Según Unicef (http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/venezuela_27098.html), “la meta de reducir la pobreza extrema a la mitad se cumplió en 2007 –de 25% a 12,5%-con otro descenso en 2009 hasta el 8,7%.


El crecimiento en Venezuela de 2004 a 2008 había sido de 10,3% anual de promedio, y aunque a partir de ese año fue cayendo cada año y aumentando a su vez el paro, el Estado reforzó la protección social para evitar que la población fuera afectada de forma significativa. El paro era del 14,5% en 1999 cuando Chávez llegó al poder, y aún ahora, cuando ha subido casi tres puntos con respecto a años anteriores, se sitúa en el 10,3%, 4,2% menos que hace 13 años.


El Gobierno bolivariano mejor
ó de forma visible la política distributiva de la riqueza, redujo en cinco puntos el índice de mortalidad infantil, acabó con el analfabetismo (Venezuela fue declarado Territorio Libre de Analfabetismo por la UNESCO en 2005, el primer país de la región después de Cuba) y llevó agua potable al 95% de la población. De acuerdo al informe de Unicef citado, “entre 2003 y 2007, el gasto per cápita en educación de la infancia y la adolescencia creció en un 51,8%, lo que destaca el progresivo aumento de la inversión en educación”.


Unicef dice igualmente que “se confirma la reducción sostenida del trabajo infantil para ambos sexos”. Este organismo de Naciones Unidas para la infancia sostiene igualmente: “El Estado venezolano está impulsando el principio de corresponsabilidad social tanto en la ciudadanía como en el sector privado. La promoción de la participación comunitaria mediante la conformación de los Consejos Comunales y de las Comunas como instancia de poder local popular está contribuyendo en ese sentido”.


El Gobierno bolivariano tiene que recordar también que gracias a la estrecha cooperación con La Habana --que tanto le critica la oposición venezolana, el Gobierno estadounidense o el Partido Popular español con discursos anticomunistas dignos de la Guerra Fría-- más de 20.000 médicos cubanos hicieron posible que miles y miles de habitantes de zonas tradicionalmente abandonadas por los gobiernos venezolanos anteriores, pudieran contar con médicos, con cirujanos, con centros de salud.


La CEPAL confirma las cifras gubernamentales: han sido creados más de 4.500 consultorios populares en todo el país, que cuentan tanto con atención primaria y secundaria, con centros de diagnóstico, rehabilitación y tecnología médica.


Resultado de esa misma colaboración entre los dos países –a la que la derecha ha calificado de “injerencia inadmisible” de Cuba´- se pudo llevar a cabo desde 2004 y dentro del ámbito del ALBA, la Operación Milagro (http://www.misionmilagro.gob.ve/) , que permitió ya a más de 1,5 millones de personas ser operadas gratuitamente de problemas de visión, 733.000 de ellas en Venezuela. Más de 160 instituciones cubanas participan en la operación, con 49 centros oftalmológicos en 14 países de América Latina y El Caribe.


El Gobierno puede reivindicar igualmente haber dado en estos últimos años –aún con crisis de por medio- un impulso importantísimo a la construcción de viviendas sociales, uno de los problemas crónicos de Venezuela y una de las importantes asignaturas que aun estaban pendientes . En 2011 se construyeron –según cifras del propio Chávez-140.000 “viviendas dignas”, reemplazando a chabolas e infraviviendas, el 92% del objetivo que se había trazado el Gobierno para el año pasado. Durante 2012 se está construyendo a un ritmo de 20.000 viviendas por mes y se pretende aumentar aún más esa cifra a partir de 2013. Es el plan trazado por la llamada Gran Misión Vivienda. La Cámara de Comercio venezolana intenta relativizar la importancia de esta misión, asegurando que en esa cifra se están contabilizando no exclusivamente las viviendas nuevas, sino también las de aquellas infraviviendas a las que se reforma totalmente con fondos públicos.


El Gobierno ha puesto igualmente en marcha a partir del 1º de Enero pasado otra “misión” social, para conceder pensión de vejez a todas las mujeres mayores de 55 años y hombres mayores de 60 que no hayan cotizado a la Seguridad Social o en cuyo hogar no se perciban ingresos superiores al salario mínimo, ampliando así la protección social a cientos de miles de personas.


Otras misiones están destinadas a prestar ayuda a los discapacitados, a proteger y facilitar medios a los pueblos indígenas (misión Guaicaipuro); a fomentar el trabajo de pequeños y medianos productores agrícolas (misión AgroVenezuela). o a desarrollar una gran red de mercados y supermercados en todo el país donde los productos de primera necesidad se venden a precios populares, (misión Mercal).


Una de las últimas es la misión Saber y Trabajo, por la cual se está haciendo por primera vez en el país un gran censo de las personas en paro o en subempleo, la mayoría de las cuales ya ha comenzado a recibir cursos de formación para facilitar su entrada en el mundo laboral.


A pesar de que son 883.000 los desempleados actualmente, el compromiso del Gobierno es de crear tres millones de puestos de trabajo en los próximos siete años, para dar empleo más digno y estable también a los que tienen trabajo precario y en previsión de los jóvenes que se incorporarán al mercado de trabajo entre 2012 y 2018.


El objetivo declarado de esta misión es “sentar las bases del desarrollo de un sistema de trabajo productivo liberador para la transición al socialismo, que contraste y supere la lógica del capital” (http://www.venezueladeverdad.gob.ve/content/gran-misi%C3%B3nsaber-y-trabajo-venezuela)


El Gobierno ha respaldado igualmente el proyecto original de una ley contra la especulación inmobiliaria que el Movimiento de Pobladores llevó a la Asamblea Constituyente tras obtener el respaldo de 18.000 firmas –según la Constitución solo se necesita contar para ello con el 0,1% del padrón electoral- y que dio lugar a la nueva Ley de Arrendamientos de Viviendas. Un organismo oficial vela ahora para que no puedan aplicarse precios y cláusulas abusivas a los inquilinos. Esta nueva normativa, junto a la Ley contra Desalojos Arbitrarios (deshaucios), ha sido enfrentada duramente por las asociaciones de propietarios y por los partidos de la oposición, que ven en ellas “un ataque a la propiedad privada”. “Es una ley comunista que destruye la propiedad”, declaró la precandidata presidencial de la oposición María Corina.


Esas leyes, esas misiones sociales, son los argumentos de peso que tiene Hugo Chávez para pedir nuevamente el voto a los 18 millones de electores. Venezuela ya no está más –desde la promulgación de la Constitución bolivariana de 1999- en el grupo de países latinoamericanos donde el voto es obligatorio y su no cumplimiento sancionable, ni tampoco en aquel que considera el voto un deber pero no sancionable, sino en el pequeño núcleo de países que consideran el voto exclusivamente como un derecho, tal como establece el artículo 63 de su Constitución.


A pesar de ello, el promedio de participación electoral en la última década ha sido de más del 80%, lo que muestra el grado de politización existente y el interés de la población por participar de las grandes decisiones del Estado. El chavismo confía en estos datos para dar como segura la reelección en Octubre.


Pero Chávez no puede conformarse con una simple reivindicación de lo actuado en los últimos trece años; tiene que adelantar también cuáles son las nuevas reformas, cuáles son los proyectos de fondo, en el terreno económico, en el sistema productivo y en la batalla contra la desigualdad en la distribución de la riqueza, que se compromete a impulsar de contar con un nuevo mandato.


Chávez necesita demostrar que el modelo de Estado bolivariano puede desprenderse de lacras como el clientelismo, la burocracia y la corrupción, el fenómeno de la ‘boliburguesía’ generada. Necesita demostrar, en suma, qué entiende por socialismo del siglo XXI y cómo se avanza realmente hacia él.

Chávez no solo tiene una enorme responsabilidad en no defraudar a los millones de venezolanos que le han votado una y otra vez en estos 13 años, como no se ha hecho en ningún otro país de América Latina y el Caribe y solo en pocos en el resto del mundo.


No, Chávez tiene igualmente una gran responsabilidad en toda esa zona del mundo. Fue él quien se erigió ya hace años en impulsor de importantes proyectos regionales que permitieron a muchos países empezar a tener conciencia regional, empezar a cuestionar sus históricas dependencias con EEUU, con Europa, con los grandes centros financieros, aunque este sea aun un proceso desigual y contradictorio.


Chávez fue el primero en utilizar el petróleo como arma política, como arma de soberanía y a pesar del gran protagonismo que fue asumiendo también el coloso del subcontinente, Brasil, la gran potencia regional, Venezuela sigue teniendo un rol económico y político de primer orden en el ALBA, en UNASUR, ahora también en MERCOSUR, en la CELAC y en los numerosos otros proyectos actuales.


Por todo ello el resultado de las elecciones presidenciales de Octubre en Venezuela, como las de gobernadores de Diciembre y las de consejos municipales y alcaldes de Abril del año que viene, no solo serán decisivas para los más de 30 millones de venezolanos, sino, en definitiva, para los cerca de 500 millones de habitantes deAmérica Latina y el Caribe.


La sucesión de Chávez
A pesar de que la nueva Constitución y la propia existencia de la Asamblea Constituyente han permitido la irrupción en la escena política de movimientos sociales y sectores de la sociedad tradicionalmente postergados y que los consejos comunales y otras formas de participación son hoy una realidad, Chávez sigue teniendo una forma marcadamente personalista de decidir y conducir el país.


Esto puede tener consecuencias muy negativas a la hora de su eventual relevo en el caso de un agravamiento de su estado de salud. No solo los conspiradores nacionales y extranjeros siguen con atención los partes médicos del presidente para hacer cábalas y prever estrategias. También provoca gran incertidumbre en los amplísimos sectores populares que respaldan a Hugo Chávez y en las numerosas fuerzas políticas y movimientos sociales que se han coaligado con el PSUV en el Gran Polo Patriótico, el frente electoral que batalla por la reelección del presidente.´


El 1º de Mayo de 2011, durante el acto de masas por el Día del Trabajo en las calles de Caracas, Chávez hizo el llamamiento a la conformación del GPP, con el objetivo no solo de “derrotar a la burguesía” en las elecciones de Octubre próximo, sino como “parte de la estrategia para impulsar definitivamente el socialismo en Venezuela”.


En Octubre, en una de las reuniones de Chávez con 153 representantes de movimientos sociales, asociaciones y grupos políticos, Lorena Freitez, miembro del Núcleo Endógeno Cultural Tiuna El Fuerte expresó lo que muchos sentían, dirigiéndose al presidente: “Usted, como líder de la revolución, nos está lanzando una soga a quienes no nos sentimos reconocidos en las estructuras del partido (el PSUV), que estamos por allá, como en un desierto. A usted lo entendemos como una bisagra entre la institucionalidad, política del proceso y los que construimos desde abajo. Y en esa función de bisagra, nos lanza una brecha, abre un camino para ver si nosotros podemos seguir caminando al lado de la revolución”.


Y Freitlez resumió así las renovadas expectativas de quienes desde hace ya mucho tiempo veían cómo el PSUV los excluía o intentaba instrumentalizar: “Se abren nuevas posibilidades para diversificar las formas de participación, para darle espacio a sujetos que sentían que no tenían lugar. Este espacio tiene un potencial de autenticidad porque justamente surge de una revisión crítica”.


Desde entonces se han seguido sumando numerosas organizaciones al Gran Polo Patriótico. Actualmente lo integran, aparte del PSUV, el Partido Comunista de Venezuela (PCV); Unidad Popular Venezolana (UPV); Movimiento Electoral del Pueblo (MEP); Independientes por la Comunidad Nacional (IPCN); Movimiento Tupamaro Venezuela (MRT) y más de 700 movimientos sociales, vecinales, agrupaciones de campesinos e indígenas, movimientos ecologistas, sindicatos, asociaciones universitarias, partidos políticos y estructuras de distinto tipo.


Chávez cuenta, según todas las encuestas, con un nivel de popularidad de más del 55%. Su vuelta a Venezuela días atrás ha supuesto un alivio para sus colaboradores y para sus millones de seguidores, preocupados de que su ausencia del país pudiera afectar decisivamente la campaña electoral. “Con cáncer o sin cáncer, vamos a la victoria del 7 de Octubre”, prometió.


La ausencia de Chávez de Venezuela durante varias semanas en realidad no ha frenado la gran movilización generada por el Gran Polo Patriótico en todo el país desde mediados de 2011, con el desarrollo de asambleas vecinales, regionales, provinciales, nacionales, encuentros temáticos y debates de todo tipo, algo que se multiplicará sin duda ahora con la vuelta del presidente.


Por su parte, Radonski ha empezado a recorrer el país haciendo mítines y tiene previsto una gira por varios países para presentarse y aprovechar mediáticamente los lazos que mantiene con numerosos grupos empresariales y partidos políticos conservadores en el extranjero. Es difícil saber qué repercusión podrá tener en su campaña electoral la alarma que hizo sonar Chávez pocos días después de volver al país, cuando dijo que los servicios secretos habían descubierto un complot para asesinar al líder de la oposición, del cual ya se había puesto en conocimiento al equipo de custodias de Radonski. “Uno no sabe cómo interpretarlo, si es una advertencia o una amenaza”, dio el líder de la MUD tras escuchar las declaraciones del presidente.


El delfín que gana terreno
Para los planes de la oposición sin duda la vuelta de Chávez y su aparente recuperación no es una buena noticia. Confiaban en que no pudiera volver a causa de su enfermedad, o al menos que estuviera muy disminuido físicamente para poder llevar a cabo la agitada campaña electoral de los próximos meses. Pero, independientemente de que Chávez esté en plena forma o no en este momento, es indudable que el tema de una eventual necesidad de sucesión ya ha quedado sobre la mesa, como nunca lo había estado desde que llegó al poder en 1999.


Se manejan distintas cábalas y el vicepresidente Elías Jaua se ha visto obligado a salir al paso de ellas, asegurando que ninguno de los ministros o dirigentes del PSUV pretende suceder al jefe del Estado.


“Ninguno de nosotros aspira a suceder a Chávez. A Venezuela le ha ido bien con Chávez, por eso lo que queremos es seguir acompañándolo”, dijo. Varios medios de la derecha habían aireado los supuestos enfrentamientos existentes entre Jaua y el presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello. Ambos han figurado en varias de las cábalas como posibles sustitutos de Chávez en el caso de un agravamiento de su enfermedad.


Según la Constitución, el primero en asumir el poder en caso de ausencia temporal o definitiva del presidente, debe ser el vicepresidente ejecutivo, Jaua, y en segundo lugar, el presidente del Parlamento, Cabello.


Sin embargo, Chávez ya ha anunciado que tanto Jaua como Nicolás Maduro, el ministro de Asuntos Exteriores –otro nombre que sonaba mucho- tendrán que abandonar sus puestos de ministros para presentarse como candidatos a dos gobernaciones importantes, lo que parece alejarlos fuera de juego.


Cada vez parece más evidente que Chávez quiere reforzar más y más a Cabello. A pesar de que en el pasado le puso frenos más de una vez y que no pocos cuadros del PSUV mostraron temores ante la ambiciosa actitud de Cabello y su ansia por concentrar más y más poder –y hasta se lanzaron acusaciones de corrupción contra él- ahora Chávez lo necesita y mucho y le cede más y más poderes.


Mientras que a Jaua, Chávez le ha confiado más la gestión del día a día del Gobierno, especialmente cuando ha tenido que viajar a Cuba para ser atendido, a Cabello le ha asignado el papel de gran agitador de masas y le ha dado autonomía para que pudiera tomar decisiones importantes dentro del partido gubernamental, el PSUV y cortar cabezas, como hizo recientemente destituyendo al gobernador del estado de Monagas, José Gregorio Briceño –a quien llamó ‘traidor’- por criticar la forma en que el Gobierno gestionó un derrame accidental de crudo en su territorio. Chávez respaldó inmediatamente la decisión de Cabello.


Diosdado Cabello no es un recién llegado al entorno del presidente y no es tampoco simplemente uno más de los posibles sucesores. Este militar retirado, de 48 años, que ocupó ya cinco carteras en el Ejecutivo y otros importantes, participó en 1992 junto a Chávez en la asonada militar contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.


A diferencia de otros militares que participaron de ese primer núcleo militar rebelde y que luego se distanciaron de Chávez, Cabello permaneció siempre a su lado en estos veinte años. En 2002, cuando tuvo lugar el frustrado golpe de Estado contra el Gobierno de Chávez, Cabello era su vicepresidente y fue quien constituyó un comando de elite para rescatar al presidente de la base naval donde lo tenían secuestrado y devolverle el poder. Diosdado Cabello no solo es el único hombre que tiene a su lado
Chávez con garra como para suplantarlo en un mitin de masas, sino también para mantener el control del PSUV, para controlar a los gobernadores y, algo nada despreciable, para mantener unida y alrededor del Gobierno bolivariano a las Fuerzas Armadas..


Radonski sabe que no le será fácil achicar decisivamente los veinte puntos de diferencia que le lleva de ventaja Chávez en las encuestas, y no es de descartar que la oposición utilice algún tipo de campaña desestabilizadora para ensombrecer y sembrar dudas sobre el proceso electoral. Serán meses decisivos.


Si la salud no lo ayuda en los próximos meses, Chávez se verá obligado a renunciar a agotadoras giras electorales, a sus interminables mítines y a delegar en su ex camarada de armas cada vez más. Decíamos en el título que Chávez “no tiene sucesor” y las cábalas están a la orden del día, pero tal vez ya habría que preguntarse: ¿o sí? El panorama pareciera empezar a despejarse y que a menos que las cosas cambien mucho en los meses venideros, el puesto de delfín ya va perfilando un nombre y apellido: Diosdado Cabello.
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*Roberto Montoya participó en el equipo de acompañantes internacionales invitado por el
Comité Nacional Electoral de Venezuela para presenciar las primarias de la oposición.

http://www.rebelion.org/docs/147148.pdf
(Viento Sur)


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