En la MUD proponen amancebamiento con alevosía

Cohabitar es una acepción un tanto sórdida, como si no quedara más remedio. Un maridaje obligado y débil. Proviene también de Cogollo y Coyunda.

Acogollarse, dicen unos, otros Acollararse. Así están los que forman La Mesa de la Ultra-derecha (MUD) conformada por más de 16 partidos: Acción Democrática, Copei, Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, Proyecto Venezuela, Movimiento Al Socialismo, La Causa R, PPT, Alianza Bravo Pueblo, Movimiento Republicano, Podemos, Bandera Roja, Movimiento Laborista, Vanguardia Popular, Unión Republicana Demócrata y MIN- Unidad,

Están todos arrejuntados. Obligados a entenderse en el arrejunte (enredados) por la USAID, es decir el Departamento de Estado.

Cuando alguien cae en las redes de una mala hembra, el pueblo dice: Se Enredaron. Están liados y envueltos. De ese brutal amancebamiento ha de parirse un candidato. Muy probablemente de todo eso lo que se produzca es un aborto.

Nada bueno se puede esperar de un Amontonamiento o Encanallanamiento, en el argot de la junta de malas obras. Esos amancebados con amancía, con mucho apaño, con arrimo y arreglo, tienen todos espectaculares rabos de paja; son un lío y un protuberante contubernio: la unión consensuada de un maridaje entre escoria, latrocinio y lacayaje. Todo muy cerca de amancillamiento con alevosía.

Ahora bien, amancebarse no es ilícito en política. Aunque a la vez, hay que reconocerlo, ¿quién somete a investigación o a registro un amancebamiento?

Hay que ver la pesada y odiosa coyunda que cargan sobre sus hombres los adecos y copeyanos junto con todas sus demás medianías.

La soga que los acoyunda, como dicen algunos campesinos.

Lo patético es que AD a veces trata saltar la verja de la MUD y buscar cohabitar sólo consigo mismo, que puede entenderse también como abuso deshonesto al acceso carnal (masturbación pura).

Es una especie de allegamiento desesperado sus pedazos dispersos por el vendaval que les trajo la revolución bolivariana: un aferrarse a lo que fueron y a lo que tuvieron, y a lo que querían seguir degustando (por el reclamo soberano del goce y de la costumbre, y de otras cosas).

El ayuntamiento que se tuvo que les creó placeres, obligaciones y derechos. El largo facimiento con Miraflores que creyeron les dejaba las puertas abiertas para siempre. Es decir que haberla poseído una vez, pensaban, les creaba un derecho, como el que se llama servidumbre.

Hay que ver lo que cuesta romper con una servidumbre.

Es decir declarar el divorcio, y aceptar el desastre.

Lo de cohabitar es Yogar.

De cohabitar a cohechar no hay sino medio paso. Cohabitar puede conducir fácilmente a sobornar, a ofrecer para el trato (secreto). Hay algo en el convenir para la entrega del cuerpo que viene del confectare y de lo coercitivo.

Todo eso late bestialmente dentro de la MUD.

Llama mucho la atención, de que no fuesen un poco más decentes, y en lugar de utilizar la expresión Coexistir, se lanzasen por la de cohabitar.

En lo de cohabitar se comparten muchas suciedades, muchas trampas, negocios, ardides y complicidades. Proviene también del arte de Coger: Coincidir, Tomar, Contratar, Compartir, Acordar.

Como lo de Punto Fijo, que fue una perfecta cohabitación de lo nuevo con lo de siempre, de lo uno con lo otro.

Lo de Punto Fijo fue cohonestar, es decir simular una democracia con tres bandidos y ladrones que se lo arrogaban todo: Corte Suprema (Infima) de Justicia y Congreso Nacional de la República.

Eso fue total y absoluta cohabitación en concordancia perfecta con concubinato, sucia cópula o entrega. Aceptar para armonizar, o hacer compatible las supuestas oposiciones con el arte de gobernar y dejarse cohechar.

Se acuñaron (de cuña, y cuñado, que por cierto Cuñado en latín quiere decir unidos por el coño). Uña y corruña. Amañados. Solazados. Arrimados.

La coyunda de Punto Fijo duró cuarenta años. Exactamente, refundar es al fulano Pacto de Punto Fijo.

Es decir que van hacia una segunda versión del Puntofijismo, que esta vez podría llamarse La Coyunda de los social-adeco-cristianos.

La misma cosa, por eso cohabitan.

Por eso son capaces de cohabitar, aunque sea sórdida todo ese rejunte.

De la misma calaña, también se dice. Calaña o catadura. Congéneres. Conyúgere, de sujeción o dependencia.

Confusión en esa cohabitación. La Biblia lo trae: cohabitar con animales es confusión.

Uno como ciudadano podría conjugarlo, desde ahora en adelante, como sigue: “Cohabita” (que algo sacarás)...

De lo originario a la cohabititis o al amancebamiento hay años luz, pero así es la vejez que estruja a todos esos partidos. Lo de cohabitar en las mamparas para ellos es muy “sabroso”.

Están pues en lo mismo.

No han dado un solo paso.

Cohabitando todos en lo mismo.

En los viejos y sucios aposentos.

En el lecho y en el maridaje de siempre.


jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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