El pueblo desmonta las patrañas imperiales

El 13 fatídico que revertirá la nueva historia

El 13 de Abril retumbará  por siempre como la fecha que desarmó la estrategia golpista de la oligarquía pitiyanqui desatada y cumplida a carta cabal hace nueve años el 11 de Abril del 2.002, cuando la revolución bolivariana de Venezuela apenas comenzaba. 48 horas apenas, fueron suficiente tiempo para que todo un pueblo bajara de sus cerros alfombrados de miseria a defender su decisión y que Hugo Chávez Frías continuara su mandato constitucional y legitimado por todos sus votos en las elecciones presidenciales de 1.999.  Horas escasas que desmontaron la historia mediática con que se pretendió venderle al mundo a nuestro presidente como dictador y como asesino. 

El susto a la regresión, al retorno al poder de las fuerzas dominantes hasta hacía apenas dos años, fue valientemente enfrentado por la memoria de la gente que tomó las calles, se fue a los cuarteles, a los medios lacayos, a las ventanas del mundo a desnudar las mentiras de la falsimedia, a desarmar el complejo libreto seguido cabalmente por los golpistas criollos y escrito con detalles en las oficinas de la embajada norteamericana. 

48 horas apenas, bastaron para que bajara del cielo un helicóptero con nuestro líder rescatado y liberado para continuar al frente de las luchas de los desposeídos de esta tierra. La respuesta espontánea que en aquella fecha dio el glorioso pueblo venezolano tiene un valor que sobrepasa el calendario. Hasta hoy sorprende a la historia como la ira contenida, como la sospecha, como la intuición popular pudo aclarar una verdad manchada con el ropaje imperial de la mentira. Todas las pantallas del mundo repitieron hasta el cansancio las imágenes de aquellos valientes de Puente Llaguno que respondieron la arremetida policial con balas y que se señalaban ante el mundo como autores de decenas de asesinados que eran víctimas de francotiradores contratados por el mismo imperio para “justificar” el golpe de estado. No es poca cosa lo que logró este pueblo heroico en esas escasa horas, como no lo es lo que hoy hace la humanidad ante cada nuevo libreto de dominación en cualquier país del mundo, aquel 13 de Abril heroico abrió de forma radical el poder del pensar de la gente común, desde esa fecha las voces de los pueblos desarman cada nuevo intento de perpetuación imperial.  

Lo hicimos en Honduras, a pesar de no haber logrado una victoria contundente, pero si se logró  darle aliento a un pueblo que hoy mantiene su dignidad ante un mandatario impuesto, ante un títere que sin ningún tipo de moral, viaja a Colombia para hacerle morisquetas a nuestro comandante en un encuentro en el que no estaba convidado, a saber, por lo menos por Hugo Chávez, aunque quizá con la venia de Santos, para pretender hacer cómplice a nuestro comandante en que la OEA y los pueblos que marchan a la nueva sociedad cayéramos en su trampa y diéramos legalidad a un falso presidente escogido por los amos del mundo antes que por pueblo alguno. Lo estamos haciendo en África cuando vemos a un Obama haciendo los mismos malabares para apoderarse del petróleo de Libia y que debemos anotar como una victoria de los pueblos del mundo que  a esta fecha, después de tanta bomba y agresión, el pueblo libio, digno y valiente no ha podido ser invadido ni saqueado. 

Todo 11 tiene su 13, reza el grito libertario del pueblo venezolano,  hay un almanaque repleto de treces fatídicos para el imperialismo yanqui. Así como es muy conocido, que la superstición gringa, les hace pasar la numeración de los pisos de sus rascacielos del piso 12 al 14, omitiendo siempre el número 13, así, aunque ellos pretendan borrar el 13 del calendario, ya la humanidad entera sabe muy bien lo que se puede hacer un día 13 cualquiera ante los intentos desesperados de las fuerzas imperiales. Y el imperio nos teme entonces. 

Nueve años después, a punta de democracia pura y transparente, Venezuela sigue decidiendo que Hugo Chávez continúe al frente en el camino a la sociedad socialista. Nueve años en los que se  nos ha boicoteado constantemente  nuestro gobierno señalándolo ante el mundo como un régimen dictatorial que irrumpe y prohíbe la libertad de expresión. Quienes aquí vivimos sabemos muy bien que es una gran mentira, que aquí no se vulnera el derecho a nadie de expresarse,  como los camaradas cubanos saben que es otra gran mentira la que se impone a la revolución cubana al tildarla de dictadura alguna, que no será más que la dictadura de los pobres, del proletariado. Nueve años después debemos seguir avanzando para desmontar la terrible opresión mediática que hipnotiza, narcotiza, idiotiza a la humanidad nuestra. ¿Y si hace nueve años Venezuela pensaba que Chávez era un dictador, como es que ha ganado tantas elecciones desde esa fecha? ¿Y si hace tantos años se traiciona al pueblo y se le niegan sus derechos, en Venezuela, o Cuba, o Nicaragua, o cualquier patria, es que sus pueblos son ciegos? 

El siglo XXI marca un cambio paradigmático en la historia cotidiana: los pueblos están despertando. Hay una clase trabajadora que ya sabe muy bien que es lo que significa un amo, un patrón, un jefe. Hay una clase social que sabe de memoria que significa la explotación, que entiende que la riqueza que detenta su patrón le pertenece al sudor de su frente y que por tanto debemos apropiarnos de lo que nos pertenece por derecho. Los pueblos están despertando, así como a los ejércitos invasores se les detiene con el grito libertario de cientos de millones de conciencias que a diario revientan su furia ante los hechos injustos, así pasará que la historia de la humanidad obtendrá la victoria de preservar la vida, la justicia, la igualdad y el amor en la nueva sociedad que construimos sobre las ruinas del imperio del egoísmo.

Venceremos!!! 

Continentalismo,  sueño  del sur 

No había distancia que cambiara la misma realidad en toda nuestra América, no había otro sueño que no fuera el mismo: igualdad, solidaridad y justicia social. El sur es una sola patria, un solo pueblo,  que implora y precisa unidad. 
 

Simón Bolívar rompió  las fronteras impuestas por los colonizadores, su espada libertaria rompió las cadenas del invasor español, en su gloriosa marcha a caballo hacia un sur lleno de miserias, opresión y dominación imperial. Los virreinatos fueron desechos con la furia de soldados descamisados, que por sobre las penurias que imponía el sueño libertario, borraron las fronteras y unieron una voluntad continental en batallas despiadadas contra un enemigo que parecía superior. 

Dividir es vencer, reza la profecía maquiavélica que impuso desde entonces el nuevo imperio, el imperio industrial que sustituyó a aquel imperio español que nos robó el oro y la plata, el que vino a saquear el combustible fósil, la fuerza de trabajo barata, los frutos de la tierra que era nuestra y que los alimenta hasta hoy en día

Divididos seguimos en esta lucha feroz por abrir una puerta a un futuro posible, a una vida digna. Divididos tratamos de unirnos y no hemos sido capaces de romper las fronteras. Hay toda una legalidad impuesta, todo un imperio jurídico que nos impide desatar la furia bolivariana, martiana, San martiniana, nuestramericana. Divididos nos damos las manos ante un imperio que se une en el poder de su asqueroso capital, que unido nos somete a sus voluntad depredadora. Hay que quemar esas líneas que llamamos fronteras.   

De un país a otro, hay una dominación cultural que aun funciona, el imperio funda su presencia en estas diferencias, nos somete, nos sigue engañando al separarnos con sus cárceles mediáticas. De un país a otro, se pierde la unión que una vez nos liberó del sometimiento en las colonias, de un país a otro  nos siguen separando para pretender continuar su explotación. ¿Cómo romper nuevamente este cerco? ¿Cómo no ser acusado de terroristas? ¿Fue Bolívar y su ejército libertador un terrorista? !Nunca! Entonces tampoco lo seremos nosotros al volvernos a unir. 

Más allá de los tratados, convenios, alianzas y todas las escrituras que hemos firmado aquellas patrias que nos acercamos para enfrentar al enemigo, al asesino transnacional que nos agrede sin necesidad de visa o pasaporte, debemos entender meridianamente que somos una sola patria: la Pachamama, la patria grande. Más allá de las letras, falta la unión de la sangre, de los espíritus ancestrales que aun dormitan en nuestras conciencias, más allá es una necesidad urgente la unión, desvirgar ese himen antinatural que implantó el imperio en nuestras conciencias. Hay que unirse en un solo ejército libertador desde México hasta la Patagonia. 

Continentalismo es lo que nos enseñó el Che en la tricontinental, es lo que preveían las Internacionales socialistas, continentalismo es la unión de todas las luchas en una sola bandera, que más allá de separarnos o invisibilizar nuestras propias culturas, nos une ante un enemigo que desde hace mucho se globalizó. La explotación, el crimen, el narcotráfico, hace muchos años que no conocen fronteras. Sus mapas no se dividen en países, se dividen en regiones necesarias para su supervivencia, en espacios para enriquecerse cada vez más. Es una obligación revolucionaria crear la necesidad de la visión continental, de no hacerlo, le hacemos un  servicio al enemigo. No tendremos victorias sin la unión de nuestras patrias. 

Continente hermoso lleno de pasiones, desde el grito mapuche, desde la villa pobre en Buenos Aires, desde las multicolores banderas ancestrales de Bolivia, desde la diversidad de género, desde las gargantas de los campesinos desplazados, desde la Cuba liberada, desde los barrios de Caracas, desde Honduras clamando su constituyente, desde México sangrando por las balas imperiales del narconegocio imperial, desde Panamá sometida por un vende patria, desde Colombia en armas, desde cada rincón de nuestra hermosa patria grande, desde cada pulmón de un continente llamado a ser protagonista de la nueva era. 

Los internacionalistas seremos los soldados que hilaremos la bandera de la nueva patria grande. Sembraremos nuestras pampas y llanuras, nuestras montañas y mares, nuestras barriadas y calles con la fuerza insometible de la revolución clamada. La unión de la América se hace necesaria, con un solo ejército invencible, con la furia desatada de todos los humildes que clamamos dignidad y derecho a la vida. 

África y la América serán el continente del sur, el futuro espera en nuestras entrañas sembradas de energía, el nuevo norte es el sur y el sur ha de ser uno solo: la revolución necesaria del buen vivir de la mujer y el hombre nuevo en la sociedad naciente. 

La Patria Grande es la cuna del socialismo universal. 

Venceremos! 
    brachoraul@gmail.com



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Raúl Bracho


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