Otra vez el peruano lascivo

Jamás respeté para nada a ese farsante al que ahora la derecha venezolana idolatra como si de un mesías redimido se tratara.

Contrario a lo que todos consideraban como un gran escritor durante el mal llamado boom latinoamericano (una disparatada definición que recurría a un anglicismo para denominar un fenómeno de nuestra región), nunca rendí pleitesías a un sujeto que basaba su prestigio en las escabrosas fabulaciones de brutal lascivia que plagaban su tan sobrevaluada producción literaria.

Es innegable que la recurrencia al desenfreno libidinoso que define su obra (cuyo cénit son una infeliz autobiografía, donde narra con el mayor cinismo y morbosidad su incestuosa relación con una disipada mujer de su familia, y una lamentable novelita rosa en la que hace gala de una especial lujuria mezclada con un sádico afán de ofensa contra los humildes soldados y las mujeres del Perú que dolorosamente deben entregarse a la prostitución) no es sino expresión del carácter concupiscente y masturbatorio de un apátrida cuya vileza lo llevó, entre otras linduras de su largo prontuario, a renunciar violentamente a su nacionalidad para hacerse ciudadano español cuando el pueblo peruano le negó la inmerecida Presidencia de su país, pretendida por él bajo el engañizo disfraz de progresista.

Hoy, convertido en obispo del neoliberalismo, ese cultor de la inmoralidad regresa a Venezuela para, con base en las mentiras y la manipulación que tanto agradan al oposicionismo nacional, ofender con su odiosa presencia a los venezolanos en una campaña ultraderechista cuyo propósito exclusivo es tratar de desprestigiar al presidente Chávez y al proceso revolucionario bolivariano.

¿Qué dignidad debe reconocérsele a un sujeto que acusa a todo un pueblo por escoger soberanamente su forma de gobierno, pero que surge de una sórdida vida de rascabucheos de entre piernas en la más total oscuridad con sus tías y quién sabe con quién más? ¿Cómo va a ser un escritor alguno de prestigio un insensato que predica en nuestro suelo sobre la supuesta falta de libertad en el país cuando su sola presencia aquí es negación absoluta de cuanto vocifera a todo gañote sin que nadie le reprima su estúpido proceder? Qué va, amigos... ¡A otro perro con ese bochorno de las letras!

albertoaranguibel@gmail.com


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Alberto Aranguibel B.

Comunicador social e investigador. Conductor del programa Sin Tapujos, que se transmite por Venezolana de Televisión. Asesor Comunicacional y de Imagen en organismos y empresas públicas y privadas.

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