La bella y la bestia, cara a cara por última vez

Esta fue la última oportunidad que tuvieron los aspirantes a inquilinos de la Casa Blanca para presentar sus propuestas e ideas ante millones de telespectadores. Los aspirantes polemizaron en torno a una agenda que incluía temas sobre la inmigración, economía, terrorismo, salud y la designación de un magistrado en la Corte Suprema de Justicia. Además el tema sobre la modificación a la segunda enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América no fue apartado de la retórica presidencial.

En este tercer encuentro; se pudo ver a un Donald Trump más recatado, mejor documentado que en las ocasiones anteriores, aunque de vez en cuando lanzo algunos dardos envenenados a su contrincante. Por su parte, Hillary Clinton se mostró como una ciudadana preparada para asumir la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, vendiendo su experiencia adquirida en los diferentes cargos desempeñados en la administración pública de su país. Asimismo, no perdió la oportunidad de presentar a su rival político como un aspirante inestable, al que no se le debían entregar las llaves que contienen el arsenal nuclear porque de seguro las consecuencias serían difíciles de cuantificar.

Por otra parte, Trump en discursos públicos previo a esta controversia dejo entrever que el actual sistema electoral es susceptible de ser manipulado "por los donantes que dan centenares de millones de dólares a 'Hillary la Tramposa'. Es un mal sistema". De acuerdo a esta consideración, la posibilidad de un fraude electoral se vislumbra en favor de la candidata del partido demócrata en detrimento de su candidatura. Además, ataco sin misericordia a la prensa por considerarla deshonesta al divulgar sistemáticamente fabulas en su contra lo cual le ha causado que su endeble candidatura inicie un camino sin retorno hacia el abismo de la derrota.

En consecuencia; Trump perdió la oportunidad de oro de revertir esta tendencia negativa hacia su candidatura, cuando se negó a manifestar si reconocería una eventual derrota, siendo esta actitud de soberbia un grave error táctico de un candidato al reconocer implícitamente que su derrota esta por cantarse el 8 de Noviembre venidero. En esta perspectiva, al no responder directamente a esta interrogante, deja duda ante los votantes indecisos e independientes sobre su capacidad de asumir las riendas de una administración tan compleja y matizada por un abanico de orígenes demográficos.

Además, sembró nubarrones de preocupación a las autoridades de mantener el orden público; dado que sus seguidores considerados como los más radicales y de escasa preparación académica han prometido tomar las armas, para iniciar una revolución de llegarse a concretar el triunfo de la ex Secretaria Hillary Clinton, tal como lo señalan las diferentes encuestas. Sería un acontecimiento inédito de llegarse a materializarse este evento, lo que pudiera traer como consecuencia daños tanto materiales como humanos que en nada beneficiarían su ya maltrecha carrera política, dándose por concluida de esta forma violenta su incursión en la vida pública estadounidense; sería el debut y despedida de este engreído magnate empresario (sic) en su afán de convertirse en el cuadragésimo-quinto presidente de los Estados Unidos de América.

En resumen, las cartas están echadas sobre el territorio norteamericano y serán los ciudadanos los que decidan el destino de su patria, al tomar una decisión que se ajuste a la realidad y donde el candidato que sea favorecido con la intención del voto cumpla con lo prometido en su campaña electoral, además de que reconozca que existe un vencido al que se debe tomar en cuenta.



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