En Conferencia RIPE, Ricardo Lagos se erigió en Sumo Pontífice de la Nueva Religión Neoliberal

Al parecer, en esa misma conferencia el empresariado le nombró también “Gran Protector y Faraón del Capitalismo Planetario”, y aunque Lagos patea el balón sólo con la derecha, insiste en que la gente crea que es ‘puntero izquierdo’

Arturo Alejandro Muñoz

REALMENTE, EN POLÍTICA queda poco (o nada) por inventar. Todo está hecho, recorrido, probado y usado. Ello viene ocurriendo desde los tiempos anteriores a la vigencia de la democracia ateniense y de imperios como el macedónico, el persa, el romano, etcétera. Lo mismo ocurre con la economía, actividad (hoy se asegura que es una ‘ciencia social’) que comenzó con el trueque, pasó al mercadeo de ferias locales, siguió rumbeando llevada en ancas de camellos y jamelgos por caravanas de bolicheros, y así, medio tiritando, medio andando y navegando, se transformó en diosa madre de  los sistemas políticos vigentes en la actualidad.

Con lo anterior, intento explicar que nuestras autoridades se mueven gozosamente siguiendo los lineamientos de algunos de aquellos “vaticanos ideológicos”, los que sirven de base a las propuestas y programas de las tiendas partidistas que conforman el escenario político nacional.

Pero, la cuestión adquiere cariz de traición cuando algún dirigente de uno de esos ‘vaticanos’ decide enmendar rumbo, folio y tendencia, imitando al monarca Clodoveo, rey de los Francos, quien en el año 499 de nuestra era, se convirtió al cristianismo obedeciendo a las palabras del obispo de Reims (el futuro San Remigio): “baja la cerviz, fiero sicambro… a partir de hoy, quemarás lo que has adorado, y adorarás lo que has quemado”.  Connotados políticos chilenos hicieron piel esta histórica frase… vale decir, cambiaron de “vaticano ideológico”, pero de manera silente, para que el electorado no se percatara de ello y siguiera creyendo que sufragaba por ‘progresistas’.

¿A quién, específicamente, me estoy refiriendo? Recuerdo con perfecta claridad que a las pocas horas de haber sido elegido Ricardo Lagos Presidente de la República–luego de una estrecha segunda vuelta- comenté a mis amigos que Chile estaba llevando a La Moneda al segundo González Videla de nuestra Historia.  Pocos me creyeron. No me refería entonces a una traición tan profunda como la que ‘Gabito’ ejecutó contra sus antiguos compañeros de ruta –los comunistas- sino, específicamente, a que el señor Lagos (más temprano que tarde, parafraseando a Allende) gobernaría en beneficio de la mega empresa atendiendo los parámetros más salvajes del sistema neoliberal. 

Así fue. No hubo equivocación de mi parte y la administración Lagos se recuerda hoy –en todos los sectores de la izquierda de verdad- como un gobierno efectuado en pro de privilegiar las grandes fortunas, los mega empresarios, las transnacionales y, por cierto, las finanzas de Estados Unidos por sobre las chilenas. Todo ello fue realizado con la mirada cómplice del socialismo concertacionista, sabedor este de que la derecha había cooptado al “faraón” Ricardo hacía años atrás, específicamente en 1989 cuando –así titulé uno de mis artículos que tocó el tema- “la Concertación se bajó los pantalones”, toda vez que el señor Lagos fue uno de los artífices de ese contubernio que mediante un plebiscito protocolizó con cemento bruto la fascistoide Constitución de 1980.

Es imposible que a buenos entendedores y mejor informados pueda extrañarles la conducta de Ricardo Lagos en materia política y económica. Le conocimos en esencia hace ya décadas, en aquellos maravillosos años de la última reforma universitaria realizada en serio en nuestro país (1968-69), ya que en una de las llamadas “mesas de reforma” me tocó participar representando a mis compañeros de la Facultad de Filosofía y Educación (Instituto Pedagógico) para debatir los puntos principales de la propuesta estudiantil de reforma ante los mandamases de la universidad, entre ellos, Ricardo Lagos Escobar (flamante Secretario General de la casa de Bello), recién electo democráticamente por los tres estamentos de la Universidad de Chile: el docente, estudiantil y paradocente.  

Las conversaciones no fueron simpáticas ni calmas y en más de una oportunidad la famosa “mesa de reforma” estuvo a punto de irse al tacho en medio de diatribas, gritos, amenazas y descalificaciones. Nosotros, los estudiantes, cada tarde, entregábamos un reporte sobre lo tratado, acordado o disentido en la mañana, el que pegábamos en las murallas del Instituto dando pábulo a rápidas asambleas estudiantiles a objeto de contar con la aprobación de tal o cual iniciativa. 

Uno de esos reportes desagradó profundamente al señor Lagos Escobar (que en aquella época era militante del Partido Radical) quien trató de gritonearnos al día siguiente en la reunión de rutina, acusándonos de infantilismo e irresponsabilidad ya que de acuerdo a su particular forma de ver las cosas, nosotros contábamos con la necesaria calidad de representantes del estamento alumnos para tomar decisiones y llegar a acuerdos sin tener que pasar todas las conversaciones por el tamiz demagógico y populista (según él) de las asambleas. Ahí mostró su verdadero ‘yo’. No era democrático… su indesmentible soberbia señalaba claramente que aceptaba el uso de la ‘democracia’ sólo como una especie de dádiva oficial que permitía al resto de la sociedad emitir un voto. Punto, y final.

Después, una vez electo presidente de la república, gobernó sin tapujos ni rubores a favor del mega empresariado, de las transnacionales y del capital financiero, cuestión que quedó sólidamente plasmada la jornada aquella en que el empresariado más rancio y predador del país (y me atrevería a decir que también del subcontinente) le aplaudió a rabiar, bautizándole con el mote de ‘faraón’ del momierío ultra derechista.

Sin embargo, la vuelta en semi círculos no le bastó. Le había sido insuficiente desdeñar su pasado supuestamente ‘progresista’, pues al ocurrir el intento de golpe de estado de la derecha venezolana contra el presidente Hugo Chávez, nuestro ‘faraón’ (era primer mandatario en ese momento) se apresuró en reconocer oficialmente al gobierno golpista encabezado por el empresario Pedro Carmona, apodado “el breve” ya que su intentona golpista duró escasas horas y hubo de asilarse en el extranjero. Ricardo Lagos fue, en Sudamérica, el único Presidente que apoyó el golpe de estado de la derecha caraqueña…¡¡y aún hoy sigue asegurando ser socialista!!

No se agota allí la ‘voltereta’ de Lagos, pues cuando abandonó La Moneda se dedicó a dar conferencias y seminarios a nivel nacional e internacional, lo que por cierto es espléndido y no hay ni puede haber crítica en ello. Lo execrable está en que su lenguajeo academicista y político coadyuva con el apuntalamiento del sistema neoliberal y el derribo de cualquier tipo de política que pretenda luchar contra la pobreza utilizando recursos fiscales; y aprovechando el envión, don Ricardo lanza bombas de racimo contra la izquierda latinoamericana.

Hace algunos años, la extrema derecha venezolana juntó a los ex Presidentes de los gobiernos de España, Brasil y Chile (los tres eran eméritos ex izquierdistas: Felipe González, Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos) a objeto que “narraran” sus experiencias presidenciales, lo cual realizaron ante empresarios y representantes de las cúpulas económicas pertenecientes a la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD), opositora en ese entonces del Presidente Chávez y hoy adversaria feroz del presidente Nicolás Maduro.  Allí, los ex Presidentes soltaron amarras y se mostraron impúdicamente en toda su desnudez neoliberal y pro norteamericana.

En ese encuentro con la derecha venezolana, Lagos comenzó su exposición  intentando mostrar el supuesto aislamiento de Venezuela en lo referido al crecimiento económico, poniendo a Chile como ejemplo, aunque obvió lo fundamental: según la OCDE nuestro país posee la mayor desigualdad de distribución de la riqueza en América Latina. Pero, porfiado como ya sabemos que es, insistió alabando la economía chilena porque (anote para que no olvide) “el 95% de la maquinaria económica chilena está en manos de capitales extranjeros y funciona bajo los parámetros del Tratado de Libre Comercio (TLC)”. Aplausos apoteósicos de la concurrencia.

No se agotó allí la cháchara de nuestro conocido tartufo ex izquierdista, ya que también aseguró que los recursos del Estado no deben ser dirigidos a la inversión social.  “Hay que seguir pagando impuestos, pero los recursos no pueden ser para pagar gastos corrientes”, afirmó el ex mandatario, quien agregó finalmente: “El proteccionismo no es viable”. En resumen, Lagos unió su voz a las de González y Cardoso en ciudad BANESCO, aconsejando a la derecha venezolana reducir drásticamente la inversión social, aplicar “disciplina fiscal” en vez de redistribuir las riquezas, y a los sectores más pobres del país darles solamente una porción del ‘excedente’ de los ingresos aportados por el 10% más rico de la población.

 

Y por último, hoy, en pleno segundo gobierno de Michelle Bachelet, el ‘faraón’ se lució ante decenas de inversionistas y empresarios, en la Conferencia RIPE de periodismno económico iberoamericano (organizada por Diario Financiero, SURA, ENERSIS y otras firmas)  al criticar duramente la gestión económica de la actual mandataria, pero el momento de los orgasmos empresariales ocurrió al decir Lagos que en Chile “todo lo que pueda ser concesionado, debe ser concesionado”. ¿En ello se incluye a la Educación, la Salud, el cuidado y protección del medio ambiente… e incluso a las fuerzas armadas?

 

Poca duda cabe que el mega empresariado debe haberle entregado una condecoración con la frase: “Vuestra nueva fe es nuestra victoria”, nominándole Sumo Pontífice de la religión Neoliberal, y Gran Protector  del Capitalismo Planetario.



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Arturo Alejandro Muñoz


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