¿Qué tienen en común el Banco de Venezuela, Movilnet y la UNEFA?

Luego de un día de arduo taxeo, sumado a unos sesenta días más de tan noble labor (cuando se hace responsablemente), al fin me siento a escribir algunas líneas no tan largas como las colas que observo a diario en cuanto comercio existe en mi querida ciudad. ¿Qué motiva mi escrito? Las continuas quejas de mis compatriotas, convertidos en clientes circunstanciales de mi nueva profesión temporal mientras decido junto a mi familia como enfrentar este 2015 de retos y cambios sociales estructurales y estructurantes. Al grano: Chavista como me siento, estoy obligado a incurrir en el campo de la autocrítica, no solo por ser receptor de continuos latigazos verbales de los usuarios, también como ciudadano afectado directamente por la situación actual de mi país. Saldré un poco de las más evidentes quejas y críticas que son llevadas a debates cotidianos por nuestro pueblo en su interacción diaria en todo el territorio de la patria.

En el dilema de dirigir empresas privadas o públicas (más complejo aun en empresas mixtas), nuestros gerentes venezolanos deben decidir constantemente entre “calidad” y/o “cantidad”, entre “optimizar” y/o “masificar”. Puntualizo dos casos entre muchos otros que hoy son evidentes. Nuestra banca pública y su desempeño en servicios al cliente frente a la banca privada: mientras lee estas líneas intente llamar al número telefónico de atención automatizada de nuestro Banco de Venezuela, del que soy cliente hace unos ocho años, resulta casi imposible ser atendido en el primer intento de llamada, ojo, también lo será en el segundo y en el tercero, y en el cuarto, y en el quinto y acá me detengo, no porque sea atendido sino por agotamiento, falta de paciencia y molestia auto justificada. Si mi BANCO DE VENEZUELA, crece en número de usuarios, crece en niveles de depósitos, crece en activos financieros, a la par debe crecer en capacidad de atención al usuario, so pena de ser catalogado en escuálidos estamentos como un banco “malo desde que lo tomó el gobierno”. La imposibilidad de defender lo indefendible con argumentos firmes es aún mayor cuando un compatriota te dice; ahora intentemos llamar al servicio de atención automatizada del banco mercantil (vaya nombre para enfrentarlo en términos de calidad al antes citado), la bendita llamada es atendida en el PRIMER intento, es en este punto en el que se hace imposible ganar un debate socio político entre un taxista chavista y un usuario opositor.

Otro caso doloroso, resulta al debatir con familiares, usuarios, alumnos; sobre el servicio que recibimos millones de venezolanos de nuestra orgullosamente nacionalizada empresa Movilnet. Se me ocurre pedir a Hinterlaces una encuesta seria con diversos tópicos a consultar acerca de calidad de servicio, tarifas, cobertura, atención al usuario, velocidad de navegación e innovación... estimados lectores considero saldríamos muy bien parados en los aspectos referidos a la cobertura (territorial) y en tarifas, en todo lo demás el común de nuestro pueblo, la gran mayoría, sabe que la competencia, debo mencionarlos, movistar y digitel son considerados como “mejores” en términos generales. ¿Cuál es la gracia dice el venezolano de a pie de vender a precio justo más equipos celulares de los que la plataforma de Movilnet puede atender de manera eficiente? Dicho esto, y aplicado a un gran número de ejemplos tangibles, ejemplos concretos, pregunto: ¿cómo fijar en el imaginario colectivo, en nuestra psiquis social, que nuestro modelo de gestión es superior a la “otra forma” de gerenciar? ¿Con qué argumento rebatir la idea de que la calidad es preferible a la cantidad? Posiblemente estoy en capacidad, en un escrito mucho más amplio, de explicar el porqué de estas situaciones propias de procesos sociales como los que democráticamente nos estamos dando los venezolanos, pero un compatriota o aun un camarada de izquierda medianamente instruido podría convencerse erróneamente de que la opción cuarto republicana es la opción idónea para nuestro país.

En esta Venezuela actual hay muchos ejemplos de este tipo y tocaré uno más. La disyuntiva entre la masificación de la educación contra la calidad del resultado final del estudiante de nuestra patria. Otro gran dilema, otra paradoja, otra incógnita de aquellas por “descifrar por el hombre en libertad”. Advierto que no escribo desde lo imaginado, escribo sobre lo vivido. Profesores por horas de universidades públicas, fueron indispensables para dar acceso rápido y oportuno a las enormes masas de bachilleres que formaban la hoy abolida “población flotante” vaya eufemismo. Cien por ciento de acuerdo, pero hoy en la víspera de un 2015 prometedor se hace necesario y justo reconocer a muchos profesores a tiempo determinado durante años (contrario a la LOTTT) e incluso con contrataciones solo de palabra (tercerización insólita), puede decir alguien que pasamos de población estudiantil flotante a población profesoral flotante, cuando escribo reconocer me refiero a consolidar estas universidades y previo concurso de oposición u otro proceso justo y expedito de selección, pasar a estos profesionales de la ECONOMÍA INFORMAL a la ECONOMÍA FORMAL... al buen entendedor pocas palabras.



Un ciudadano mas, tratando de resumir el clamor de muchos otros.


franciscosmhbcv78@hotmail.com
Licenciado


Esta nota ha sido leída aproximadamente 6603 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Ideología y Socialismo del Siglo XXI


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social