La Colección Bicentenario: ¿Educa para la solidaridad?

Desde que el Presidente Maduro asumió la presidencia de la República ha enfrentado una seria situación económica, la cual ha sido efecto de una guerra económica. Lo cierto es que los resultados están a la vista: devaluación, inflación, problemas en la distribución de alimentos, caída de las reservas internacionales, caída de los precios del petróleo y pare usted de contar. Esta realidad ocasionó resultados adversos al partido de gobierno en las pasadas elecciones parlamentarias, donde por primera vez en más de 16 años, los partidos políticos agrupados en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) lograron mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Los partidos agrupados en la MUD se apoderaron de uno de los cinco poderes que constituyen al Estado venezolano. Se combinan ahora dos ingredientes explosivos: una situación económica difícil y un poder controlado por grupos opositores al proceso revolucionario iniciado por el Comandante Chávez. Esto ha provocado la reacción del PSUV y de la mayoría de los partidos agrupados en el Gran Polo Patriótico en particular en materia económica. El Presidente Maduro, con el apoyo de esas diversas fuerzas políticas, ha propuesto una serie de medidas con la intención de iniciar un cambio en el modelo económico. Se persigue dejar atrás el llamado modelo rentista petrolero y entrar en un nuevo modelo productivo. Con o sin guerra económica, todo gobierno deber evitar el despilfarro de los recursos materiales y financieros públicos. Veo con preocupación que un sector tan importante como el de la educación no se estén tomando serias mediadas para evitarlo. Tal es el caso de la impresión y la distribución de los textos escolares que conforman la Colección Bicentenario.

Asumimos que la educación juega un papel muy importante en el proceso de transformación política y económica adelantado por la Revolución Bolivariana. Entiendo la educación como algo mucho más amplio que la instrucción, que la enseñanza que se le ofrece a los estudiantes todos los días en la escuela. Estamos educando constantemente con nuestras acciones, con nuestras políticas, con nuestros ejemplos. Aunque parezca contradictorio, hasta ahora hemos subestimado la educación, no la hemos tomado en cuenta seriamente con todas sus implicaciones. Un ejemplo de ese descuido es la manera en que se reparten los libros de la Colección Bicentenario y el destino que le damos a los ejemplares usados de esa colección. Con esas prácticas y políticas estamos dando una muy mala educación, estamos dando un mal ejemplo, estamos reforzando la conducta del individualismo y el despilfarro. En resumen, estaríamos promoviendo el egoísmo sin que ese sea nuestro propósito. Estaríamos promoviendo conductas totalmente contraproducentes para la implantación de un nuevo modelo económico productivo y solidario. Eso tiene que cambiar. Veamos a continuación cómo distribuido millones de libros en una buena política, pero mal llevada que ha estimulado conductas contrarias al socialismo.

Antes de entrar en la materia que nos ocupa, es oportuno aclarar que el Gobierno del Comandante Chávez no fue el primero en distribuir gratuitamente textos escolares a las y los estudiantes de las escuelas públicas venezolanas. En 1966, el Presidente Raul Leoni, del partido Acción Democrática, promulgó el Decreto 567 sobre textos escolares y otros materiales educativos. En uno de los considerandos de ese Decreto se declara lo siguiente: “Que el Estado ..., debe proveer un sistema de distribución gratuita de textos y material escolar, con el fin de hacer más eficaz la enseñanza, más extensos sus beneficios y menos gravosos para los hogares pobres.” Recuerdo que cuando estudié primaria recibí en Quinto y en Sexto grados una colección de textos escolares de todas las materias. Más recientemente, algunos gobernadores como Didalco Bolívar, en Aragua, y luego Diosdado Cabello, en Miranda, distribuyeron gratuitamente textos escolares de Educación Primaria en las escuelas estadales mucho antes que el Gobierno Nacional. Fue en 2010, contrariando a todos sus ministros de educación hasta ese momento, que el Presidente Chávez le ordenó a la entonces ministra Jennifer Gil, en un recorrido por una feria de útiles escolares, que iniciara la elaboración de textos escolares. También es oportuno señalar que no es correcto afirmar que distribuir textos escolares gratuitos en las escuelas es una política socialista. En países capitalistas como Estados Unidos se reparten gratuitamente textos escolares en las escuelas. Aquí tenemos una primera lección, no mentir. Tenemos que educar en la verdad incluso en lo que respecta a la originalidad de nuestras políticas.

¿Cuantos ejemplares de la Colección Bicentenario han sido repartidos hasta ahora? A continuación presento una serie de notas de prensa publicadas desde 2011 donde se informa sobre la cantidad de textos escolares repartidos. Para el año escolar 2011-2012, “la ministra del Poder Popular para la Educación, Maryann Hanson, destacó (...), se prevé sean entregados 12 millones de libros, que comprenden 3 millones de Matemáticas, de Ciencias Sociales serán entregados 3 millones, igual número será en Lengua y Literatura, y en Ciencias Naturales 3 millones de ejemplares. (...).” “(...) se prevé reciban más de 12 millones de textos, en vísperas del nuevo año escolar, gracias a la inversión de 194 millones de bolívares (...)”. Para el año escolar 2012-2013, se tiene que “(...) se repartieron 35 millones de ejemplares, con la ejecución de 1,5 millardos de bolívares en producción y distribución de estos materiales”. “Para este año escolar 2014-2015, el Ministerio de Educación anunció la entrega de más de 70 millones de textos de la Colección Bicentenario en escuelas públicas”. En el año 2015, fue inaugurado un centro de distribución de libros de la Colección Bicentenario en el estado Aragua. “el gobernador recorrió el centro de distribución ubicado en el municipio Santiago Mariño, donde recordó que para este año escolar son 30 millones los libros a ser distribuidos a todas las unidades educativas del país.” A lo cual agregó que: “En este lugar tenemos actualmente 14 millones 501 mil 500 libros de educación primaria y van a ser distribuidos a cada parroquia, a cada municipio y a cada estado para que los libros le lleguen directamente a los estudiantes de la patria, y nos vienen 16 millones de libros más para seguir este hecho histórico como parte del Plan de la Patria”. En resumen, según esta información se han repartido 12 millones de libros en el año escolar 2011-2012, 35 millones en el año escolar 2012-2013, 70 millones en el año escolar 2014-2015, para el año 2015 se entregaron 30 millones de libros y para el año escolar 2016-2017, anunció en estos días el Presidente Maduro, se repartirán 30 millones más de textos escolares. Si sumamos todos estos datos tendríamos que se ha repartido 170 millones de textos escolares entre 2011 y 2016. Este gran número de textos, y la gran cantidad de dinero invertido en la producción y reproducción de los mismos, se debe a que cada año se imprimen libros nuevos para todas y todos los estudiantes. Estos no tienen que devolver al finalizar el año escolar los libros que le fueron entregados al inicio del mismo para ser utilizados por otros estudiantes el año siguiente. Por razones de limitaciones logísticas no se llegan a entregar efectivamente a las y los estudiantes todos los libros impresos para un año escolar determinado. Una buena cantidad de libros se quedan almacenados en alguna parte. La pregunta que surge es: ¿A dónde van a para esos millones de libros que dejan de ser usados cada año?

En muchos países donde se distribuyen gratuitamente textos escolares, estos libros son usados por un período de cinco años. Cada estudiante recibe todos los libros que le corresponden según el año que estudia, los usa durante el año escolar y debe devolverlos al finalizar éste, para ser usado por otro estudiante el año escolar siguiente. Hay dos razones, una económica y la otra educativa, que justifican este esquema de distribución. Primero, es irracional económicamente imprimir libros nuevos cada años para todas y todos los estudiantes. Este esquema de reproducción de los libros es aún más irracional en un país como el nuestro, y aún más en la actual situación económica. Segundo, es educativo que las y los estudiantes usen unos libros que reciben gratuitamente, los cuiden y los devuelvan al final del año escolar. Si esa fuera la práctica sería muy educativa. Le enseñaríamos a las y los estudiantes que hay que cuidar los materiales curriculares, que hay que pensar en los otros estudiantes, y entregar los libros en buen estado para que ellos los usen el año siguiente. Eso haría de la práctica de distribución de los textos escolares de la Colección Bicentenario un acto de educación solidaria. La actual práctica de distribución de textos escolares es insostenible económicamente  e inconveniente educativamente. Sugiero pues que se revise esa práctica para seguri adelante con esa excelente política y hacer de ella un acto de educación para la solidaridad.



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Julio Mosquera


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