Ferguson y la ilegitima defensa

La Decisión de un Jurado Popular del Estado de Misuri, Estados Unidos de América que decidió la improcedencia de iniciar un juicio penal contra el Oficial de la Policía de la Ciudad de Ferguson, Darren Wilson, por el homicidio del joven afrodescendiente estadounidense Michael Brown, confirma las ilimitadas facultades legales y operativas del uso letal de la fuerza por parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en ese violento país y, consecuencialmente, el estado de desprotección jurídica en que se encuentra la sociedad estadounidense para ejercer y obtener el Derecho a la Justicia ante los organismos judiciales del mal calificado “País de La Libertad y la Democracia”.

El Jurado integrado por doce personas, de las cuales nueve (9) son blancas y tres (3) son afrodescendientes, en una población donde el ochenta por ciento (80%) de la población es de origen africano, declaró como Legítima Defensa la decisión del oficial de Policía Darren Wilson, de hacer uso de su arma de reglamento en doce (12) oportunidades contra el cuerpo de Michael Brown basado, fundamentalmente, en que se trataba de un sospechoso de robo, la negativa del presunto delincuente a atender la orden de inmovilizarse dada por el oficial y, al supuesto peligro cierto e inminente que representaba que la víctima se hubiese parado frente al policía aunque estuviera con las manos en alto; todo ello a pesar de que Michael Brown nunca exhibió un arma de fuego, cortante o contunde, que pusiera en peligro la integridad física del oficial del policía ni de ninguna otra persona.

En el fondo de la decisión del Jurado Popular que niega la apertura del juicio contra el oficial de Policía no es difícil visualizar la opresión racista que una minoría blanca anglosajona mantiene sobre la mayoritaria población afrodescendiente de esa población de Misuri, en cuya fuerza de seguridad solo hay tres (3) oficiales negros de los noventa y tres (93) agentes que integran el organismo, sino que confirma un estándar de entrenamiento y normativización del uso letal de la fuerza en la Policía de la ciudad de Ferguson que reproduce la doctrina y la legislación que sobre armamento y tiro, control de muchedumbre, uso de medios intrusivos no letales en procedimiento de detención y control de sospechosos y condiciones de encarcelamiento, que se aplican en todas las policías federales, estadales y municipales de los Estados Unidos de América y que, igualmente usa su Guardia Nacional cuando cumple funciones parapoliciales en situaciones de disturbios públicos.

Se trata de una doctrina del Estado Policial vigente en los Estados Unidos de América basada en la indiferenciada “Presunción de Peligro” que autoriza a todo funcionario encargado de hacer cumplir la ley, a los vigilantes privados, a los ciudadanos que se declaran protectores comunitarios e, incluso, a cualquier ciudadano que se encuentre en una situación que en su opinión pone en peligro o pudiera poner en peligro su seguridad personal, la seguridad de su familia, la de una tercera persona sin vínculos con ella y la propiedad pública y privada, la cual es, como en el caso Fergusson, eximinada de una sanción penal por homicidio, aun cuando no demuestre que el presunto agresor o agresora tenga o pueda acceder a un medio idóneo para producir el resultado lesión, el resultado muerte o la destrucción ilegítima de una propiedad pública o privada y que pudo hacer uso no letal del arma para controlar la persona que supuestamente representaba un peligro pero sin causarle la muerte.

Esta visión represiva del Estado sobre los ciudadanos y las ciudadanas tiene como fundamento la historia de muerte y destrucción con la que el colonialismo inglés fundó ese país, iniciada con la ocupación del territorio y exterminio de las poblaciones originarias ejecutada por colonizadores ingleses, escoceses, galeses e irlandeses que, desde sus inicio, asumieron el uso del arma de fuego como medio de defensa y solución de controversias privadas ante la imposibilidad del Estado colonial de controlar los conflictos, lo cual hoy hace de la posesión, porte y uso del arma de fuego, parte importante de la práctica social del pueblo estadounidense, reforzada con la esclavización de millones de africanos y sus descendientes y con el papel imperialista asumido por los Estados Unidos desde mediados del siglo XIX con la invasión y robo de la mitad del territorio de México, la invasión a Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y Panamá, su intervención en la Primera Guerra Mundial, la ocupación de Nicaragua, Dominicana y Haiti, su participación en la Segunda Guerra Mundial y de allí, su intervención en las guerras de Corea, Indochina, Afganistán e Irak; convirtiendo a los Estados Unidos en un Estado supremacista, imperialista y belicista y a sus ciudadanas y ciudadanas, en personas inclinadas por la violencia de las armas.

En Ferguson no solo debería enjuiciarse al policía supremacista Darren Wilson, autor material del asesinato del joven afrodescendiente Michael Brown, sino el sistema de opresión y represión implantado en los Estados Unidos de América que ha generado una sociedad enferma de supremacismo, segregación y guerras imperialistas que, atrapada en su espiral de opresión y represión estatal a su población y de agresiones a pueblos del mundo, no puede subsistir sino a base de mantener la violencia como un signo de su cultura de la muerte y de poner en peligro la vida de la Humanidad y su hermoso planeta azul con sus aventuras de guerra convencional y nuclear en todos los confines del mundo, con el fin de sostener sus menguada hegemonía mundial y su sistema capitalista en crisis terminal..
Yoel Pérez Marcano


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