Arrechera en un PDVAL o Cómo hacer que AD-PSUV sean la misma vaina

Sucedió en el PDVAL de El Tigrito que queda frente al CC Malaver, en
una estación de servicio. Las colas -la de jóvenes y la de la tercera
edad- eran cortas, esperando que una cava terminara de descargar.
Cuando empezó a correrse la voz de que liban a vender de todo lo que
escasea -leche en polvo y líquida, aceite, pollo, carne barata-
comenzó a llegar más gente, pero en lugar de anexarse a la cola, los
vivos se arremolinaban ante la puerta, con la subsiguientes protestas
de quienes hacían la cola. Todo pareció arreglarse con la llegada de
la policía, pero de pronto, cuando ya tenían un rato vendiendo, como a
las diez de la mañana, llegaron cinco mujeres con franelas
rojo-rojitas y pasaron al local, sin pararle a quienes tenían ya hasta
cuatro horas de espera. De acuerdo a lo que se supo, eran de la
alcaldía. Protestas, gritos, empujones, insultos, nada bastó para que
sacaran a las coleadas.

A los pocos minutos, una señora con gorra del PSUV también entró y
salió con sus compras, recibiendo el repudio de los presentes. Pero
eso no fue todo, porque a la media hora empezaron a llegar más mujeres
y un "hombre", todos con franelas de la alcaldía, rojo-rojitas, y
todos pasaban sin siquiera una pequeña antesala. Ante tal desfachatez,
los vivos que se habían arremolinado frente a la puerta irrumpieron
como río en conuco, sin que los encargados pudieran contenerlos y
mientras los policías ¡Controlaban a quienes hacían su cola
responsablemente! El grupo de vivos, bastante grande, estuvo dentro
cerca de dos horas, mientras también se incorporaba a la lista un
rosario de policías y otros funcionarios que llegaban a "saludar a sus
colegas" y mientras el pueblo responsable aguardaba arrecho bajo un
sol inclemente.

Para hacer no tan largo el cuento, diremos que entre rojo-rojitos,
policías y coleados acabaron con tó y quienes quedaban en la cola
apenas pudieron llevar las sobras: nada de leche en polvo, aceite,
carne ni pollos grandes; los vivos sólo habían dejado unas palomitas y
leche líquida, que ni siquiera alcanzaron para todos.

Diga el lector cuál es la diferencia entre estos procedimientos y los
de la cuarta república, si son parecidos o no los de gente que se dice
chavista y los de los adecos: Privilegiados y vivos, vengan a mí a
gozar de las delicias del poder ... Y ustedes, pueblo chusma, bien
lejos. El desprecio por el pueblo humilde y trabajador, el ignorar a
quienes no se valen de malas mañas para llegar a disfrutar de sus
derechos, es una vieja práctica que no se ha borrado del ADN
venezolano: está allí, por doquier, entre funcionarios que creen
deberse a quienes les dieron el cargo y no a la ciudadanía. Las
advertencias del comandante corren el riesgo de ser letra muerta,
mientras le cantan innumerables loas de la boca para afuera. El
fantasma de la cuarta quiere enseñorearse de la quinta, y solo puede
ser exorcizado con una vigilancia férrea de los líderes responsables.
El problema es que pareciera no haber suficientes para esta labor.


Apolo Martín



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