La tercera opción y las elecciones de Diciembre

En cada proceso de consulta al pueblo venezolano, siempre aparecen los voceros de una tercera alternativa. Generalmente, esta opción trata de vender la idea de que los grupos en pugna -chavismo y contrarrevolución- deben cesar en su radicalismo. Esta flexibilidad consistiría en bajar el tono de la diatriba y dejar a un lado la “peleadera”. Al final se lanza al aire la solución a los problemas nacionales: el diálogo entre los dos bandos.

La propuesta esbozada pudiera ser válida en otro contexto; pero no tiene pertinencia en la realidad venezolana actual. La tierra de Simón bolívar atraviesa un momento difícil; en el cual fuerzas transformadoras luchan por el bienestar de las mayorías. Para lograrlo aquéllas deben esforzarse por preservar la soberanía en el manejo de los recursos naturales. Lo anterior siempre habrá de causar ruido; y esa tirantez ha de mermar cuando en el escenario político aparezca otra oposición. Por ahora, se hace cada vez más evidente que el oposicionismo -por acción u omisión- sirve a los intereses imperialistas. Y mientras la dirigencia opositora no renuncie a su condición rastrera, siempre habrá gente indignada levantando la voz por la integridad de la patria. En caso contrario: si la tropa antichavista llega a comportarse con sensatez, no habrá motivos para el estallido de la furia. En la Asamblea Nacional, no haría falta exigirles hacer las criticas responsables y oportunas. Los diputados revolucionarios no tendrían argumentos para acusar a los adversarios de vendepatrias.

Quienes piensan de buena fe, que los pugilatos verbales se resuelven con un sector independiente numeroso en la AN, están comiendo flores. En esta etapa crucial rivalizan dos visiones irreconciliables: el neoliberalismo servil y la ruta venezolana hacia el socialismo. Aquél que no lo entienda así, estará miccionando fuera del recipiente. Por lo tanto, es necesario que este 06 de diciembre el chavismo obtenga un triunfo aplastante; con el cual se estaría garantizando la paz. Una victoria por estrecho margen daría ánimos a la oposición para más acciones violentas, tal como sucedió en el 2014, con las llamadas guarimbas.

Por otro lado, en el supuesto de que el oposicionismo consiga alcanzar una mayoría holgada, cumpliría la orden emanada de Washington: desquiciar a la nación hasta salir de Nicolás Maduro. Lo primero que harían es decretar una amplia amnistía general, a favor de lo que ellos denominan presos políticos. Al aplicar de manera fraudulenta el numeral 05 del artículo 187 constitucional, se provocaría la reacción violenta de personas de buena voluntad cuando un asesino como Leopoldo López ponga los pies fuera de la cárcel. O cuando a los banqueros prófugos, como Nelson Mezerhane y Eligio Cedeño, se les libere de toda responsabilidad penal.

Como la contrarrevolución lo que persigue es mayor conflictividad, no aprobarían los créditos adicionales propuestos por el Ejecutivo Nacional (numeral 07, del mencionado artículo). Luego de los debates relacionados con el presupuesto nacional, finalmente lo vetarían (numeral 06). Por otra parte, en caso de que el Presidente necesite ausentarse de la República por más de cinco días, la bancada opositora le podría negar el viaje (numeral 17). Otra jugada consiste en que, si los opositores llegan a controlar el Parlamento buscarían cualquier recurso leguleyo para derogar los acuerdos o tratados internacionales, emanados de la Presidencia (numeral 18). Entonces dinamitarían Petrocaribe, ALBA u otros convenios; por medio de los cuales se promueven relaciones económicas justas y complementarias.

Como ya se ha señalado, la derecha promoverá el caos e intentará, a través de un malabarismo jurídico, que Maduro sea inhabilitado (arts. 232 y 233 CRBV). Si esto último cristaliza habría un período de convulsión, que puede ser la excusa para una fuerte represión apoyada por los Estados Unidos. Luego de la masacre, el imperialismo tendría las manos libres para clavarlas en la Faja Petrolíferas del Orinoco; la principal reserva de hidrocarburos del planeta. No es exageración: por ahí anda el jefe del Comando Sur, John Kelly, amenazando a Venezuela. La Cuarta Flota se acerca a nuestras costas. Y, además, desde Colombia y Guyana, hay mercenarios dispuestos a realizar el trabajo sucio para la derecha nacional e internacional.

Las fuerzas retrógradas también han pensado en otros caminos para instalar un régimen neoliberal, acorde con el gusto del Banco mundial y el FMI. Entonces para asegurar la paz, los chavista descontentos deben desterrar por ahora sus disgustos; ya habrá tiempo para volver a pelear contra los manejos turbios dentro del proceso de cambios. La patria está en peligro; por eso, se les exhorta a que este 06 de diciembre concurran a votar masivamente por los candidatos del Gran Polo Patriótico; porque con ellos se pueden consolidar los logros alcanzados en los últimos 17 años. Y con respecto a los que creen en una tercera alternativa -la cual seduce a un grueso sector de los llamados NI, NI- se les reitera que ese día es mucho lo que está en juego; es más que un intercambio de insultos, dentro del hemiciclo legislativo. En esta hora crucial no es el momento para comer flores.

ilrad@yahoo.es





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