Desgracia de "Humanidad": humano, come humano

Ley de la naturaleza entre las especies: se respeten y repelen; aquello de que tigre no come tigre. El intelecto del ser humano desborda cualquiera idea del que le da por denominar "bestia", pero jamás ve la viga en su ojo. Se suscitan interminables guerras por algunas diferencia de pensamientos filosóficos y en su totalidad van fanatizadas por banas creencias religiosas, es la mayor de sus desgracias, a qué religión pertenecerá algún animal, por qué el humano se refugia tras esa esfinge y se dice ser el más de los más "inteligente" ocupante sobre la faz de la tierra. Al valor imaginario le está dado el sobre valor de lo sólidamente material; resquebraja su condición de ser "Excepcional, Espiritual y Benévolo consigo mismo" y esa, su excepción, matiza la forma de su corta existencia física, y entonces, se imagina un mundo etéreo divido en lo mismo, un "cielo de paz eterna o un averno de fuego también eterno". Es su justicia divina para auto cederse autorización y el derecho a comerse entre humanos; la justificación, puede ubicarse en la súper-población, se abre la temporada de caza del humano y mercantiliza el valor de la vida a través de sus "guerras para la paz" y eso, ha sido una norma de exterminio, una norma de regulación de nuestra animalada vida. De toda esa desgracia humana, es la mujer la víctima más apetecible del horror, más atropellada por desafueros a ella y por ende a su descendencia inmediata de género y sólo vemos en Estados constituidos por revoluciones y gobiernos progresistas avances legales connotables a la equidad de sus derechos universales. Niñez, adolescencia, adultez y vejez en la mujer arrastran un sin números de tropelías condicionadas por el controversial machismo adepto a términos religiosos, de gazapos en su intolerante fe y de su deshumanidad puesta en práctica bajo la grosería de una sociedad, donde cada nueve meses pare un instante de vida; denotemos cuan es la desgracia, la saña del ser contra su propia originalidad es imprudente y se osa admitirle, disculpándole como instrumento de equilibrio reproductor; la bestia, tras la bestia en su jungla, mayor inhumanidad o animalada vital.-



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Omar Ignacio Pinto


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