La lealtad que debemos como revolucionarios a Chávez, más bien a su legado, no se discute en ningún sentido, es de hecho necesaria para la continuidad de la revolución. En su muy emotivo, conocido e histórico último discurso nuestro presidente eterno expresó estar convencido de que Nicolás Maduro era el líder que debía tomar el testigo en el caso de su inhabilitación o falta, recordando sus palabras dijo: “si algo ocurriera… que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar”.
Ahora bien, sin duda y según lo que uno como pueblo de calle observaba en el entonces claramente de los líderes revolucionarios Maduro era el que más llenaba esos requisitos para continuar llevando este dificultoso proceso revolucionario, allí no había dudas y el respaldo, números más números menos fue total.
Hasta aquí el pueblo, el chavismo, los revolucionarios cumplimos la orden que nos dio nuestro Comandante Eterno al pie de la letra, como a él le gustaba y como hubiese querido… ¡El bravo pueblo cumplió!... Tocaba entonces a quien tomaba el testigo cumplir, no calzar los zapatos de Hugo Chávez lo que sería más que imposible, pero cumplir con su legado, mantener el proceso revolucionario como venía, resolviendo problemas, aumentado el apoyo popular (las últimas elecciones que ganó Chávez las ganó con cifra histórica de más de 8 millones de votos), dignificando la vida de los más pobres, hacer que cada día el proceso fuera más irreversible, trayéndonos la mayor suma de felicidad posible. ¡Hacer lo que venía haciendo Chávez!
Solo con ver lo que ha pasado en estos años de gobierno de Maduro es suficiente para darse cuenta de que algo está pasando con el legado de Chávez, no hace falta ser filósofo universal ni erudito en más de tres áreas para ver el contraste del antes y el después del Comandante. Allí está el mismo PSUV en lo interno como termómetro – país.
Viendo gran parte del pueblo que lo que está pasando en la actualidad no se parece a Chávez, no huele a Chávez, no se siente a Chávez pareciera comenzar un proceso de rechazo al gobierno de Nicolás Maduro (vaya si esto lo demuestra las elecciones internas del PSUV que es de suponer retiene la mayor cantidad de pueblo con ideología y por ende apego al proceso revolucionario) Entonces es en este punto es donde entra en juego la palabra ¡Lealtad! Y es que eso que quieren hacer ver algunos camaradas dentro de las filas del Chavismo de que quien no está con Maduro traiciona a Chávez o es antichavista está totalmente errado. Nuestro compromiso era hacer a Maduro presidente, era nuestra primera cuota de lealtad, luego Maduro está obligado, y si no debemos nosotros obligarlo, a cumplir con el legado de Chávez, es él quien ahora debe mostrar lealtad para que el “pueblo de Chávez” lo siga.
Entonces camaradas no se trata de una lealtad a ciegas, están muy pero muy equivocados los que así piensan. Aquí, por más que Chávez lo haya señalado para continuar el camino, la lealtad no está vinculada a un hombre sino a un legado, legado que está clarito como el agua, que está plasmado en obras contundentes como las misiones y en plano teórico con el “Plan de la Patria” y el pueblo que Chávez educó política social y moralmente, con revolución y revolución, está bien claro en cuál es el camino, y que el traidor no es quien se aparte de un hombre sino quien se aparte del camino. Si Maduro rectifica y vuelve al camino de Chávez, entonces contará con el apoyo total del pueblo, pero en caso de que mantenga esta senda que no se parece a Chávez, entonces quedará condenado al apoyo de los pocos que no entienden de que se trata la Lealtad a Chávez.
Armando José Poleo González – Comunicador de Calle