Mi opinión sobre la Misión Cultura

Hoy, julio de 2008, cuando ya estoy transitando el proceso de graduación en la Misión Cultura, es cuando vengo a leer una serie de artículos detractores sobre la Misión y las respuestas de aquellos que quieren y defienden a la Misión, como parte de este proceso de refundación de nuestra patria.

Recuerdo muy bien mi alegría y tristeza cuando me enteré de la Existencia de la Misión Cultura.

Mi alegría porque se estaba dando un impulso a un área donde me vengo desarrollando durante toda mi vida, principalmente en el ámbito de la música religiosa y popular, siempre vinculado a mi comunidad.

Tristeza porque no me enteré a tiempo y casi no logro incorporarme a dicha Misión.

Todos en la comunidad nos conocen y saben que mi familia viene de una tendencia policía diferente al movimiento dirigido por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, pero también es muy cierto que mis padres me formaron, junto a con mis hermanos, en los principios social cristianos, siendo esta la mejor herencia que nos han legado.

Este origen político, mal interpretado por algunos que quieren ser mas “chavistas” que el presidente Chávez, casi impiden mi entrada a laborar como Docente de Música en la Escuela “Juan José de Maya” de mi comunidad, hecho que pudo concretarse porque en el año 2004 estaban personas en la Zona Educativa (y aun continúan algunas) que tomaron más en cuenta los aspectos sociales, laborales y culturales, que cualquier diferencia política que pudiese existir.

Hago todo este preámbulo para que puedan entender mi posición en torno a la Misión Cultura, dentro de la cual también me ha tocado demostrar mi amor a la cultura y la patria, por encima de diferencias politiqueras, porque la política bien entendida es algo de mayor altura.

En Julio 2005 inicio mi trajinar en la Misión Cultura y cuando leí el “Libro Rojo”, (así llamamos al texto donde se explican los fundamentos filosóficos, sociológicos, y metodológicos de la Misión Cultura), le exprese a mi esposa y conocidos: “Este libro casi termina diciendo: “ con cariño para el activador Miguel “Lucho” González (ese soy Yo)”, porque verdaderamente refleja el reconocimiento y complemento al trabajo de todos aquellos que venimos haciendo un verdadero trabajo sociocultural, que durante muchos años ha sido sinónimo de sacrificio, desvelos, necesidades, entre otras calamidades, situación propiciada, bien pensada y estructurada por un sistema empeñado en mantener una relación de poder en favor de las oligarquías económicas y políticas predominantes durante siglos en nuestra patria.

Bien, quisiera comentarles que gracias a Dios, en Yaracuy vivimos una historia diferente en cuanto a la Misión Cultura, no queriendo decir con este que es una historia perfecta, libre de problemas, conflictos y confrontaciones, pero que se ha manejado persiguiendo el objetivo para el cual fue creada la Misión Cultura: reconocer, fortalecer y complementar los conocimientos y el trabajo cultural de un gran número de venezolanos que hasta ahora lo veníamos haciendo en forma “silvestre y anónima” por decirlo de alguna forma. Romper las barreras de la exclusión y el elitismo que hasta ahora ha rodeado el mundo cultural nacional.

Como toda Misión, esta nace para dar respuesta contundente a una gran deuda social y organizativa para el sector cultural específicamente, y desde mi punto de vista nació tratando de corregir algunas debilidades de todas las misiones anteriores (las cuales por la emergencia con que surgieron también adolecían de algunos errores).

Pero en fin, se estaba haciendo algo muy grande en el país.

Sobre la estructura organizativa puedo decirles que conocí desde ese momento inicial a la Tutora estatal, María Antonieta González, la cual al comienzo no me la puso fácil para entrar, pero tampoco me impuso trabas desproporcionadas. Les recuerdo que entre a última hora.

Luego conocí paulatinamente a los “facilitadores” y comienzo a conocer a mis nuevos compañeros “Activadores Culturales”.

Esta Misión no tiene exigencias extraordinarias para aquellos que cumplen con el perfil de ingreso “originalmente pensado”: hacedores de cultura comunitarios.

Pero, como todo proceso de captación, al final hubo una apertura para todo aquel que quisiese incorporarse, entrando compatriotas que no habiendo hecho trabajo cultural previo se sintieron atraídos por el hecho cultural.

Otros visualizaron una oportunidad de obtener un titulo universitario; otros ya laborando en educación quisieron mejorar su estatus laboral.

En fin, como en todo proceso educativo superior, en decir, en cualquier universidad, no todos y en muchos casos, muy pocos tienen una verdadera vocación para lo que están estudiando, o ni siquiera la conocen.

Y lo de vocación es verdaderamente fundamental para un ”activador cultural” , ya que existen profesiones que no son un trabajo sino un “Apostolado”, tales como el sacerdocio, docencia, medicina, enfermería y ahora la de Activador Cultural.

Es ahora cuando me entero por medio de Aporrea.org de algunas críticas y denuncias que se hacen sobre la Misión, reconociendo que algunas de ellas llegaron a mis oídos como rumores, a los cuales, por ser eso, no les dí importancia, y por otro lado, las vivencias en nuestro estado nos decían otra cosa diferente las cuales no compaginaban con dichos rumores.

La primera diferencia significativa fue el hecho de que para ingresar a la Misión no se nos ofreció ningún tipo de Beca económica, ni promesa de cargos políticos o administrativos. Lo que si se nos dijo claramente es que el país necesitaba un ejercito de activadores culturales para repotenciar y difundir nuestros valores culturales, bien sea desde el trabajo docente en las instituciones educativas, desde niveles administrativos y principalmente, desde el mismo seno de las comunidades.

También estaba claro que esta era una misión con el fin de apoyar las transformaciones sociales, políticas y económicas impulsadas por el proceso revolucionario liderizado por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Y en eso tampoco vi nada de malvado. El Presidente quiere y nos invita a hacer realidad la patria hermosamente descrita en el preámbulo de nuestra Constitución.

Además, estoy de acuerdo en que debemos rescatar nuestra soberanía nacional, en lo político, cultural, y económico, soberanía pisoteada desde el mismo momento en que nuestro continente fue invadido (esta opinión va sin ánimos xenofóbicos).

Y comenzaron mis momentos de alegría en al Misión. Muchos conocidos del ámbito cultural estábamos incorporados a la Misión en los diferentes grupos o equipos de sistematización. . La familiaridad se debe también a que vivimos en un estado pequeño donde todos nos conocemos, o verdaderamente nos incorporamos los que estábamos en un ámbito cultural desde hace mucho tiempo.

Los que no venían desde este ámbito cultural se fueron incorporando paulatinamente. Igualmente, nos incorporamos personas con diferentes niveles académicos.

En fin, cada cual sabe en su conciencia su verdadera intención.

Pero es necesario aclarar que la amplitud brindada para ingresar a la Misión causó dificultades organizativas en dos vertientes:

En lo académico, se notaron claramente tres estratos de ingreso: los que ingresaban con un previo nivel académico universitario; los de mediano nivel y los que ingresaban con concomimientos básicos de bachillerato.

En nuestro equipo comenzamos a pensar como seria posible graduar a todos en un mismo momento. La tensión fue porque al comienzo se habló de un proceso de tres años en general, pero en realidad el convenio UNESR-CONAC es para un lapso de cinco años donde los egresos serían paulatinos en dicho lapso.

Es por eso que la primera promoción proyectada para Julio-2008 estaría compuesta por aquellos activadores que hubiesen cubierto los requerimientos académicos y comunitarios. Y eso lo avalaría el mismo equipo de sistematización en conjunto con las autoridades de la UNESR. Que más transparente que eso.

Para valorar estas diferentes situaciones de ingreso es que la Misión exige la realización de una autobiografía, un perfil de ingreso y perfil de egreso. No son simples caprichos ni requisitos, sino elementos metodológicos para que cada quien establezca su punto de partida, su ritmo de preparación y el tiempo estimado para obtener su título.

Por ello, y de hecho esta ocurriendo, un grupo de activadores puede optar a su titilo en tres años, por su experiencia y la acreditación de sus conocimientos formales y no formales.

Ese es el punto fundamental de la Misión Cultura: el reconocimiento de los saberes del activador o cultor; el reconocimiento de su trabajo comunitario, para lo cual se requiere una mínima organización metodológica para su registro y validación. Pero también se requiere lograr cierto nivel metodológico, porque recuerden que el titulo a otorgar es el de “Licenciado en Educación”.

Lamentablemente muchos cultores, por desconocimiento y falta de apoyo, no tenían un adecuado registro de sus actividades.

Pero así como muchos podían aspirar a graduarse en tres años, e hicieron un esfuerzo para lograrlo, otros activadores, requerirán de 4 o 5 años para cumplir con todo los requerimientos académicos.

Recuerden que si estamos llamados y llamadas a ser formadores del nuevo republicano, debemos ser ejemplo de republicanos(as), en nuestra forma de vivir, actuar y pensar, y para ello debemos formarnos.

Aquí se presento el problema con aquellos que pensaron que solamente por el reconocimiento de su “excelente trabajo político o social” se les debería otorgar el título.

Igual pasó para el otro extremo, con personas que han hecho un excelente trabajo académico, pero no se han integrado totalmente a sus comodidades.

Hay que llegar al punto de equilibrio para poder exigir el titulo.

En este caminar, algunos se retiraron porque la Misión “no cubría sus aspiraciones o expectativas personales”. Es bueno aclarar, que la Misión no está diseñada para formar habilidades y destrezas en alguna rama cultural, se supone que el activador ya las posee; además el sistema de formación es andragógico, donde no existe un “profesor” que enseña, sino un grupo de adultos intercambiando saberes y experiencias en un ambiente denominado “equipo de sistematización”. Para ello, se requiere madurez, entendimiento, dejar el individualismo y pasar al trabajo en equipo, todo pensado en el bien común y en el proyecto de una nueva patria.

Aquí les comento el primer rumor que escuche de que el titulo sería para todos a los 3 años; que había un listado de funcionarios que serían graduados por intereses partidistas y políticos. Nosotros en nuestro equipo decíamos que eso era difícil, por que la UNESR no iba a permitir dañar su prestigio académico por un desafuero politiquero, que además necesitaba de la complicidad de un equipo conformado por al menos 15 personas, quienes deberían aceptar en su seno a dichas personas para aprobar sus actuaciones.

El otro problema, más complejo, es que entraron a la Misión personas con tres niveles de sentido sociocultural:

1-Los que verdaderamente estamos conscientes de la importancia de la cultura como vía de la libertad y desarrolla de nuestra patria (independientemente del nivel de adhesión política con el presidente), y en tal sentido hemos vivido practicando lo que predicamos.

2-Los que están en el mundo cultural pero sin tendencia política o con una tendencia política contraria al presidente, que hacen poca vida comunitaria.

3-Los que son adversos al sistema político propuesto por el presidente.

No somos quienes para juzgar a nadie, pero hay “algunos” activadores que no tienen claro su misión o algunos que aún conociéndola, piensan sólo en sus intereses personales. (De todo hay en la viña del Señor)


El tema de la conformación de los equipos de sistematización es muy interesante: Cuando hice contacto con mis compañeros activadores, de los cuales sorprendentemente para mí no conocía a ninguno previamente, todos demostraban su sentido nacionalista, su adhesión a la propuesta revolucionaria del presidente. El único no relacionado políticamente era yo.

Pero es un grupal muy humano. Así lo capté y el tiempo me ha dado al razón.

Los facilitadores, que es otro punto candente, son seres humanos. Así como la Misión está preparando un ejercito de activadores necesarios pero no disponibles, la Misión necesitó un ejercito de “facilitadores” y escogió a aquellos lo más cercanos al perfil requerido y dispuestos a incorporarse: el grado de perfección fue variable y de allí la diferencia de actuación de cada facilitador. En mi equipo “Pilares del Saber y la Cultura” del Municipio San Felipe, Estado Yaracuy, corrimos con la suerte de contar con una facilitadora con experiencia en el trabajo andragógico y conocedora de la filosofía del CEPAS, base del sistema aplicado en la Misión Cultura, como es el caso de Viseerka Serrano. Reitero, todos los facilitadores han dado y siguen dando su mayor esfuerzo en Pro del excito de nuestra Misión Cultura Yaracuy.

La tutora, facilitadores y activadores como todo ser humano tenemos nuestras virtudes y debilidades, pero todos estamos en un proceso dinámico de aprendizaje, basado en los principios andragógicos, en la colaboración, el cooperativismo y en la corresponsabilidad. Es decir: donde exista una fortaleza debemos compartirla, donde se detecte una debilidad todos debemos contribuir a superarla, no solo criticarla sino aportar una idea, y mejor aun, actuar para subsanarla.

De todas esas cosas que se dicen sobre la misión en otros estados, estoy de acuerdo que se deben investigar, siempre que surja una denuncia responsable, con pruebas y de frente. Nada de denuncias anónimas. Las debilidades no deben ocultarse, sino detectarse para mejorarse.

Igualmente pienso, que la mejor forma de contribuir al mejoramiento de la Misión es trabajar duro en cada comunidad, ser ejemplo de servicio cultural comunitario y no retirarse ante la primera dificultad, sino por el contrario, acercarnos a las Oficinas de la Misión, a los tutores y facilitadores, a nuestros compañeros de equipo y ofrecer nuestro apoyo, consejo e incluso nuestras criticas constructivas.

Pero les repito: en Yaracuy vivimos una historia diferente, no perfecta, pero si tratando de hacer vida los postulados de la Misión Cultura, de prepararnos para formar parte de un ejercito que contribuya a llevar al libertad a nuestra patria por medio del conocimiento y la Cultura.

En cuanto al tema de los graduandos de la Primera Promoción, como ya les dije, no todo el que estudia una profesión tiene vocación para la misma: posiblemente encontremos algunos compatriotas que se incorporaron a la misión sólo en la búsqueda de un título para mejorar su estatutos laboral, pero también es una hermosa realidad que la gran mayoría está claro que el compromiso de un Activador Cultural, es hacer viva la constitución y construir la nueva república con su trabajo y ejemplo.

Para finalizar, les quiero comentar que participar en la Misión Cultura conlleva el logro de dos títulos: el formal o académico como Licenciado en Educación. Para todos muy valioso e importante desde el punto de vista laboral.

Pero realmente, el mejor titulo que se puede obtener, el más grande e importante, es el de “ACTIVADOR CULTURAL.”, con mayúsculas, y ese título lo otorga la comunidad donde cada activador debe ser “profeta en su tierra”. De nada valen uno o más títulos universitarios, si la comunidad no te siente y reconoce como un verdadero “Activador Cultural.”

He tenido la oportunidad de conocer en persona a algunas autoridades nacionales de la Misión, en las cuales he visto a un grupo de venezolanos dando lo mejor de sí por la consolidación de nuestra patria.

Gracias al presidente Chávez por haber impulsado la creación esta Misión, a todos aquellos que la delinearon, a todo su personal a nivel nacional, y en especial, al equipo del Estado Yaracuy.

Dios bendiga a nuestra Patria y a la Misión Cultura.

magplucho@hotmail.com


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