Corín Tellado camarada, ¡tu ruina será vengada!

Por aquel suceso que ocasionó el presidente de la Venezuela Bolivariana, Hugo Chávez Frías, en Trinidad, en ocasión de la única visita que nos dispensó Obama, cuando al romper el protocolo se aproximó a este y le obsequió el libro de Eduardo Galeano: Las venas abiertas de América Latina, lo que ocasionó que este título subiera a los primeros puestos en el ranking de ventas para los libreros norteamericanos, respondía Galeano a un periodista que le interrogaba sobre la enorme cantidad de ventas que un libro escrito tantos años tenía después de ser obsequiado a un presidente, que si ser el más leído implicara ser el mejor, entonces, Corín Tellado merecería el primer premio en toda la historia de la humanidad.

Aquellos libritos impresos en hojas de papel periódico y de muy mala calidad, verdaderamente, eran devorados con devoción y se vendían como pan calientes, toda empleada doméstica lo llevaba en el interior de su cartera junto a un pañuelito para secarse las lágrimas. Eran mediocres historias de amor, tan mediocres como las vidas a la que estamos sentenciados por la vida capitalista, mediocre lágrimas de la mujer y el hombre común. Cierto que eran las empleadas domésticas sus más fanáticas lectoras, pero también las damas de la burguesía lo leían quiza en forma clandestina, era un suceso en ventas que nació por generación espontánea. Apenas nacía la televisión y sus culebrones por capítulos, las mexicanas fueron las primeras y con su desarrollo en cadenas de televisión internacional lograron sitiarse como programación en las horas más estelares y que fueron suplantando y apoderándose de aquel mercado cautivo que había sido siempre una parcelita bien cuidada por Corín Tellado.

Yo jamás me leí ninguna de punta a punta, pero si veía a muchas personas hacerlo, comentaban escenas y situaciones, la mayoría escritos bajo el clásico guión que aun hoy por hoy sigue funcionando: la niña pobre que se enamora del rico dibujado o relatado de infinitas maneras. ¿Qué suerte de encantamiento tenían estas lecturas?, pensaba yo, ¿por qué leer esta basura si en ese mismo tiempo podría aprenderse tanto con otras lecturas? Creo que el tiempo me esta dando una buena explicación.

Yo soy un cazador de libros gratuitos en Internet, no es fácil conseguirlas pero las hay y excelentes, he logrado rescatar libros que leí y no conservo y que es imposible conseguir en nuevas ediciones. Logré, por ejemplo, obtener los libros de Carlos Castaneda, de Herman Hesse, la República de Platón, Orwell, André bretón y pare usted de contar, por lo menos los tengo en el disco duro de mi PC, un lugar no tan disfrutable como mi biblioteca, ni tan material que digamos, pero los tengo cerca de mi, aun a expensas de volver a perderlos el día que reviente esta sociedad en mil pedazos y , por supuesto, esta explosión se lleve a la mierda todas las memorias de los ordenadores no solo con los libros virtuales, sino con tantos archivos de cosas escritas que confiamos a este monstruo desconocido llamado Internet, temor terrible cuyo desvelo narcotizo con la idea ecológica de la cantidad de papel que ahorramos, lo que es igual a la cantidad de árboles salvados para ser impresos con nuestras grafías.

Volviendo al tema, decía que el tiempo me ha dado una respuesta. Pues si, en estas bibliotecas de donde rescato libros, aparecen ordenadas por ese supuesto ranking de lecturas o de solicitudes de obras, entonces me detengo para observar los números de las más seleccionadas y preferidas: ¡Oh sorpresa! ¿Cuáles son los libros más leídos? Esos libritos que se llaman de autoayuda. Como ser el mejor en cualquier cosa, como ser feliz sin morir en el intento, como vivir con la suegra sin que nos envenene la sopa, como serrucharle el cargo al jefe en quince días, como llegar a ser presidente sin ir a la escuela, como pasar de recogelatas a millonario, y todo ese mar de títulos que no dejan de parecerme los verdaderos verdugos que mataron la gran obra de Corín Tellado.

Cosas del mercado es verdad, ¿Quién podía suponer entonces que Corín Tellado fue la precursora de esta literatura? Por supuesto, el mundo a cambiado, el efecto que yo no entendía en aquellos años de mi infancia, era el efecto de autoayuda que estas novelitas rosas, hoy muy mal copiadas en una versiones que aun se consiguen que se titulas “Jazmín”, pero que en fin de cuentas eran una analogía de la comedia de las propias vidas e historias de amor de todas y todos sus lectores, claro, al profundizarse la crisis, la sociedad de consumo tuvo que superar la crisis con esta nueva invasión de libros de autoayuda.

Que carajo, para mi no serán más que como el cauchero que repara los neumáticos espichados, un parchecito muy temporal, un manojo de frases redactadas de igual manera que como se redactan los horóscopos, que a cualquiera le sirven o que cada quien las amolda a su realidad y le encuentra profundas conexiones con su propia vida. Bueno, pero se vende, es lo que más se lee en nuestro mundo. Que razón tenía Eduardo Galeano, uno que escribe y escribe, con la intención, por lo menos, de entender y transformar la sociedad, y el mundo lo que quiere, más allá de la guerra y del caos climático, más allá del atropello a las etnias indígenas, más allá de las bases en manos del traficante de Uribe, por encima de las calamidades de Haití, es leer libritos de autoayuda.

Creo que empezaré a leer las novelas de Corín, quizá estas reflexiones me obliguen a cambiar de estilo y quien sabe, si hasta la revolución y el socialismo lo que nos piden a gritos, es que redactemos estos panfletos de autoauyuda???

Corín Tellado camarada, ¡tu ruina será vengada!


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Raúl Bracho


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