Micro cadenas

Con respeto y humildad, insisto desde esta modesta tribuna, como lo han hecho y lo harán otros compatriotas, en la necesidad de no dejar brecha en materia informativa de alto interés nacional, brecha que proyecta al menos dos fatales consecuencias: fortalecer a quienes son expertos en alterar el significado de decisiones revolucionarias tomadas desde el alto gobierno, y confundir a quienes ingenuamente son asaltados por  contrainformadores de oficio. Vale acotar que -no en pocas ocasiones- seguidores del proyecto de cambio que lidera el presidente Hugo Chávez, se encuentran entre quienes son blanco de las dudas muy bien articuladas por voceros de la mentira y la tergiversación. No es mentira que procedimientos y conclusiones de casos como Radio Caracas Televisión, policías condenados por el Golpe de Estado del año 2002 y otros de igual relevancia, aún hoy no han calado firmemente en la conciencia de un sector de nuestra gente debido a las causas antes señaladas. Esta situación, por lo delicada que es, debe ser interceptada de inmediato empleando para ello los instrumentos legales que al respecto existen.

Estamos a la puerta de una situación similar. Se trata de la guerra al latifundio radioeléctrico como lo definió Diosdado Cabello, ministro del Poder Popular para las Obras Públicas y jefe de CONATEL. Ejecutando su rol dentro de la lucha de clases planteada en nuestro país, la reacción ya diseña su plan de ataque. Sin vacilar, repite y repite la fórmula del “cierre de emisoras”. Obvia, dentro de su estrategia, el incumplimiento de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones por parte de los concesionarios de las diferentes frecuencias a quienes se le aplica la norma. Repetimos: dentro de la lógica inmoral y perversa de nuestros adversarios, ese “trabajo” es “obligado” pero…¿dónde está el nuestro? ¿dónde está nuestra respuesta?

Nos está  prohibido reproducir, de nuevo, el error de la omisión informativa. No es suficiente imaginarnos que por tratarse de una acción oficial, la misma es fácilmente aceptada y digerida por el grueso de la opinión pública. El planteamiento a seguir debe ser el mismo de la contraparte: multiplicar las veces que sea necesario el origen, significado y destino de los procesos emprendidos. ¿Cadenas?, sí ¡cadenas!, microcadenas diríamos. De 2 minutos. Varias. Explicaditas. Muy bien diseñadas. Con diferentes enfoques e involucrando la opinión de usuarios y usuarias. Este mecanismo, que debe extenderse hasta disipar cualquier asomo de duda, debe estar acompañado de avanzadas paralelas como volantes en las calles, visitas a los programas más vistos y escuchados por parte de quienes dominen el tema, asambleas en los barrios, debates con los directamente involucrados además del uso de otros recursos igualmente válidos.

Tenemos el poder, tenemos la razón. No dejemos todo a cargo de la inercia. Pongamos en práctica la repetida y muy válida expresión de Hugo Chávez: “La conciencia nace del conocimiento”. Recordemos que, como dijo Simón Bolívar el 3 de julio de 1811, “Vacilar es perdernos”.

*Periodista



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*Ildegar Gil

Comunicador social

 ildegargil@gmail.com

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