El cáncer que hoy carcome a Antonio Pasquali

Venezuela se encuentra entre los países latinoamericanos más dañado por la penetración europea canalla, burda y falaz. Esta inmigración funesta que desfiguró para siempre nuestra cultura, se dio sobre todo en la época del dictador Marcos Pérez Jiménez; Pérez Jiménez era un tipo inculto quien trataba de aplicar un nacionalismo bastante errado, pensando en el desarrollismo propio de los países capitalistas y en un avance tecnológico deshumanizado. Todo esto en concordancia con la propuesta de Alberto Adriani de que debíamos abrirnos a la inmigración europea, blanca, “fina” e inteligente. Las tesis de Adriani sobre la inmigración las había tomado de académicos ultra-racistas, como los sociólogos gringos Roos y Stoddard, y el sueco Helmer Key. Este último afirmaba que sólo una numerosa inmigración blanca podía resolver las crisis endémicas en que se debaten los países del trópico y encaminarlas hacia un futuro prometedor. La solución entonces estaba en exterminar a todo lo que no fuera blanco. Algo se había logrado ya con la exterminación de los indígenas, pero faltaba mucho por hacer todavía; quedaron demasiados negros, había llegado la hora de cerrar el dique, aunque se fuese a necesitar de mano de obra necesaria para mantener el negocio de las haciendas y feudos; ahora que estos esclavos constituían una de las grandes razones de nuestro atraso, se hacía inaplazable traer más blancos que poco a poco fuesen borrando la ignominia, la mancha horrible con que nos estaban degradando.

En esa camada de ladinos blancos nos llegó el señor Antonio Pasquali. Toda una “autoridad” en lo que se fuese a meter. Le dio por estudiar medios de comunicación en un país en que todo el mundo era ciego (no se llegaba siquiera a tuerto) y bueno, se convirtió en el genio en esta especialidad en Venezuela. Casi todos los llamados comunicólogos se persignaban y le besaban el anillo cuando se lo encontraba. Para mejor pontificar sobre lo bueno y lo malo se incrustó en el ámbito universitario y académico: desde allí señorea y ha señoreado durante décadas sobre manadas de imbéciles y borregos incapaces de razonar nada por sí mismos, y vino la rehostia: se declaró de izquierda.

Hoy para nada a este miserable le interesa revisar sus viejos trabajos, más pesados que una vaca, pero que en todo caso trataban de desnudar la manera criminal y abusiva cómo funcionaban y funcionan los medios privados en nuestro país. Todo eso habría que echarlo a la mierda porque este señor para nada quiere acordarse de ellos. Todos vimos a este señor criticar con ferocidad a Caldera por haberle entregado el “Canal 5” a la Iglesia.

En los últimos días, este mamarracho de Pasquali se ha convertido en la hada madrina de los canales Globovisión y RCTV y en ambos anda difundiendo con su pose de vieja fatigada que Chávez es un dictador, que Chávez quiere destruir la libertad de prensa porque ataca a esas inmundas ratas televisivas y porque en todo sigue las órdenes de Fidel Castro. Para este redomado cerdo, que tiene los descomunales aguacates de decir que es de izquierda, todo lo que medio le huela a cubano viene camuflado con asesinos, terroristas, fascistas o trogloditas. Chávez lo vive violando a él todos días, confiesa. Él nunca ha visto, ¡JAMÁS! que alguien de la oposición moleste en lo más mínimo a un chavista. Él nunca ha visto que alguien de la oposición en una marcha haya cometido la más mínima agresión contra un chavista, haya quemado algo en una manifestación, haya lanzado una piedra contra la policía, haya atacado a un MERCAL o PDVAL. Este viejo bandido jura que nunca ha visto nada de eso, y se lo dice por todo el cañón a Miguel Ángel Rodríguez. Y esta es la grandísima autoridad en medios de comunicación que tenemos en Venezuela.

Pero bueno, que le puede importar a él todo eso, si le pagan en dólares sus babiecadas. Sus sandeces. También se prestó para justificar el atentado contra Danilo Anderson y para defender a ultranza a Patricia Poleo y a Nelson Mezerhane.
El 8 de enero de 2005, Milagros Socorro (de “El Nacional”) le hizo una entrevista a esta susodicha cucaracha sagrada de las comunicaciones. Ya no es, como digo, crítico de la avasallante manera como aquí los poderosos medios aplastan a la sociedad venezolana. No. Ahora todo aquello que él pedía a gritos en la época de la IV República para procurar adecentar los medios, lo llama, al igual que los lacayunos de la ultra-derecha: “Ley Mordaza”.
Le preguntaba Milagros Socorro: “Con independencia de su perspectiva ideológica, la represión a los periodistas en Venezuela parece ser un hecho. ¿Cuál es su percepción sobre los casos Walter Martínez, Patricia Poleo y Nelson Mezerhane?”, y a sabiendas de que “El Nacional” es el que ha montado todo el tinglado de la defensa tanto de Poleo como de Mezerhane.”
Contesta en anciano: Los casos Poleo y Mezerhane sí son más importantes, complejos y simbólicos. Un seguimiento de las ejecutorias del fiscal (cuya lista de 12 imputaciones sobre el caso Danilo Anderson contiene 11 documentos de intrascendente administración, y la declaración de un mitómano colombiano), induce la muy fuerte sospecha de un panorama inventado y construido, personaje por personaje, por un equipo de especialistas en estrategia del rumor. Lo que sí debemos constatar, desde el ángulo de la profesión, son dos hechos comprobables: primero, la morosidad de los grandes medios nacionales, incapaces o no deseosos de montar una investigación paralela; y segundo, el avance paulatino pero indetenible de la intolerancia oficial en cuestiones hoy específicas, mañana más generalizadas, en materia de libertad informativa”.
Este señor que por considerarse un genio de la comunicación debería tratar de medir un poco sus mentiras, sus injurias y barbaridades, llega y cataloga a Evo Morales de ser un jefe cocalero y un ex adicto, “con lo que Chávez santifica indirectamente el matrimonio guerrilla/droga.” Pobres estudiantes de la UCV que siguieron las directrices de semejante lagarto. Pero así son casi todos los investigadores y catedráticos de la Universidad Central. Con ese caradurismo “enseñan”, así nos roban, así tratan de engañarnos a todos para imponer el modelo guerrerista, asesino y brutal de esa Europa que cada 70 años nos monta un holocausto. Vaya, vaya.

jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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