Sant Roz, Un infiltrado en Aporrea

¿Por qué cierto sector ha desatado una guerra de odio tan brutal contra Sant Roz? ¿Cuál es su crimen, su delito, su maldad? Todo su crimen ha sido no transigir con la debilidad, con los verdaderos traidores, con las engañifas, los trapaceros de cualquier hora o lugar. La lucha de uno ha sido durante más de treinta años totalmente solo, sin partidos, sin poder de ningún tipo, sin andar jalándole nísperos a nadie. ¡Qué crimen más especioso éste para tantos seres cuya vida se reduce a estafar, a vender su alma y su progenitura por el vil plato de lentejas! Y éstos son los que proclaman por doquier: “¡Cuidado con Sant Roz!”, el sonsonete que suele escuchar por muchas partes.

Cuando fui demandado en Mérida por enfrentarme a un bufete que había dopado a Juan Félix Sánchez y a su señora Epifania Gil para robarle sus pequeños enceres y sobre mí se vino la palangre empresarial, nadie movió un dedo. Nadie se atrevió a apoyarme. Claro mandaba en Mérida la jauría del Reyecito de Jesús Rondón Nucete, Baltazar Porras y William Dávila Barrios. Fue entonces cuando decidí publicar el libro “La Cultura como Sepultura – Vida de Juan Félix Sánchez y Epifania Gil”. Cuando la ULA decidió expulsarme por desenmascarar a sus ladronas autoridades, nadie movió un dedo para defenderme. Luego con engaños y ardides fastuosas, de esa mafia saldrían orondos personajes a ocupar altos cargos en el poder de nuestro gobierno revolucionario, diciendo que eran luchadores sociales. No olvidaban que por bandidos y aliados a esas bandas me había atacado, y entonces se sentían en todo momento incómodos y decididos a eliminarme, porque si yo hablaba… Fue entonces cuando decidí escribir el libro “Capos de Toga y Birrete”. Otros libros publicados con mi dinero (porque nadie los editaba) me delatan como persona realmente insoportable para los blandengues y eternos conciliadores con la derecha o el status quo: “Maldito Descubrimiento”, “Los Verdaderos Golpistas”, “Calaveradas y Desventuras de un Docente Venezolano”,…

Por eso Sant Roz, para cierta clase, debe ser el blanco de sus dardos. Cuando despidieron del diario “El Vigilante” a su director, el doctor Euripides Moreno, por permitir publicar mis desgarrados artículos contra adecos y copeyanos, nunca vimos a uno solo de esos que hoy aparecen batiendo palmas por la revolución en Mérida, darme una mano.  Más de 30 años de lucha en entera soledad pidiendo justicia contra la desforestación en La Culata, en el río Mucujún, en El Chama, La Mucuy, en las fuentes del río Motatán, en el Pico El Águila. El día que invité a Hugo Chávez a la ULA (poco después de salir de la cárcel) ardió Troya: el odio contra mí creció a dimensiones jamás imaginadas. Un grupo de abogados se prepararon para impedir que mis artículos no fueran admitidos en la prensa regional, lo que no fue difícil  conseguirlo porque ya la guerra sin cuartel contra cualquier tipo de crítica en estos medios estaba a la orden del día.

Esa es la guerra que no cesa contra mí. Ahora en medio del gobierno bolivariano se ha ajustado la mirilla para perfeccionar los ataques. Y cada día se ve circular por internet mi “participación” en foros, debates y en los que aparezco como autor de artículos que son verdaderas bazofias.

Ahora nos encontramos con que un tal “Renato Caicedo” lleva casi un año, totalmente dedicado a enviar miles de correos para que se conozca quien es ese “SANT ROZ, INFILTRADO EN APORREA, quien firmó contra Chávez”. Lo último. Todo el mundo que me lee sabe que mi nombre oficial es José Rodríguez Rodríguez, y aquí coloco mi cédula 2219738, para que se verifique esa otra invención del tal  “Renato Caicedo”, que no es otro que Fernando Báez (ex director de Biblioteca Nacional, quien sí firmo contra Chávez y quien sí es tremendo infiltrado no sólo en APORREA, en VTV, en la UNESCO, etc., cuya máxima aspiración era conseguir ser ministro de la Cultura, para espiar todo lo que se discutía en los Consejo de Ministros).

Tengo más de 20 libros publicados con el nombre de Sant Roz, el cual está registrado. Como Báez sabe que jamás transigí con los medias tintas en política, se metió en muchas hemerotecas del país buscando mis artículos para encontrar una manera de vengarse por mis ataques; allí se topó con trabajos en los que yo en esa época de 1999-2001 denuncié con todos los riesgos que implicaba, desde 1983, destrozar el sistema, artículos míos feroces y descarnados a páginas completas contra Luis Miquilena, contra Alejandro de Armas, contra Luis Velázquez Alvaray, contra el ex ministro Arnoldo Márquez, contra Douglas Bravo, Petkoff, Pompeyo Márquez, etc., etc. Es más o menos la critica que le hago a mucha gente que se llama revolucionaria, por ejemplo, en el PCV, que cuando Pompeyo y Teodoro engañaban a todo el mundo en la década de los sesenta y setenta aquí sólo una persona se atrevió a desenmascararlos, y ese fue Argenis Rodríguez. Y aquella izquierda blandengue y cobarde nunca lo perdonó a Argenis sus descarnadas denuncias, y resultó que entonces Argenis fue para ellos el traidor, el tránsfuga, la canalla e incómoda Cassandra. Báez como sabía que esos artículos había también criticas a Chávez en los momentos aquellos en que fue rodeado por miles de arribistas y logreros (año 1999) y cuando se debatía el asunto de la Constituyente, él llega y ex profesamente los sitúa en el 2002 y 2003.

Recuerdo que cuando el caso Báez en la Biblioteca Nacional se puso al rojo vivo, me enviaron un correo desde APORREA donde me decían: “Mira José, Báez como no tiene el valor de criticarte directamente y nos está enviando estos viejos artículos tuyos…”

Muchos otros artículos escribí en 1999 de modo que los reuní en un libro que se llamó “DEL FORRO DE LA BOINA”, y no me arrepiento: mandaban, como digo, Luis Miquilena, Rubén Ávila, Luis Velazquez Alvaray y una caterva de salvajes delincuente que después poco a poco fueron dejando la peluca y el peluquín, porque en verdad que tengo un olfato que rara vez se equivoca. Y lo repito: no tengo ningún otro compromiso que con mi país. Por eso cuando aquí nadie se atrevía a decir que Raúl Isaías Baduel era un blandengue ya maduro para venderse a la CIA, yo tuve que hacerlo, aún cuando sabía que iban a llover sobre mí las más feroces críticas. Lo mismo ha pasado con el caso de Orlando Chirino quien anda en campaña contra revolución bolivariana en nombre del marxismo.

En junio de 2002, publiqué LAS PUTAS DE LOS MEDIOS, OBISPOS O DEMONIOS (coautor junto con Giandomenico Puliti a quien le metieron un tiro en la cabeza) y BOLÍVAR Y CHÁVEZ, entre otros trabajos de combate que ningún chavista, hay que decirlo, produjo en todo lo largo y ancho del país. Eso no me lo perdonan tampoco mucha gente demagoga y logrera, y que sabe que a la hora de decir mi verdad no me detendré por pendejadas de partido. Los Ávila y muchos traidores de aquella hora (hoy caídos en desgracia y saltando a millón talanqueras) trataron de demandarme ese año de 1999 por un artículo que titulé "Los burros del MVR", donde no dejé títere con cabeza de esos que como digo, luego estafaron la esperanza de mucha gente como, por ejemplo, el diputado a la Constituyente, Pausides Reyes, a quien yo llamaba por todo el cañón "don PAUJIDES" (hoy ultra-escuálido). De ese trío que fue a la Constituyente sólo Adán Chávez sigue con el proceso porque has el ex gobernador de Mérida Florencio Porras  y Pausides ya nada tienen que ver con el chavismo, y más bien son, insisto, enemigos de este proyecto.

Finalmente, lo que he hecho toda mi vida es amar profundamente a mi país, pese a que por un largo tiempo este país se haya conducido conmigo como un padrastro que lo que había sabido era darme carajazos. Y en Mérida al único chavista que amenazan de muerte frontalmente se llama Sant Roz, porque saben que a la hora de decir su verdad lo hará por encima de la cabeza del diablo. Y eso escama a mucho ser proclive de saltar talanqueras, a muchos disfrazados de bolivariano que desesperadamente buscan un alto cargo, y que saben que tengo la mira telescópica lista para dispararles.

En fin. Fernando Báez con hartas mañas y andando en cuatro manos, consiguió hacerse con la dirección de la Biblioteca Nacional, y como le hice la guerra y lo desenmascaré, bueno, se fue para el infierno, lo botaron y anda por allí arrecho tratándose de vengarse con esas pendejadas que difunde por la red, con las que él piensa me harán daño. Eso es. Los interesados en saber más sobre Báez, lo pueden buscar en la Red. Sobre este grandísimo farsante que tuvo los nísperos de utilizar hasta Chomsky, diciendo que prologaba uno de sus libros, tengo mucho material todavía por publicar. Llegará su momento.

jsantroz@gmail.com

(*) no publicable.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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