Nuestro Norte es el Sur

Gran extrañeza me ha causado la orientación que le impuso Walter Martínez a su muy visto programa Dossier.

Se ha olvidado de su paisano, el afamado poeta Mario Benedetti, quien afirmó que "nuestro Norte es el Sur".

En sus últimos programas le ha dedicado más de 80% a cubrir procesos que están en "pleno desarrollo" en Eurasia, enfatizando exageradamente los movimientos del presidente Barack Obama y su secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Me llamó especialmente la atención el tiempo dedicado a cubrir los detalles relacionados con el proceso "democrático" del Estado de Israel. Nada se dijo sobre acontecimientos significativos ocurridos en Nuestra América. Ejemplo, no se mencionaron los sucesos ocurridos en Colombia en relación con la liberación de rehenes por las Farc, ni sobre el escándalo de las intercepciones telefónicas. Un hecho que señala la existencia de graves contradicciones entre los factores hegemónicos que han dominado desde la Colonia la vida de ese país. Circunstancias, que aparte de la guerra civil interna, le impiden cumplir el rol de esquirol que le ha encargado Washington en el marco del Plan Colombia, y la política de "seguridad democrática" adelantada por el gobierno de Uribe.

Tampoco mencionó la denuncia hecha por el presidente de Bolivia, Evo Morales, sobre la penetración de la CIA en ese país, y especialmente la empresa que maneja la industria petrolera y del gas. Un acontecimiento que pone sobre el tapete la continuidad del intervencionismo usamericano en la vida de nuestros pueblos. Tan sólo en el programa del 26 de febrero le dedicó un tiempo significativo a los eventos ocurridos como reacción ante el infame informe del Departamento de Estado sobre la situación de los derechos humanos en el mundo.

Ciertamente es válido considerar el espacio euroasiático como "el pivote del mundo" en la actualidad, aun cuando el actor más significativo -EEUUesté en el hemisferio occidental. O sea, excéntrico -en el hinterland- del "corazón del mundo". Es allí donde se juega hoy, en caliente, la política internacional. Pero ese papel hegemónico de Washington, entre otras variables situadas en el campo científico-tecnológico, es debido en gran medida al rol de suplidor de materias primas estratégicas en el marco del esfuerzo expansivo realizado por esa federación a escala planetaria.

Palpablemente Nuestra América fue el "patio trasero" del imperio en gestación durante todo el siglo XX. De modo que el movimiento integrador e independentista que se desarrolla hoy en día en este espacio significa una pérdida de poder de intervención en situaciones internacionales para esta superpotencia, y una ganancia para nuestros pueblos.

Utilidad que nos permite actuar como actor internacional independiente en la definición del orden mundial.

Eso es lo que hace el acontecer en este espacio un acaecer noticioso. Nuestra América es el escenario de una guerra fría, conducida fundamentalmente en los planos psicológicos y económicos, con la cual se intenta restablecer su papel de reserva logística para apoyar las acciones estratégicas del imperio en Euroasia...


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Alberto Müller Rojas


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