Violencia, política y enmienda

Hemos venido observando que en los días que faltan para la consulta popular sobre la enmienda aparecen factores de poder que buscan combinar la violencia con la política. La idea es perfecta cuando se desea confrontar y sacar provecho. La fórmula es sencilla: dramatizar la violencia y hacer política por medio de ella. Por ejemplo, en momentos de decisión sobre el SÍ o el NO y el repudiable atentado a la Sinagoga y otros hechos, los medios de comunicación adversos al Gobier no, la cúpula de la Iglesia Católica y ciertas autoridades universitarias juegan a la perturbación del momento político que vive Venezuela.

La prensa y la televisión le dan a la violencia un alto valor como noticia y, por supuesto, dramatizan sobre ella. Pero ahora no se trata de dramatizar la violencia para vender el producto, sino de hacer política y debilitar o acabar el proyecto socialista de Chávez, tomando en cuenta que los fenómenos de violencia adquieren importancia en la capacidad de percepción social de la gente, o como diría Winfried Hassemer: "con una intensidad como pocas veces antes".

Igual sucede con la cúpula de la Iglesia Católica, que en su afán de servir a los poderosos hace de su actuación una seguidilla de abusos del poder eclesiástico. Hoy asume una posición política muy bien definida contra Chávez y dramatiza la violencia, cuando lo esperado es que sea guía espiritual, no guía política. Si no me creen, léanse en El Nacional el último artículo de Monseñor Ovidio Pérez Morales con referencia al NO.

Del Consejo Universitario de la UCV bien vale hoy decir que es nido de reaccionarios y de una cultura muerta. Su último comunicado opositor dramatiza la violencia e instiga a grupos de derecha a fomentarla. En mi tiempo, los estudiantes llevaban por las calles el rostro revolucionario de una universidad que no podía ser selectiva ni atada a ningún exclusivismo social.

En fin, estos factores que dramatizan la violencia para atacar la enmienda, crean más violencia y excitan el odio. Dan a entender que están en ejercicio legítimo de la libertad de expresión y la utilizan para dramatizar la violencia en función de un interés político perverso, ya sea en la radio, en los periódicos o en la televisión.

bhaddad@cantv.net


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