Revolución comunicacional creativa y emocionante

Si no emociona, no comunica, no engancha, no transforma. Para comunicar un Te Quiero, vale más un abrazo fuerte que una palabra fría, pero vale más aún esa misma palabra en tono cálido acompañada del abrazo intenso.

La comunicación es un proceso multisensorial que implica activar el oído, la vista, el tacto, el olfato y todo lo que le permita al cerebro percibir un mensaje, procesarlo y emitir una respuesta.

La comunicación es la base de la cultura, así de importante es para el ser humano. Sin la comunicación, tal como hoy la entendemos, habría sido imposible el desarrollo de las sociedades y las múltiples conquistas de la humanidad… bueno, a decir verdad, también las atrocidades, la injusticia y la explotación del hombre por el hombre le deben bastante a la comunicación como fuerza para el dominio de la mente.

Desde el mismo momento en el que algunos hombres y mujeres grabaron en las paredes de sus cuevas las imágenes de sus hazañas en la jungla salvaje, hasta el más moderno de los procesos, como un Tuit elaborado con técnicas de neuromarketing, el ser humano ha desarrollado prácticas que le permitan hacer más eficiente su comunicación, más íntima y contundente. A la par de ese desarrollo, se fue gestando la sociedad y sus formas de relación.

Ejemplos sencillos para ilustrar esta tesis abundan en los teléfonos móviles y en las redes sociales, donde los usuarios comunican sus estados de ánimo, de manera más eficaz, haciendo uso de emoticones (caritas felices, tristes, rabiosas, corazones, besos, rosas, etc.) en lugar de simples palabras que no se conectan suficientemente con la sensibilidad del receptor. En pocos años pasamos del entonces novedoso mensaje de texto (SMS) al envío de imágenes, gif, notas de voz, emoticones y más, en función de  hacer más emocionante la comunicación telefónica.

Los publicistas conocen a fondo este fenómeno y lo explotan al máximo, no solo para vender productos, sino para posicionar sus marcas en las mentes y corazones de la gente. Podríamos decir que, en contraste al ejemplo sencillo de los emoticones, la publicidad es donde se despliegan con mayor éxito las distintas técnicas comunicacionales en función de conectarse con la sensibilidad de sus clientes, dejando como resultado el consumismo desbordado, el culto a una marca y un sinfín de subculturas sometidas a las dinámicas del mercado. Sin ánimos de exagerar me atrevo a decir que la publicidad es el fenómeno cultural que más aporta a la formación de una cosmovisión en la sociedad moderna, por encima del cine, la literatura e incluso la poderosa iglesia. ¿Sabía usted que existen tribus con millones de integrantes que adoran marcas como Apple, Nike y Adidas? En torno a ellas construyen una vida, se relacionan y se desempeñan en la sociedad, asumiendo los valores de estas marcas, como suyos.

Los especialistas en comunicación política también practican con bastante dominio eso de conectarse con la emoción de la gente, partiendo de la premisa de que el pueblo vota por emotividad más que por raciocinio. El miedo y la esperanza son las emociones que suelen activar con mayor frecuencia y sobre ese miedo siembran su mensaje.

Miedo a los musulmanes y a los migrantes pobres. Miedo a la rebelión de los oprimidos. Miedo a los gobiernos progresistas o de izquierda. Esperanza de que algún día todos seremos ricos o estrellas de cine. Esperanza de que pronto mejora la economía. Esperanza en la sonrisa simpática de tal o cual… y así por el estilo.

¿QUÉ HACER?

Nosotros, el movimiento popular de comunicadores alternativos y revolucionarios, debemos entender que enfrentamos un poderoso aparato que no solo está provisto de la más moderna tecnología y es propietario del espectro radioeléctrico mundial, de los medios y la plata; también cuenta con un conocimiento desarrollado y sistematizado a lo largo de la historia.

Para derribar ese muro que manipula, aliena y confunde, debemos aprender a comunicarnos con la verdad como la esencia de nuestro discurso, pero una verdad que se conecte con lo más sensible de nuestro pueblo. Nos basta decir que la mayor de la justicia llegará cuando el pueblo trabajador sea el propietario colectivo de los medios de producción, hay que activar un enamoramiento colectivo con esa idea y allí radica el desafío.

Más de un millón doscientas mil personas han recibido una vivienda digna gracias a la revolución bolivariana, pero habría que evaluar si de verdad estamos comunicando en su justo calibre esta hazaña del Gobierno Bolivariano. Cifras, cifras y más cifras: tantos taxis entregados, tantos obreros dignificados, tantos aumentos de sueldo, tantos kilómetros de vía, tantos bolívares invertidos… aburrimiento total, información abstracta, vacía de contenido humano que no se conecta con la fibra más íntima del pueblo.

Mientras tanto, la derecha siembra el miedo y el odio por medio de sofisticadas películas, comerciales de tv, canciones, chistes, tuits y noticias; con el color adecuado, el modelo perfecto, la hora precisa y el medio idóneo.

Nuestra propia cultura nos da los insumos para ir al corazón del pueblo sin pasar de largo por el cerebro. Repito, sea la verdad nuestra esencia, pero acudamos al humor, al relato oral, al canto, al baile, al mural artístico, a la copla, a la diversidad de dialectos y a todo lo verdaderamente genuino de nuestra identidad para lograr un vínculo poderoso.

Si somos un pueblo feliz y dicharachero, ¿Por qué el humor está ausente de nuestros mensajes y somos tan serios en los noticieros y programas de opinión?

Si somos un pueblo que habla maracucho, gocho, oriental, llanero, caraqueño o guaro, ¿por qué hablamos en perfecto CNN?

Si poseemos una riqueza cultural enorme y diversa ¿por qué solo la orquesta sinfónica y el canto llanero?

Para conectarnos con las emociones, las artes son una herramienta poderosa, incluso por encima de la publicidad, entonces, ¿por qué no existe la primera película que relate la historia de los pobladores que luego de décadas de lucha obtienen sus viviendas gracias a la revolución? O la reivindicación de las mujeres y los pueblos indígenas, o el milagro de Barrio Adentro… Sin miedo a ser tildados de panfletarios, el artista puede elevarse con cualquier tema si es capaz de mostrar las profundidades y complejidades del alma o tomar el pulso de su tiempo histórico.

Igual sucede con el teatro, el mural artístico (no solo el grafitti panfletario), el paisaje urbano, el concierto, la asamblea, el debate, las redes sociales…

El desafío es crear una comunicación emocionante, divertida, atractiva, seductora y pedagógica, que trascienda lo meramente informativo y dinamice, movilice, conecte y forme conciencia en el pueblo.

Una comunicación que sonría y haga sonreír, que siembre esperanza y amor, que motive la solidaridad, pero que también active la indignación ante la injustica, el hambre y la guerra… una comunicación creativa y emocionante, que tenga como base la verdad.

 

@paradaliteraria

paradacreativa@gmail.com



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