Periodismo para imbéciles: ¿negligencia o mentira?

“Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana;y no estoy seguro sobre el universo”

Albert Einstein

Aunque no es nuevo, en el marco de la guerra desestabilizadora dirigida desde el 6D a la Salida del proceso revolucionario de la conducción política del país, se ha radicalizado en nuestros medios de comunicación el ejercicio el periodismo para imbéciles. Se trata de un tsunami de sesudos profesionales universitarios de todas las ramas del saber, invitados para dar “testimonio técnico y calificado” sobre cualquier materia. El denominador común de las entrevistas a los iluminados universitarios es la “demostración técnica” de que no hay resquicio en la vida nacional que no esté signado por la corrupción, la negligencia, el abandono y la desidia del gobierno nacional.

Lo que sorprende de tales disertaciones técnicas, es que casi en su totalidad carecen de evidencia demostrativa, que como se sabe (aún sin pasar por la universidad), es indispensable en cualquier demostración. Se han reemplazado los argumentos con la pretensión (masivamente lograda) del simple reconocimiento ciego de la autoridad con que ha sido ungido el profesional universitario, tras la lectura de sus interminables e incuestionables credenciales.

Lejos de informar o formar, el desfile rigurosamente programado y cotidianamente difundido de estas “voces autorizadas” en los medios privados, se han dado a la tarea de hacer de sus opiniones, carentes casi en su totalidad de evidencias, una sentencia técnica, reducida a una interminable lista de adjetivos que le anuncian a quien escucha, la inminencia de una tragedia que amenaza a su familia y sus bienes. Sería mezquino de mi parte decir que hay honrosas excepciones, que quizá fueron mal seleccionados por los equipos de producción. Cada día una nueva tragedia, cada programa una tragedia más. Este modus operandi ha venido cumpliendo eficazmente el propósito de crear en amplios y cada vez mayores sectores de la población, un peligroso estado de angustia generalizada.

Un ejemplo de esto ocurrió la noche del 28 de abril, en la entrevista que realiza Wladimir Villegas en la emisora Unión Radio (90.3 en Caracas), donde Winston Cabas (creo actual presidente de la Comisión Eléctrica del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV)), habló sobre la situación del sistema eléctrico. En este caso curiosamente abundaron las cifras y las especificaciones técnicas, lo cual me resultó sumamente interesante, ya que procuro que los medios me ofrezcan la información que me interesa, para hacerme opinión propia de la realidad y no que me faciliten “generosamente” una “opinión objetiva” lista para consumir como una hamburguesa congelada.

De pronto, la autoridad en la materia dijo un par de cosas que me hicieron dudar de si todo lo que había dicho antes era correcto. No porque yo tenga mala voluntad o sea desconfiado, sino porque cuando alguien afirma con el discurso arrebatador e incuestionable de la autoridad, cosas que no son ciertas, por ser audaz ante su ignorancia o por ser carente de ética frente a la verdad, uno tiene la razonable duda sobre todas las demás cosas que ha dicho.

Dijo el Ingeniero de la República Winston Cabas que sostener que el efecto de El Niño tiene que ver con la actual crisis energética es una falacia, ya que nadie ha oído que en otros países haya una crisis energética. Resulta que yo había leído la prensa esa mañana y sabía que: “ ONU pidió apoyo para afectados por El Niño: El Secretario General Adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Stephen O’Brien, solicitó ayer apoyo para alrededor de 60 millones de personas afectadas por el fenómeno climático El Niño. La asistencia pasa por alimentos, agua, higiene y servicios de salud. Naciones Unidas estima en dos mil millones de dólares el déficit financiero para enfrentar el impacto de El Niño.” (Ciudad CCS, 27 de abril de 2016, Pag. 20. Ver también, Winston Cavas: Crisis eléctrica no es producto de fenómeno El Niño en http://www.notiglobal.com.ve) .

Dijo el Ingeniero de la República Winston Cabas, ante la acertada pregunta del entrevistador, que era posible importar electricidad de Ecuador a través de Colombia, entregándonos éste último la energía que podría recibir del primero. Allí volví a pegar un brinco, porque yo también sabía que el presidente Santos, al visitar Ecuador con motivo del terrible terremoto que sufrió, al recibir la gratitud del Presidente Correo por el apoyo de Colombia, Santos le replicó que agradecida estaba Colombia por el suministro de electricidad que vienen recibiendo de Ecuador, lo que les permite paliar la crisis energética derivada del fenómeno de sequía que atraviesa ese país.

Si yo pude encontrar esta noticia en el periódico Panorama de Venezuela, cómo el Periodista de la República Villegas (quién debió corregir repreguntando al Ingeniero de la República Cavas), no lo sabía? Colombia importará electricidad desde Ecuador por crisis causada por El Niño: El Gobierno de Colombia comprará siete gigavatios hora (GWh) a Ecuador tras el cierre de la represa hidroeléctrica Guatapé la semana pasada a consecuencia del fenómeno meteorológico El Niño que afecta a diversos países de Suramérica. El Niño ha generado una reducción del 55% de la capacidad de los principales embalses de Colombia, que producen un 20% menos de energía debido a las sequías. “ (http://www.panorama.com.ve, 28 de febrero de 2016).

Entonces me pregunté si el Ingeniero de la República Cabas ingnoraba estas dos noticias o se estaba haciendo el loco, hablando por la tapa de la barriga. Nunca lo sabré. La segunda cosa que me pregunté, fue si el entrevistador faltando a su responsabilidad de estar debidamente informado del tema sobre el cual conducirá la entrevista, o se estaba haciendo el loco en dúo con el entrevistado. Cualquiera de las cuatro alternativas que podamos construir son negligentes y trágicas.

Adelantándome a lo que sería una inmediata descalificación de mi planteamiento, debe prestarse especial atención a que no estoy hablando de la crisis del sistema eléctrico nacional, como tampoco cuestiono que existan otras circunstancias que inciden sobre la crisis energética más allá del problema de sequía ocasionada por El Niño; estoy hablando del ejercicio responsable de la profesión de los periodistas, médicos, meteorólogos, ingenieros. Cuando el entrevistador me presenta al entrevistado, anteponiendo sus credenciales como quien muestra las medallas de un general para que cuente cómo fue de verdad-verdad la batalla, el profesional no está opinando, está haciendo ejercicio de una profesión para la cual fue acreditado. Credenciales que debería saber conservar.

El ejemplo que traje podría ser injusto por el esfuerzo del entrevistado en dar enromes cantidades de información (que como dije ya no sé si son confiables o no), y porque pudiera haber referido (lo cual espero hacer en Periodismo para imbéciles II), innumerables, incuestionables y escandalosos casos de fraude profesional acompañados de ejercicio periodístico carente de ética, que se desarrollan a diario con total impunidad. Las víctimas: los ciudadanos que creen estar recibiendo un insumo para poder ejercer sus derechos civiles y constitucionales con autonomía, cuando en realidad están siendo conducidos a un “corral” ya diseñado.

Como ciudadano con derecho a recibir información veraz y oportuna, tal como lo establecen las leyes de la República Bolivariana de Venezuela, creo que se hace impostergable la multiplicación de comités de usuarios de medios en todo el país, que lejos de protestar frente a las sedes de los medios, que solo permitirán que éstos pasen de victimarios a víctimas (porque disponen de los medios para hacer de tales episodios lo mismo que hacen con toda la realidad: distorsionarla), hagamos el riguroso, metódico, pero eficaz ejercicio de documentar los fraudes y consignarlos ante organismos judiciales, como lo haría cualquier ciudadano que pierde un familiar por negligencia o mala praxis médica. Propósito: que los responsables sean obligados a resarcir el daño cometido.

Si creemos que la batalla decisiva se dará el día de un eventual referendo revocatorio, me permito disentir: mientras el alboroto está en el CNE, en la Asamblea Nacional, en Miraflores y en el TSJ, los medios de comunicación demuelen lentamente en el imaginario colectivo toda la institucionalidad revolucionaria y la moral de los ciudadanos de bien (bolivarianos o no). Cuando llegue, si llega, la batalla por el revocatorio, podríamos caer en cuenta que esa guerra se estaba perdiendo hoy.


lewdaniellew@gmail.com


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