El Malquerido

Me cuentan mis mayores que cuando sonó por primera vez en la radio la canción “el malquerido” interpretada por la legendaria voz de Felipe Pirela, hubo un gran escándalo. Se consideraba entonces indigno de difundir en señal abierta, una canción donde un hombre dijera que “esa mujer, vive conmigo, queriendo a otro” y además rematara diciendo “pero dejarla, por Dios, no puedo”.

Según la lógica de los moralistas de entonces, la canción rendía culto al adulterio y pare usted de contar. Si esa generación hubiera escuchado el “perreo” que difunden las televisoras y radios actuales, no sé qué hubieran opinado.

Creo que debe ser horrible saberse malquerido. Pero al menos el malquerido de la canción, estaba claro. El malquerido sabía lo que pasaba con “esa mujer” y reconocía que no tenía la voluntad de alejarse de quien le malquería. Feo es ser malquerido y no tener conciencia de lo que ocurre para por lo menos decir “ay que agonía, pobre de mí, ser malquerido”.

La segunda situación (la fea) parece ser la de los responsables de algunos medios públicos como La Villa del Cine, TVES y otros...

No he visto la película el malquerido (prometo verla y apoyar el cine nacional) pero sé que protagoniza “Chino” el de chino y nacho cuyo compañero de dúo acompañará a Lilian Tintori en Miami mientras habla pestes de Venezuela y su gobierno. Esos mismos que querían invitar al festival Suena Caracas bajo la premisa de que hay que ser tolerantes, de que el rojo rojito es un color agresivo, que aquí cabemos todos y demás yerbas aromáticas que sazonaron el pastelazo del 6D donde la oposición sacó sus mismos siete millones cuatrocientos mil votos (con un modesto avance) y nosotros seguimos con los mismos ocho millones de chavistas con la salvada diferencia de que dos millones de los nuestros se abstuvieron. Supongo que –entre otras cosas- porque no veían mayores diferencias entre Nacho y Winston, entre Venevisión y Tves o entre la canción “abajo a la izquierda la de la manito” y “arriba, a la derecha, la de los ojitos”.

Las diferencias eran tal vez de forma, donde unos gritaban “rodillaentierraconelcomandantesupremohugorafaelchavezfrias” y otros decían “vieneuncambioportiportushijosportufamiliayporunavenezuelaunida” de resto, era más o menos el mismo reguetón, las mismas tetas operadas (muy bonitas de lado y lado) y las mismas camisas azules, porque algún asesor dominicano o brasilero nos convenció de que el rojo rojito era muy agresivo.

Pero fuera de la campaña, ya sonaban los campanazos ambiguos desde hace bastante. En la villa del cine la obra “Una casa pa´maita” hablaba de un transexual que sufrió mucho con su familia venezolana pero que al final logra ser feliz en Canadá donde sí lo comprendían. Como ese es el discurso cinematográfico que financia la Villa del cine, no tiene nada de raro que el primer transgénero diputado sea de la oposición y no chavista. Aunque estoy seguro de que hay más luchadores sociales en los frentes de gays lesbianas y transgénero de la revolución, pero la villa decidió cuál discurso financiar, y, nosotros decidimos conformarnos con el discurso social cristiano que nos metieron los de la derecha endógena en la constitución.

Suplico no me vayan a contradecir diciendo que en la revolución cabemos todos como consuelo para esas decisiones, porque si decimos que estamos en una GUERRA no podemos salir con blandenguerías cinematográficas ni religiosas.

En TVES no fue muy diferente: Micros con los preparativos del miss Venezuela, un programa de humor donde se burlan de la forma de hablar de los campesinos del interior del país, una revista matutina donde el discurso es bastante parecido al de las televisoras comerciales, todo bajo la premisa de que “eso es lo que le gusta al pueblo”.

Y así, con la égida de que cabemos todos, el 6D llegaron “todos” sazonados con el discurso ambiguo de nosotros.

Mis opiniones sobre TVES, sobre los códigos que transmite y sobre la conducta de los funcionarios PÚBLICOS que forman parte de su directiva, fueron respondidas por Roberto Messuti, Vicepresidente de la televisora. En su misiva dirigida a mi correo electrónico personal, manifestó que yo era un apátrida, amargado y envidioso por criticarlo a él que era decente y que era chavista a pesar de los ataques que recibe de los opositores.

Además, afirmó que se encargaría de investigar quién era yo para confrontarme “cara a cara” según sus propias palabras. Eso me dejó preocupado, no por la confrontación cara a cara, sino porque si Messuti se está dedicando a insultar de manera individual a los militantes que en ejercicio de la autocrítica y la libertad de expresión opinamos duramente sobre lo que ocurre en NUESTRO espectro radioeléctrico entonces ¿quién está planificando la contraofensiva comunicacional de la televisora social?

Hasta ahora lo que observo como contraofensiva es una manga de coleo en Los Próceres y las mismas doñas operadas que aparecen en la revista de la mañana y de la noche.

Debo reconocer sin embargo, que el mensaje navideño de TVES está mejor elaborado que el de Televén y Venevisión. Aún así, creo que el momento histórico requiere una televisión un poco más variada y con mayor contenido, sin que eso implique incurrir en el llamado realismo socialista de las artes. Un buen inicio sería que TVES abriera un debate sobre la programación que aspiramos los usuarios.

Ayer un joven en el consejo presidencial decía que una de las tareas de la juventud era definir qué es un consejo presidencial. Lo mismo debe ocurrir con La Villa del Cine y con TVES. Sentémonos a definir qué es una televisora social y qué es la Villa del cine dentro de un proceso revolucionario.

Pongamos reglas de juego y de debate interno, escuchemos con humildad la crítica y hagamos las correcciones, para que en el futuro, no justifiquemos derrotas diciendo que nuestro proceso revolucionario es un “malquerido” por un pueblo ingrato.

 

marcosleonardove@yahoo.com

@marcosmelendezm



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