Llevan años considerándonos estúpidos, desprecian nuestro país, venden valores falsos, esnobistas y racistas, inyectándonos pacotilla, sexismo y violencia

Por qué yo no salgo a apoyar los medios

La marcha y concentración convocada por la oposición para el día de hoy (31/01/03) con el fin de darle apoyo a los medios de comunicación a través de la consigna “con mis medios no te metas” me han movido a reflexionar y a preguntarme por que yo no salgo a apoyarlos también. La respuesta es muy sencilla y data desde aquella época en la cual comencé a hacer uso de mi conciencia y al mismo tiempo escuchar las opiniones de otras personas con respecto a la prensa escrita, la radio y la televisión: simplemente nuestros medios de comunicación tienen años faltándonos el respeto, considerándonos personas estúpidas, despreciando nuestro país y su cultura, vendiéndonos valores falsos, esnobistas y racistas, inyectándonos pacotilla, sexismo, violencia y al mismo tiempo menospreciando e insultando cualquier voz que se alce para contradecirlos o al menos cuestionarlos en pro de una programación de altura, educativa, formadora de conciencias, respetuosa de los valores inherentes a nuestra propia cultura como país mestizo. Esto lo han hecho la casi totalidad de nuestros medios de comunicación (hay honrosas y muy positivas excepciones).

Tomemos algunos ejemplos representativos:

  • Las novelas: inicialmente restringidas a un horario nocturno, luego se adueñaron de una buena parte del horario infantil en las tardes y ahora ocupan casi la totalidad del tiempo pues en cada corte comercial pasan propaganda o segmentos enteros de los próximos capítulos lo cual permite que cualquier persona vea novelas a cualquier hora. Que nos han legado esas novelas?: denigración de la mujer, apología de la infidelidad (es decir la infidelidad es un valor natural y aceptable en las sociedades que muestran las novelas), resolución de conflictos con gritos, golpes o a punta de pistola (incitación a la violencia como solución de los problemas), apología del robo y de la viveza (como valores tan aceptables como la honestidad), racismo y veneración de las raza caucásica, el físico atlético o extremadamente delgado no como símbolos de salud sino como símbolos de superioridad racial y social y segregación, colocación del dinero como valor principal. Hay muy pocas excepciones entre las novelas que hemos soportado todos estos años en donde no se hayan engrandecido alguno de los anti-valores indicados anteriormente.

  • Los programas de concurso: estos programas por ley deberían ser educativos y formadores sin embargo lo que nos venden es: sexismo, denigración de la mujer, explotación de las emociones humanas con un fin comercial, burla, informaciones erróneas o incompletas, repetición constante de temas musicales (normalmente foráneos) para su comercialización, culto al físico y al color de piel en lugar de alabarse otros valores humanos como la honestidad, la disposición al trabajo, las ganas de estudiar y progresar, etc. La casi totalidad de los programas de concurso que hemos visto en todos estos años han sido muchas cosas menos educativos y formadores lo cual debería ser su característica predominante.

  • Los musicales o programas de variedades: en primer lugar las presentaciones “en vivo” no son más que montajes de artistas cantando con pistas lo cual de por sí es una forma miserable de hacer espectáculo. Los eventos en estudio en donde se pretende realzar nuestra cultura musical, los bailes y trajes típicos, las expresiones no son sino caricaturas a lo Broadway de nuestro verdadero acervo cultural. Las coreografías y las canciones supuestamente “típicas venezolanas” que muestran programas como Sábado Sensacional son una burla, una muestra contundente de ignorancia así como de desprecio por nuestro folklore. Este tipo de espectáculo tan triste deforma la percepción del público venezolano sobre su propia cultura y esto por supuesto hace que se vaya alienando con un tipo de expresión estilizado y artificial que nada tiene que ver con su tierra, con su verdadero ser. Todo esto con la excusa del espectáculo y del dinero, es decir, “muestra unos bailarines de joropo danzando como si fuera un tango que eso es lo que vende, no importa que los niños y la juventud se engañen creyendo que así se baila eso”. Es triste e irresponsable y sino lo creen es bueno acercarse a los talleres de cultura popular de la Bigott o al Fundef (por nombrar sólo dos) o a cualquiera de nuestros hermosos pueblos para ver de verdad como esa cultura venezolana tan pero tan rica se niega a morir y permanece terca en los corazones de nuestro pueblo.

  • Las películas: ya es costumbre que hasta las películas más sangrientas o violentas las coloquen en cualquier horario (infantil, familiar, estelar) total no importa, lo que si importa es llenar los espacios para poder transmitir y por lo tanto cobrar los mensajes comerciales. Es risible cuando uno escucha decir a algunas personas “con mis hijos no te metas” por aquello del decreto 1.011 mientras que los hijos están sentados viendo “Blade” en donde de principio a fin hay golpes, patadas, muertos a tiros, cercenamientos de extremidades y otras finuras.

  • Los noticieros y programas de opinión: con respecto a estos programas ya está más que dicho y es más que reconocido (por aquellas personas que se dedican a pensar en forma crítica sobre los mensajes que recibe) la manipulación y el sesgo que se le puede dar a las noticias y a la información para obtener resultados concretos. Por ejemplo: decir que los procedimientos administrativos abiertos para RCTV, Globovisión y Televen son un cerco y un ataque a los medios en lugar de reconocer la abusiva campaña con la cual han bombardeado nuestros hogares en forma totalmente parcializada y pasando por alto la población infantil que puede estar siendo dañada por una promoción política tan intensa.


En conclusión creo que por su gestión deformante, denigrante, ignorante, racista, irresponsable y lo que es peor, omnipotente, la mayoría de nuestros medios de comunicación no merecen una marcha que los apoye o los defienda. No sin que demuestren humildad aunque sea por una vez y una disposición sincera a ser para nuestro pueblo un instrumento de formación y elevación de nivel sociocultural y no unos vendedores de miserias.

Un abrazo

Daniel Hernández



Esta nota ha sido leída aproximadamente 4795 veces.



Daniel Hernández


Visite el perfil de Daniel Hernández para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: