Los de “La Prensa” están “prensaos”…

Como lo gritó el panita Alí, allá por 1.977, “Cuarta República adentro”…

Después de veinte años desesperantes y diecisiete años de revolución, siguen prensaos.

Hoy se presentan con rejuvenecido semblante pero de signo idéntico al de ayer: guerra mediática como “punta de lanza” en la guerra de cuarta generación declarada por el imperio norteamericano contra la patria de Bolívar y Chávez.

Mucho más poderosa que cuando Alí les dedicó la canción “La Guerra del Petróleo”. Tentáculos globales interconectados que abrazan el globo terráqueo y dan cada día el concierto de la falacia, para tratar de desprestigiar el hermoso proceso libertario de un pequeño país de 912 mil kilómetros cuadrados de territorio y escasos treinta millones de habitantes, eso sí, con las mayores reservas petroleras probadas y certificadas de todo el planeta.

Y, allí mismito. En su “patio trasero”, a escasos kilómetros de distancia, y muy horas de viaje para traer vía marítima, el oro negro que se le agota al primer consumidos de petróleo en el mundo y cuna del decadente sistema político y económico: el capitalismo.

Ellos son el instrumento por excelencia para invadir el país con sus invisibles pero efectivas tropas de calumnias, armadas con imaginarios pero poderosos fusiles de mentiras, y apertrechados con infinitas cantidades de odio hacia la nación y su pueblo originario.

El rumor es “la joya de la corona” de su guerra sicológica para transgredir la sagrada soberanía del pueblo. La estrategia, solo colocarlo en el momento oportuno frente al venezolano desprevenido, que absorto contempla las grandes cadenas televisivas foráneas.

Radiar y televisar intensamente los efectos de su estrategia económica dentro de su misma guerra, para tratar de hacerle creer al pueblo llano, que la escasez y el consecuente “bachaqueo”, es absoluta y exclusivamente atribuible al gobierno nacional. Que la especulación inflacionaria no es por el ataque despiadado a la moneda desde afuera, sino a una desastrosa política económica nacional.

Afortunadamente, el pueblo venezolano ha aprendido a leer la prensa. Y no hablo del maravilloso beneficio de las misiones educativas “Robinson”, “Rivas” ni “Sucre”. Es el grado de cultura y de conciencia crítica de pueblo libre que nos legó el Comandante Eterno, tras despertarnos de un letargo de dos siglos.

El inquilino del cuartel de la montaña debe reposar risueño al constatar que, no aró en el mar precisamente.



eliezer.corona@gmail.com



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