Mario vino por la goma, lanzó un juego perfecto. Tiene 100 pts

Yo (primero el burro), y perdóneseme que hable en primera instancia, creo que, a grandes rasgos, la objetividad es un imposible, nadie es objetivo y ni mucho menos Mario Silva lo es, a mi modo de ver.

Cómo puedes tú ser objetivo si eres un sujeto, a lo más que puede llegar un sujeto es a la subjetividad; en cambio, la objetividad, que es condición sine qua non del objeto, es otra cosa, puesto que ningún objeto piensa, quien sí piensa (o al menos debe pensar) es el sujeto y en consecuencia es subjetivo por naturaleza, no objetivo de ninguna manera.

Así que el sujeto, que piensa respecto al objeto y, consecuencialmente, será subjetivo, no debe echárselas de objetivo; apenas, en el mejor caso, podría aproximarse a lo que para un revolucionario habrá de ser el desiderátum, la verdad verdadera e inalcanzable completamente.

Luego, desde la perspectiva antes descrita doy la bienvenida al compañero Mario Silva, en nombre de mis demás compañeros de brega quienes andan bien contentos y así me lo manifestaron esta mañana.

Miré en diferido la cuestión de cabo a rabo y me dije, qué bueno, Mario vino por la goma, lanzó un juego perfecto, merece ponerle 100 puntos en las tres casillas de su boleta: conducta, aplicación y aseo personal.

Recordé a mi bonita maestra de segundo grado, Esperanza Acosta, la más bonita de las tres que me tocaron en esa época, cuando ella  pasaba revista al salón y en mi caso, aunque se tapaba la nariz, me revisaba las uñas y me decía que debía irme a bañar y entre recomendaciones y etcéteras, que me lavaran el cochambroso guardapolvos, pero ella siempre me ponía unos punticos en las dos primeras casillas y dejaba vacía la tercera, fuera que yo tuviera un chance adicional para no quedar rezagado y no llegar siquiera al tercero.

Yo sé que entonces gané muchos puntos que nunca me reconocieron, así que yo asigno ahora esos puntos a quien me parezca, tal como si me los pusiera a mí mismo, por eso me da tanta satisfacción premiar de vez en cuando a los mejores y he ahí a Mario Silva, un gran muchacho.

Describir -aunque sin objetividad, obvio, pero con gran aproximación- con relativa exactitud lo que sucede, lo que sucedió y lo que podría suceder, es una virtud y eso aprecié en las reflexiones del patriota Mario Silva, así que los 100 puntos que le pongo no son gratuitos.

Ah, y por si poco fuera, el compatriota Mario hizo gala de un poquito de mayéutica.

 

 

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Guillermo Guzmán


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