De la Copa Mundial de Fútbol y del descalabro mediático

Carente de las credenciales para analizar las incidencias de un evento en lo técnicamente deportivo como se merece el fútbol y, respetando las opiniones de quienes, por ser esta su especialidad, honestamente podrían hablar con propiedad sobre el particular; si quiero referirme al enfoque político con el que, mediática-mente, se pretendió descalificar a Brasil como sede de esta copa mundial.

En consecuencia, Independientemente de los incidentes propios de este deporte y, contra todos los pronósticos fatalistas de “expertos” en su mayoría tarifados que se anticiparon a tildar de incapaz a Brasil para celebrar, en esta oportunidad, tal competición, los cariocas, finalmente les vieron crecer la nariz a sus detractores

Entre los argumentos esgrimidos por ese poder mediático que insiste en vernos como el patio trasero de los imperios, figuraron: no tener a tiempo las instalaciones donde se jugarían los partidos, no contar con lo más elemental para garantizar la movilización, albergue y seguridad de los visitantes y, hasta de enfrentar una supuesta guerra civil que amenazaría sus vidas.

No obstante, ante tan dramáticos anuncios, la gente no se abstuvo de acudir a la cita deportiva, amen de que, lo desproporcionado de la ampliación para mayor capacidad a la que se llevaron sus nuevos y re-modelados estadios, según estos opina-dores de oficio, el vacío de sus tribunas daría cuenta del fracaso previamente anunciado.

Menos mal que, de acuerdo a esos dos gigantes en sus respectivas profesiones: Víctor Hugo Morales y Armando Maradona, quienes protagonizaron el programa De Zurda en Tele Sur, (el medio de comunicación en español con mas alcance mundial) no hubo hasta hoy otro evento futbolista de tal magnitud que registrara mayor numero de concurrentes a esas tribunas, independientemente de las selecciones que compitieran ni menor número de altercados por la pasión de sus hinchas que en otras partes contabilizaron heridos y hasta muertos.

Para despecho de la conspiración mediática, quienes viajaron a las distintas poblaciones en las que hubo partidos, no se han cansado de agradecer la hospitalidad y la calurosa acogida que los cariocas les dispensaron en pos de una estada felizmente inolvidable.

Los vaticinios de esa conspiración mediática, según los cuales, nuestros futbolistas harían aparentemente el ridículo dado que Costa Rica, por ejemplo, como integrante de lo que denominaran el grupo de la muerte, se quedaría en las primeras de cambio al igual que le ocurriría a Colombia; para su sorpresa, fueron países como: España, Inglaterra e Italia, ex campeones mundiales, los que sucumbieron frente a equipos aparentemente inferiores.

A propósito, igualmente vaticinaron que la final se daría entre dos equipos europeos pero tampoco acertaron por cuanto se dio entre Alemania y Argentina, en la que los teutones necesitaron 120 minutos para poder ganar por la escasa ventaja de un gol.

Si bien los latinoamericanos lamentamos que el expectante partido entre Alemania y Argentina, por la copa del mundo se perdió por un tanto a escasos minutos de finalizar un tercer tiempo de reposición, nadie puede negar que fue el más reñido y mejor de todos los encuentros celebrados en el Maracaná, donde el fantasma de la derrota sufrida en la inauguración del que para otrora fue considerado el estadio más grande y bello del mundo, volvió a hacer de la suyas. Pero tampoco debemos olvidar que hasta el momento Brasil sigue en la punta con el mayor número de campeonatos mundiales ganados y, en ese sentido, como decimos en criollo: hasta ahora, nadie les quita lo bailado.

El autor es: Periodista jubilado.
 



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Mauro Briceño Prato


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