Una de héroes y villanos

Nos han vendido la idea de que comunicación y democracia son complementarias e inseparables. Se presenta la comunicación como inherente a los regímenes democráticos, dado que solo a través de ella puede exigirse el cumplimiento de los postulados de libertad e igualdad. Sin embargo la verdad parece otra. Denis de Moraes (2010) plantea un doble papel estratégico de los medios. Por una parte, son agentes discursivos con una propuesta de cohesión ideológica en torno a la globalización y legitimación de la lógica capitalista, fomentandp “la fiebre del consumo a la que el neoliberalismo induce”. Fungen además de agentes preeminentes en los mercados mundiales, “produciendo y comercializando por todo el planeta un volumen ininterrumpido de contenidos y marcas”.

Acota De Moraes que, en tanto artificio retórico para disimular tal doble función, se presentan como espacios abiertos a la reverberación “de la voluntad general”. Afirma que los medios pretenden validarse como intérpretes del sentido común y traductor de aspiraciones sociales”. Ya no se trata sólo de conocer y comprender el mundo de lo social, sino que además se trata de intervenirlo.

En Venezuela tiene lugar un interesante y peligroso proceso confrontacional desde la trinchera mediática, donde dos grupos de medios se enfrentan políticamente, se asumen como poseedores de la verdad y como legítimos representantes de la voluntad popular. En ese sentido los debates, polémicas, discursos y contradiscursos se manifiestan en los contenidos informativos, que además pretenden representar con “fidelidad” la dinámica social imperante en el país. Sin embargo, la función mediática es ambivalente porque cumple y traiciona su papel de mostrar imparcial y equilibradamente la realidad. Al mostrar, la mirada de los medios también es política y, por su parte, la política al proveer a través de los medios la visión de lo público, también hace concesiones y consiente el enfoque y la lógica mediática.

En Venezuela los medios, en tanto brazos políticos armados simbólicamente, ofrecen su propia narrativa histórica y construyen un mundo común de significados con el fin de poder actuar políticamente. Desde allí, y gracias a su gran influencia en la construcción de los imaginarios sociales, emergen los héroes y villanos que escriben la historia actual.


maryclens@yahoo.com


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Maryclen Stelling


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