Poncio Pilatos no murió de H1N1 no por obvio sino porque Globovision-El Nacional-El Universal-ÚN- lo hubieran dicho

Digresión previa permítaseme comentar que hoy de mañanita vi Mandinga y, qué clase magistral, a lo José Vicente, aunque con otro estilo pero, éste del carajísimo porque, al igual que como el camarada Mario, Nolia no se va a las nubes para decir pan al pan y vino al vino sino que fuetea con butría al enemigo vil y orienta acertadamente al pueblo, con información de calidad, precisa, y entonces tú -en tal caso yo, de cortedad interpretativa- no tienes (no tengo) que dar un largo rodeo para entender lo planteado porque Nolia despliega su elocuencia y gran sabiduría cada vez que habla en la televisión (y conste que no le jalo bolas ni a Dios contimás a un Diablo que es Nolia) es la verdad.

VTV debe reponer La Hojilla tan pronto Mario se restablezca de su dolencia porque esa bicha hace mucha falta; al respecto os digo que ciertas groserías -como las que sin cortapisas suele decir Mario- son contentivas de enorme carga de belleza lingüística puesto que expresan verdades irrefutables; lo que pasa es que mucha gente, inclusive nuestra, es muy fística y empieza a proferir necedades, qué si el pato y que si la guacharaca, qué si patatín y que si patatán, qué si esto y qué si aquello pero obvian que al enemigo vil no hay que devolverle con flores sus agresiones sino con respuestas de peso y nada mejor que lo apropiado.

Defiendo a Mario y apoyo su trabajo sensacional desde La Hojilla; VTV debe reponer esa bicha tan pronto sea posible.

(Por cierto, os conmino a escarbar la red y hacer clic en “Del origen y evolución del lenguaje humano a las armas nucleares”, reflexión que coescribí con mi hermanazo el escritor Marcelo Colussi que, aunque argentino, es un ser normal y corriente, sin grandilocuencia, y es que pudimos sentarnos en cualquier panadería de Caracas -“Pan de azúcar” de la Av. Rómulo Gallegos, en este caso- a reflexionar y a escribir vainas).

Ah, por cierto, si tú examinas la puesta en escena de “Los papeles de Mandinga”, desde el punto de vista más que semiológico semiótico, te percatas de que los periódicos están regados en el piso y eso es tremendo mensaje para el que quiera entender; además, el candelero, el tenedor, el rabito del diablo y más, que prefiero no decir, que cada quien trate de buscar por sí mismo los aspectos visibles e invisibles del mensaje; y es que nadie debe aceptar sin reflexión ninguna información venga de donde viniere y dígala quien la diga y, desde esta perspectiva es desde la cual me permito felicitar al periodista Nolia y calificarlo como un vergatario.

Bueno, pero al grano que luego es tarde:

Poncio Pilatos no ha debido morir de H1N1 y no porque él solía lavarse las manos tan bueno y a cada ratico sino porque a Globovisión no se le ocurrió matarlo así.

Todos sabemos que Globovisión y sus derivados sucursales y afines (valgan como “Últimas Noticias”-“El Nacional”-“El Universal” y “ETC”) imponen qué decirle al pueblo, torcidamente, lo que a ellos se les antoje lo dicen, carecen de vergüenza, no tienen escrúpulos, si hubiesen querido decir que Nerón fue un niño de pecho lo hubiesen dicho y sus audiencias cautivas lo habría repetido como loritos amaestrados y, ¿dónde está el quid de la cuestión?, bueno, tal parece ser que las universidades son fábricas de bobos que, como esponjas absorben toda la mierda que la prensa sedicente les echa encima; tal parece ser que a menor nivel de escolaridad la gente es más pila y, en contrario, más boba porque el pensamiento de derecha prevalece en las universidades.

A grosso modo los más pobres y menos escolarizados demuestran ser más inteligentes porque defienden la patria, al tiempo que los más sabihondos y burros la atacan y se hacen esclavos del enemigo gringo.

¡Vaya paradoja! Algo anda mal.

Globovisión engaña primero a un universitario que a un obrero; su trabajo es sucio, mentir mentir mentir mentir mentir mentir mentir mentir mentir.

Por todo lo antes dicho, hay que decir la verdad a toda costa porque la verdad se sostiene a la larga en sí misma; mientras que la mentira se vuelca cual bumerán contra quien la propala.

¡Viva la verdad, muera la mentira!
 



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Guillermo Guzman


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