Más allá de la salida de la Hojilla

Lo ocurrido con Mario Silva nos impone la reflexión en algunos asuntos esenciales en torno al movimiento revolucionario. Lo primero es reconocer que las tácticas y armas para la guerra sucia del oposicionismo han alcanzado un grado de maestría impresionante. Las mismas tácticas podrán ser usadas contra otro u otros compatriotas con resultados impredecibles, para el blanco específico y para el movimiento revolucionario en general.

Un segundo asunto que me llama a reflexión es la sempiterna solidaridad automática. Mario tiene, más allá de la cuestión jurídica, el derecho moral de ser tenido como inocente hasta que se demuestre que no lo es; pero eso no significa que tenemos que defenderle sin conocer sustancialmente los elementos sobre los que se basa el cuestionamiento del compatriota. Cuando menos dos cuestiones se plantean en este sentido: la autenticidad del material y la veracidad de su contenido. Por supuesto que los compatriotas señalados en el audio, merecen la misma presunción, pero también la misma reserva. Hasta ahora no he oído a Mario Silva desmentir que él haya dicho cuanto se oye en el audio, aunque ha hecho un esfuerzo importante por dejar claro que se trata de un montaje. Pero insisto, ¿es un montaje el material solamente y si son suyas las afirmaciones?

En tercer lugar creo importante pensar la cuestión del llamado a la defensa colectiva de La Hojilla. Según la poca información que poseo, este programa es propiedad privada de Mario Silva. De ser así, parece ilógico, si no paradójico, que colectivamente los revolucionarios protejamos la propiedad privada de este compatriota, a menos claro, que colectivicemos primero su propiedad. Lo que sí creo que debemos preservar, a toda costa, es que exista un relevo idóneo para el trabajo impecable que durante años aportó Mario Silva a nuestro proceso revolucionario. Un ejemplo a seguir es lo ocurrido con el programa de VTV “Cantar de Gallos”. En menos de 2 meses 3 conductores y ¡sin traumas! El trabajo se sigue haciendo y no se presentan vacíos.

Un cuarto aspecto de esta situación es el relativo a los efectos catastróficos que sobre la imagen y reputación de los agredidos, en este caso Mario Silva, Diosdado Cabello, Cilia Flores, Jorge Arreaza y otros tiene el material difundido. Se trata de un derecho constitucional poco protegido por nuestra legislación penal pues las sanciones son realmente risibles. No entiendo porqué esto de la difamación, la injuria, la calumnia y otros delitos similares son tan levemente sancionados. La Asamblea Nacional está en mora con este tema y debe legislar para hacer de ellos, que en la práctica son verdaderos ASESINATOS morales, delitos con la misma sanción que aquellos relativos a la legitimación de capitales o el ASESINATO físico.

La protección del honor, la vida privada, la intimidad, la propia imagen, confidencialidad y reputación deben ser eficaces y constituye un límite necesario a la contienda política cívica y a la libertad de información. Ningún dato o información que pueda erosionar tales derechos debe ser difundida sin consentimiento expreso del afectado o sin autorización judicial.

Si lo difundido, y me refiero a su contenido, no es cierto, el Diputado Ismael García debe ser sometido a juicio y severamente sancionado por su conducta. Si no lo es, el Partido Socialista Unido de Venezuela, debe iniciar las acciones a que se refiere el Artículo 35 y siguientes de nuestros Estatutos.


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Johán Molina


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