El 3 de mayo de 2008 se supo a través de algunos medios de comunicación que un sujeto llamado Leocenis García había sido detenido por la policía de Carabobo luego de que éste, acompañado de otras dos personas armadas, causara destrozos a las instalaciones de diario El Periódico, ubicado en Valencia. Minutos antes del incidente Locenis García, al parecer, había mantenido una reunión privada con el entonces propietario del medio Addala Makled de la cual salió furioso y arremetió contra las instalaciones un poco para hacer catarsis.
Tiempo después tanto los medios de comunicación privados como el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y hasta la mismísima Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) intentaron manipular el caso mostrando ante la opinión pública que Diocenis García era un preso político que estaba siendo perseguido por el gobierno venezolano. Nuevamente utilizaron la supuesta violación a la libertad de expresión para defender a alguien que estaba siendo imputado como delincuente.
Este supuesto periodista que, según algunos amigos que lo conocen muy bien, tiene apenas un semestre cursado en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia, vuelve hoy a ser noticia luego de que el semanario de su propiedad, Sexto Poder, publicara una nota titulada Las poderosas de la revolución bonita, que ilustrada con un fotomontaje, ofende a varias funcionarias del Estado mostrándola como prostitutas.
Dicha nota firmada por la directora de Sexto Poder, Dinorath León, quien seguramente fue utilizada por Leocenis García, no cabe la más mínima duda que fue publicada para armar un escándalo nacional e internacional para seguir acusando al gobierno del presidente Hugo Chávez de que aquí se respeta la libertad de expresión. Estamos nuevamente en presencia de una provocación que lamentablemente ya alcanzó parte de su malévolo objetivo.
Qué se pude pensar de un individuo como Leocenis García que hace algunas semanas admitió a través de su cuenta de twitter ser amigo de un líder mafioso de las cárceles, cuando el Estado intentaba sofocar la crisis que se genero en l El Rodeo I y II: “ Si soy amigo de Wilmer Brizuela, el pram de Bolívar y cuál es el peo? Es escribió. Además con el mayor cinismo en otro mensaje celebraba lo complicado que estaba siendo solucionar el conflicto: “Condicionan la rendición y entrega del penal, si renuncia el Ministro de Relaciones Interiores. Ay papá “
Mucha gente se pregunta como el editor de este semanario paga una abultada nómina de periodistas que ganan sueldos superiores a los cuatro mil bolívares. Incluso algunos han llegado a sospechar de acuerdos financieros con banqueros y grandes empresarios enemigos del gobierno del presidente Chávez.
Recientemente Eleazar Díaz Rangel manifestaba que “El periodismo venezolano está en su peor momento porque la misión fundamental del periodismo y de los periodistas es la búsqueda de la verdad, y ese es un valor que hoy está desechado porque hay otros intereses de orden político que predominan cuando se hace periodismo”
Nosotros agregaríamos al comentarios de Díaz Rangel que más que el interés político está privando el interés económico de algunos dueños de medios y supuestos periodistas que han conseguido en los enemigos de Chávez una fuente propicia para amasar fortunas mintiendo , manipulando y provocando reacciones para el escándalo.
El caso de Sexto Poder es apenas una pequeña muestra de cómo en este país los mercenarios, los gánster y los capos encontraron en la “libertad de expresión” una justificación para delinquir. Qué importante sería que se revisará toda esta semántica engañosa que ha sido utilizada para manipular a los gobiernos: “censura”, “derechos humanos”, “libertad de expresión”, “libertad de prensa”, etc.
Por cierto que parte de esas pistolas apuntan sobre todo a funcionarios honestos y responsables como la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz que desde que llegó al Ministerio Público, por primera vez en al historia del país intenta garantizar los derechos constitucionales a todos los venezolanos y principalmente a las mujeres que tanto han sido vejadas.
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