Supone así de buena manera, una coincidencia en cuanto a propagar sin restricción y limitaciones informaciones no verificable que permiten al común de la gente enterarse, analizar y sacar sus conclusiones, bien sea objetivo o subjetivo, dependiendo de la capacidad analítica del lector, de cualquier hecho, decisión o medida de gran alcance.
La discrepancia entre ellos, para desagrado de los asiduos lectores de Aporrea, estriba en que los insinuados en los cables de Wikileaks inmediatamente emiten sus razones y pareceres de los hechos. Algunos lo refutan y otros lo justifican de manera pública. No así con los aludidos en los escritos de Aporrea, que internamente adentro de sus anillos que los mantiene alejado del pueblo se hacen los locos y además se aprovechan de la inexistencia de puntos de encuentros, de contacto para responder las profusas quejas, puntos de vistas, recomendaciones, aportes y apoyos necesarios de compatriotas que de una manera incomprensible, ilusa e ingenua por no percatarse que mientras no se crea las herramientas de comunicación real entre gobernantes y gobernados comporta un ejercicio ocioso el estar criticando.