Piedad: Colombia está secuestrada por paramilitares

Para la exsenadora, el gobierno de Santos debe desmontar estos grupos para lograr la paz.

Para la exsenadora, el gobierno de Santos debe desmontar estos grupos para lograr la paz.

Credito: Agencias

5 mayo 2016 - Representantes del Gobierno de Colombia retomaron a finales del mes de abril en Cuba los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), suspendidos en marzo pasado.

Durante una breve visita al país con motivo del Congreso de Intelectuales por la Paz, Ciudad CCS entrevistó a la exsenadora colombiana Piedad Córdoba. Entre otros temas se le consultó si antes de restablecer las conversaciones, el presidente Juan Manuel Santos debía ofrecer garantías de que el paramilitarismo será desmantelado, tal como lo contempla la propuesta hecha por las FARC.

"El Gobierno tiene que presentar un plan, no solamente a la insurgencia, sino a la sociedad colombiana, para acabar con el paramilitarismo. He dicho que el paramilitarismo tiene secuestrada a nuestra sociedad", respondió.

—Usted, en lo personal, ¿cree realmente que hay formas de desmontar el paramilitarismo?

—-Desde el principio, hace más de quince años he venido denunciando que la sociedad colombiana está secuestrada por el paramilitarismo, y no hay que negar que el destino del país está en la base social. La decisión de acabar con esa organización armada le compete al Gobierno Nacional; es el que tiene la obligación de desmontar el paramilitarismo, que hoy resurge y se nutre del narcotráfico.

—¿Qué formula debería adoptar el Gobierno para desmantelar el paramilitarismo?

—Simplemente implementar una política de sometimiento, porque, entre otras cosas, (los paramilitares) pueden actuar en las regiones donde podría estar ubicada la resistencia contra la implementación de los acuerdos firmados.
Precisó que las FARC no pueden entregar las armas de una sola vez y sin condiciones: "A medida que se vayan firmando los acuerdos se van entregando las armas. Entregar las armas para que maten a todo el mundo me parece una estupidez de parte de la insurgencia".

Recordó que cuando las FARC se desprendan de sus armas, los paramilitares –sus más encarnizados enemigos– serán la única organización civil armada de Colombia. "El Gobierno sabe que el proceso (la dejación de las armas) puede dar al traste, por la incapacidad, entre comillas, (del Gobierno) para combatir el paramilitarismo", aseguró.

El pasado 28 de marzo, cuatro días después de postergar la firma de los acuerdos, Santos hizo pública su exigencia de "que la insurgencia abandone las armas para poder hacer política y circular por todo el territorio nacional".

—¿Por qué no han llegado a un acuerdo sobre ese punto?-

—Porque el Gobierno sostiene que el paramilitarismo no existe y la insurgencia estima que sí existe, y muchos sectores de la sociedad –como en mi caso particular– declaramos que sí existe. Yo he dicho que la sociedad está secuestrada por los paramilitares. Incluso, hace poco realizaron un paro armado.

—¿Qué otras diferencias obstruyen el proceso?

—Hay varias, entre ellas el suceso del Conejo (población rural de la Goajira), donde el Gobierno Nacional armó toda una tormenta porque grupos del pueblo, de la comunidad, se arremolinaron a recibir a sus comandantes, a hacer pedagogía de la paz y, además, algunos guerrilleros iban armados para proteger a sus jefes militares. Fue el temor a las críticas lo que provocó esa reacción oficial.

Córdoba se refería a una autorización del Gobierno para que los negociadores de las FARC en La Habana se reunieran con sus comandos en Colombia para explicarles el rumbo de los diálogos.

Al observar el despliegue armado durante el encuentro, el representante del Gobierno en La Habana, Humberto de la Calle, anunció que "por instrucciones del Presidente, las visitas de los delegados de las FARC a sus campamentos para hacer pedagogía sobre los acuerdos quedan suspendidas", refirió el mes de febrero el portal web Resumenlatinoamericano.org.
Para Córdoba, la verdadera traba para firmar la paz no fue ese incidente y ni siquiera los acuerdos, "el principal obstáculo ha sido la dificultad para implementar los acuerdos", precisó.

La confianza en el presidente

—En mayo, durante el cese al fuego declarado unilateralmente por las FARC, el Gobierno disparó contra sus miembros causando varios muertos. A pesar de eso, ¿usted confía en la buena fe de Santos?

—Santos y la insurgencia aceptaron llegar a acuerdos en medio de la guerra. Para nosotros es un contrasentido, porque envía un mensaje muy distorsionado y la opinión pública no logra atarse verdaderamente al tema de la paz.

—A comienzo de abril fue víctima de un atentado por parte de hombres armados en el departamento del Chocó. ¿Cree que este hecho forma parte de una doble estartegia o deberíamos llamarlo doble discurso?

—Sí. A mí me parece imposible que el paramilitarismo haga un paro armado que ni la policía ni el ejército logren contenerlo ni atajarlo. Obviamente, yo soy un blanco perfecto para esos intereses, y hay un sector muy importante por su violencia, por el poder bélico que ejerce, totalmente opuesto al proceso de paz, porque la guerra es un negocio de armas, de narcotráfico y de tierras, aparte de la defensa del modelo. Es un Estado dentro del Estado, que se ampara mucho en las multinacionales, y hay un sector de Uribe Vélez que tiene mucho que ver con impedir el proceso de paz y las reformas estructurales en Colombia.

Cano: un asesinato costoso

Piedad Córdoba calificó de "contradicción profunda con el tema de los acuerdos el haber asesinado a Alfonzo Cano (designado jefe de las FARC tras la muerte de Marulanda), quien pudo haber dado mayor celeridad a este proceso".

Hay que recordar que en enero de 2011 Cano, entonces jefe máximo de las FARC, dio el visto bueno para lograr acercamientos secretos con miras a los diálogos de paz.

Para Córdoba genera mucha desconfianza que movimientos no alzados en armas sean asesinados, como es el caso del movimiento Marcha Patriótica. Le han asesinado alrededor de 120 de sus militantes en los últimos dos o tres años. Solamente en marzo fueron asesinadas 28 personas.

El gobierno obstruye el diálogo

Según Córdoba, "el Gobierno es responsable, en este momento, de los obstáculos al proceso de paz. El ministro de la Defensa (Luis Carlos Villegas) dice que el paramilitarismo no existe, que todo es un invento. Le pregunto: ‘¿El paro armado en departamentos del Chocó, sitiados totalmente por el paramilitarismo, fue inventado por nosotros?"

—¿Están claros el Gobierno y la FARC en las garantías de seguridad personal y de participación política de la insurgencia?

—No lo veo, no solo para la insurgencia sino también para el movimiento social y popular, y esto es un obstáculo muy grande para la firma de los acuerdos.

—¿Cree que el presidente Santos y su representante en la mesa de diálogo han evaluado bien el problema de la seguridad?

—El Gobierno tiene que ser consciente de ello, porque en sus propias narices ha habido momentos del proceso de restitución de tierras en los que han sido asesinados los dirigentes, casi que a los pies de los ministros respectivos.

Venezuela, objetivo crucial de EEUU en América Latina

Piedad Córdoba se refirió a la reunión que en febrero pasado sostuvieron los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de EEUU, Barack Obama, donde rebautizaron el Plan Colombia como Plan Paz Colombia y evaluaron su influencia en la región.

"Es lo peor que le puede pasar a Centroamérica, y es de advertirlo: es una forma de mantener (activa) la inteligencia norteamericana", alertó. "El Plan Colombia no es solo una estrategia de contrainsurgencia, es todo un plan de persecución del movimiento social y popular, es decir, ellos son los que ejecutan los proyectos, los que mandan a los mercenarios y nosotros ponemos los muertos y las tierras", dijo.

El triángulo de la injerencia

Se mostró "preocupada" por la estrategia del Triángulo Norte –El Salvador-Guatemala-Honduras– apoyado por el Plan Colombia. EEUU destinó este año 750 millones de dólares con el fin de consolidar la iniciativa como una "estrategia de compromiso con Centroamérica".

"Ahí está el reto de nosotros, enfrentar esta arremetida tan fuerte que tiene como cabeza de playa a Venezuela, fundamentalmente dirigida a recuperar la región. Tenemos que recordarle a Estados Unidos que América Latina no es la misma que antes de Chávez".

Luego de la llegada de Chávez a la presidencia en 1998 se fortaleció la unidad entre los países de América Latina y El Caribe, entre otras cosas con la creación de organismos como la Unasur y Celac.



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