En el marco de un encuentro mundial en Roma

Convoca El Vaticano a inédita cumbre de movimientos populares

Credito: Web

Roma, octubre 25 - Más de 150 líderes de diversas agrupaciones participarán en el “Encuentro Mundial de Movimientos Populares”, que se llevará a cabo en Roma del 27 al 29 de octubre próximo y que incluirá dos horas de diálogo pregunta-respuesta con el Papa Francisco.

La reunión fue organizada de manera conjunta por la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, el Pontificio Consejo Justicia y Paz con el apoyo de Juan Grabois, responsable de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular.

“Nuestro encuentro expresa la necesidad de promover la organización de los pobres para construir desde abajo la alternativa humana a esta globalización excluyente que nos arrebata hasta los derechos sagrados al techo, el trabajo, la tierra, el ambiente y la paz”, dijo Grabois.

Durante la presentación de la iniciativa, en la sala de prensa del Vaticano, el activista argentino explicó que los organizadores hicieron un esfuerzo para garantizar la presencia de dirigentes de organizaciones que representan “a los sectores más empobrecidos, golpeados y perseguidos”.

Señaló entre los objetivos principales de la asamblea el “compartir el pensamiento social de Francisco” y “debatir las causas de la creciente desigualdad social y el aumento de la exclusión en todo el mundo”.

Además de reflexionar sobre las experiencias organizativas de los movimientos populares en la resolución de las problemáticas de tierra, vivienda trabajo y evaluar cuál es el rol en los procesos de construcción de la paz y en el cuidado del ambiente.

Asimismo se discutirá la relación de estos movimientos con la Iglesia, analizando cómo avanzar en la creación de una instancia de articulación y colaboración permanente.

Según Grabois, esta instancia podría plasmarse en un Consejo Mundial de Movimientos Populares, un organismo independiente y fuera de las estructuras del Vaticano, cuyos miembros no necesariamente sean católicos.

Insistió que los participantes forman parte de organizaciones de base construidas por quienes “ven vulnerado, amenazado o directamente cercenado su inalienable derecho al trabajo decente, al techo digno, a la tierra fértil”.

Entre ellos mencionó a los trabajadores precarizados, desempleados, los campesinos, los sin tierra, los pueblos originarios, los migrantes y desplazados, quienes viven en los suburbios y asentamientos informales, “marginados, olvidados, sin infraestructura urbana adecuada”.

Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, advirtió que el encuentro evitará cualquier tipo de “politización en el sentido negativo del término” y de “ideologización inútil”.

Pero precisó que “sí se busca politizar” positivamente, porque es necesario que “entren en la mente de los líderes políticos” los problemas de los excluidos, ya que ellos “tienen la responsabilidad en el bien común” y para resolverlos se necesita “cierta presión”.

Entre los asistentes al encuentro destacan líderes como Sergio Sánchez, presidente de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores de Argentina, o Joao Pedro Stédile, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil.

A ellos se suman otros representantes de países latinoamericanos como Honduras, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Guatemala, Ecuador, Venezuela y Cuba.

De México participarán Silvia Ribeiro, directora del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración; Víctor Hugo López Rodríguez, director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, y Martín Esparza Flores, del Sindicato Mexicano de Electricistas.

Además de Wilmar Federico Joachin López, del Movimiento Indígena-Campesino de Chiapas; Verónica Villarreal Moreno del Consejo Coordinador Obrero Popular (COCOPO-MLN) y Carlos Marentes, de la asociación Trabajadores Agrícolas de la Frontera Estados Unidos-México.

“Se trata de practicar la cultura del encuentro, este encuentro no expresa ninguna posición ideológica o política, ni nada por el estilo, es un diálogo donde cada uno va a exponer con coraje pero con respeto lo que piensa”, aclaró Juan Grabois.

“Eso no implica que lo que uno piense es lo que piensa la Iglesia, ni el Papa Francisco, ni alguno de los otros participantes, es simplemente un intercambio de opiniones para buscar alternativas a una globalización de la indiferencia, de la muerte, de la exclusión”, abundó.


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